Si hoy es lunes
Si hoy es lunes esta es la Espa?a de los setenta. El lunes es el d¨ªa en que reconocemos nuestra derrota frente a los d¨ªas laborables. Y el mayor s¨ªntoma de esa derrota es quedarse en casa a ver la tele de modo masivo. Los lunes se ha desencadenado una batalla televisiva por el horario estelar que se suma a esta Espa?a en regresi¨®n. Isabel, Tu cara me suena y La que se avecina pugnan con recursos cl¨¢sicos: narraci¨®n hist¨®rica, concurso de imitadores y humor ib¨¦rico.
La serie de TVE pierde adeptos, pero ha dejado claro que el drama hist¨®rico funciona bien en la televisi¨®n p¨²blica por el aura institucional que hace que hasta las campanadas de fin de a?o suenen m¨¢s nacionales. Otro asunto ser¨¢ saber si la cadena p¨²blica, esquilmada de ambici¨®n, ser¨¢ capaz de sostener una l¨ªnea de ficci¨®n poderosa. El concurso para famosos que presenta Manel Fuentes, que lo compagina con su consolidado programa matinal en Catalunya Radio, propone una nueva entrega, sin renunciar a Santiago Segura, que se convirti¨® en el invitado so?ado. No en vano fue de concursante en la tele como lleg¨® a financiar sus primeros cortometrajes y conoce el oficio desde las dos caras, algo muy inhabitual y que explota con tino.
La que se avecina, pese a muchos imitadores de su tebeo a lo Ozores, atesora la esencia fundacional de Aqu¨ª no hay quien viva. Se plantea sin rubor no ya el humor, sino algo ocho o nueve escalones por encima. Los actores act¨²an sin freno, como si a Paco Mart¨ªnez Soria o a Gracita Morales se les pudiera inyectar clembuterol. Para alimentar el reparto va a ser necesario que el Actor¡¯s Studio lo pase a dirigir Louis de Fun¨¨s. Si el gui¨®n es precipitado y de brochazo, y la realizaci¨®n brusca y sutil como un bocadillo de panceta, el jaleo es salvado por actores no ya pasados sino ultravitaminados. Jos¨¦ Luis Gil, Macarena G¨®mez o Jordi S¨¢nchez arremeten cada frase con tal pureza en la sobreactuaci¨®n que uno no puede dejar de mirarlos rendido de admiraci¨®n. Puede que sea una debilidad propia, pero si a la televisi¨®n le gusta la carne muy hecha no hay nada m¨¢s honesto que prenderla fuego.
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