Oleaje en torno a un poeta
Caballero Bonald, F¨¦lix Grande, Francisco Nieva y Jos¨¦ Ram¨®n Ripoll rinden tributo a la figura y la obra de Carlos Edmundo de Ory, fundador del postismo
Carlos Edmundo se burlaba de los solemnes, se re¨ªa de los retr¨®grados y desafiaba al mundo con su desobediencia. Se fue de una Espa?a que le ol¨ªa a metralla, a curas y a censura y se hizo bibliotecario en Francia, en los a?os 50, y volvi¨® de vez en cuando, pero siempre fue un exiliado que como patria s¨®lo ten¨ªa C¨¢diz, el mar en el que naci¨® en 1923.
F¨¦lix Grande, su colega, lo atrajo a la poes¨ªa espa?ola en 1970, cuando public¨® su antolog¨ªa de la poes¨ªa de posguerra, y lo situ¨® como un raro entre los que aqu¨ª practicaban el garcilasismo o la poes¨ªa social. Anoche, en el Instituto Cervantes, Grande estuvo entre los que rindieron homenaje al poeta que invent¨® el postismo y que muri¨® en noviembre de 2010 habiendo siendo minuciosamente ninguneado por todos los premios oficiales de la literatura.
Era un personaje singular. Escond¨ªa en la copa de los ¨¢rboles los zapatos de sus interlocutores, recitaba como si su voz viniera de una ultratumba nerviosa. Francisco Nieva, que fue uno de sus grandes amigos, lo invit¨® a merendar en su casa cuando lo conoci¨®, en torno a 1945, y all¨ª se qued¨® seis meses, escribiendo poemas que parec¨ªan escritos desde la experiencia del LSD. Usaba bufandas enormes, de colores muy vivos, y sus cartas tambi¨¦n estaban escritas como si hiciera banderas anarquistas para los amigos que en alg¨²n momento pudieran creer que ¨¦l mismo era uno de sus poemas postistas.
Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald lo vio vio desde?oso y desobediente con los solemenes, "siempre presto al desacato", autor de una poes¨ªa que, como la buena literatura, "proven¨ªa de la dedicaci¨®n fervorosa de un visionario".
Jos¨¦ Ram¨®n Ripoll explic¨® que el acto del Instituto Cervantes se llam¨® Oleaje porque as¨ª fue como Ory quiso, hace a?os, ser reconocido por un grupo de j¨®venes poetas que quisieron rendirle homenaje en C¨¢diz. Homenaje, no: oleaje, "como el que ¨¦l contemplaba mirando el mar de C¨¢diz". Oleaje, ruptura, una especie de terremoto personal que en el acto de anoche, mientras V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, director del Cervantes hablaba de las invenciones desobedientes del posista, miraba desde una enorme fotograf¨ªa en la que Ory era dos, uno que miraba atentamente, con sus ojos chiquitos, burlones pero atentos, y otro que se iba dentro de la bruma de un lugar que parec¨ªa un pueblo franc¨¦s, el lugar desde el que a?oraba el mar de C¨¢diz.
Estaba Laure Lacheroy, la viuda, pintora, presidenta de la fundaci¨®n Carlos Edmundo de Ory. A ella le complacen los homenajes que ahora recibe el poeta; no dijo ni una palabra (y todos se refirieron, sin embargo a ello) de la punter¨ªa que tuvo la literatura que da premios, que no concedi¨® sino uno, y local, al escritor gaditano. Ahora, sin embargo, en su tierra (en su mar, m¨¢s bien) se suceder¨¢n actividades en su reconocimiento. Ella ley¨® el texto de Nieva, que no pudo ir. Ory, dijo su amigo, "es un misterio exquisito", necesitado de exotismo, "sumergido en una Atl¨¢ntida o algo por el estilo". "En un pa¨ªs tan desde?oso no tuvo la audiencia que mereci¨®".
Y la que tuvo le vino, como se?al¨® De la Concha, gracias a la antolog¨ªa de F¨¦liz Grande, publicada en 1970. Y a¨²n entonces Grande tuvo que vencer la resistencia de la censura que quiso anular versos (contra Hitler, a favor del erotismo m¨¢s desenfundado) en los que resid¨ªa la enorme carga simb¨®lica del autor de los Aerolitos. Bascul¨® siempre, explic¨® Caballero Bonald, "entre la inteligencia y el disparate", "entre la anarqu¨ªaa y la inocencia", y desafi¨® "un tiempo hostil, asfixiado de consignas posb¨¦licas" de las que huy¨® aterrado en 1953. Era "un abanderado de la transgresi¨®n, un indignado de su tiempo", que escribi¨® gran literatura porque "ten¨ªa un sacralizado sentido de la poes¨ªa". Dec¨ªa Gimferrer que si quieres saber qu¨¦ es poes¨ªa lee a Carlos Edmundo de Ory. "Pues eso", pareci¨® decir Caballero Bonald bajo la atenta mirada burlona que su colega gaditano marcaba desde la fotograf¨ªa que presidi¨® el acto en el Cervantes.
Babelia
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