La tragedia perfecta de 1714
S¨¢nchez Pi?ol publica en castellano 'Victus', donde novela el sitio de Barcelona
La tragedia perfecta: un pueblo dispuesto al sacrificio total y que obliga a sus clases dirigentes a luchar hasta el fin; un rey y un emperador contra la gente de la calle; miserias de alta alcurnia y hero¨ªsmo popular; personajes que saltan al bando perdedor por convicci¨®n¡ Todo eso re¨²ne el asedio de Barcelona de 1714 por las tropas de Felipe V. ¡°Ese episodio es de un capital simb¨®lico que ya querr¨ªan tener muchos pa¨ªses; en el siglo XIX, los ni?os barceloneses no jugaban a guerras sino a ser borb¨®nicos y austricistas¡ Es el Far West de los catalanes, la tragedia perfecta¡±, cree el escritor Albert S¨¢nchez Pi?ol, a¨²n hoy sorprendido de la potencialidad narrativa que conten¨ªa esa realidad. ¡°Tras 10 a?os de llevarla en la cabeza", el autor del best-seller La pell freda y de Pandora al Congo (ambas, por cierto, tambi¨¦n con asedios incorporados) ha decidido novelizar el episodio hist¨®rico en Victus (La Campana), cuyas 600 p¨¢ginas ya est¨¢n en las librer¨ªas.
Asegura S¨¢nchez Pi?ol que quer¨ªa explicar la historia ¡°desde abajo y por los de abajo, con la rauxa (locura) que generaban los propios acontecimientos¡±. Especialmente dotado para la capacidad fabuladora, el autor encontr¨® la voz en la figura en principio de educaci¨®n racional y cartesiana de Mart¨ª Zuvir¨ªa, personaje real pero citado s¨®lo cinco veces y de manera muy somera en la ingente documentaci¨®n que manej¨®. ¡°Aparece como ayudante general del oficial Villarroel, en misiones especiales dentro y fuera de la ciudad, tambi¨¦n como traductor y, adem¨¢s, fue de los pocos austricistas que estuvo luchando en la calidad que luego pudo huir al extranjero¡±, enumera el autor. Con ese perfil envidiable, al que el autor hace dictar sus memorias, redondea haci¨¦ndolo disc¨ªpulo en su juventud del marqu¨¦s de Vauban y sus t¨¦cnicas de fortificaci¨®n y lo pespuntea con humor en un t¨¢cito homenaje a la novela picaresca, S¨¢nchez Pi?ol enlaza un relato de alto e inusual rigor hist¨®rico (¡°hay mucha documentaci¨®n de hechos que casi no he tenido m¨¢s que arrastrar y resituar puntos y comas de la fuerza que ten¨ªan¡±) y que, en consecuencia, incomodar¨¢ a algunos lectores de toda condici¨®n.
Por un lado, se refleja la extrema sa?a con la que actuaron las tropas borb¨®nicas. ¡°El bombardeo civil al que se somete a la ciudad no era habitual en la ¨¦poca, la cultura de guerra de la ¨¦poca obligaba a abrir brechas en los muros y baluartes y a hacer entrar por ah¨ª las tropas; s¨®lo se entiende por la efervescencia del conflicto¡±, defiende el escritor, con un Felipe V especialmente molesto por la tozudez catalana a someterse. Por otro lado, en general las clases burguesas catalanas y ciertos cargos de la Generalitat (¡°los felpudos rojos¡±, como se les bautiza en m¨¢s de una ocasi¨®n desde el pueblo y recoge el libro) no tienen un papel muy heroico. ¡°La burgues¨ªa catalana vot¨® contra la guerra pero fue la presi¨®n de los elementos populares lo que les oblig¨® a cambiar el sentido del voto; en Valencia y Arag¨®n decidieron no luchar: comprensible porque evitaron desparramar sangre pero hoy no tienen ese capital simb¨®lico de Catalu?a¡±.
Encarna esa dicotom¨ªa la figura de Rafael Casanova, h¨¦roe oficial catal¨¢n que en la novela ¡°tiene una actitud digna pero se le ve forzado en su papel heroico¡±; en el lado opuesto, el general Villarroel, ¡°un hombre de cultura castellana y que por eso en otras ¨¦pocas ha quedado desplazado en la historia¡±. El primero nunca sufri¨® represalias y tiene estatuas en la ciudad; del segundo, que inicialmente luch¨® con las tropas borb¨®nicas para pasar luego a las austricistas, fue incluso torturado tras la ca¨ªda de la ciudad; S¨¢nchez Pi?ol le homenajea t¨¢citamente. ¡°?Por qu¨¦ nos ha de incomodar hoy, en pleno siglo XXI, que uno de los defensores m¨¢s valientes de Barcelona fuera de cultura castellana?¡±.
La pol¨¦mica entre lo catal¨¢n y lo castellano aflora tambi¨¦n indirectamente en esta novela a partir de que S¨¢nchez Pi?ol, uno de los grandes nombres de las letras catalanas de hoy, ha optado por escribir, por primera vez, directamente en castellano. ¡°Ten¨ªa ya casi un centenar de p¨¢ginas en catal¨¢n y no me pregunten por qu¨¦ pero aquello no funcionaba; la aparqu¨¦ hasta que traduje la primera en castellano y entonces vi que ten¨ªa m¨¢s sentido. Creo que el simple hecho de escribirlo en otro idioma me permit¨ªa crear cierta distancia hist¨®rica; tambi¨¦n est¨¢ que toda la documentaci¨®n consultada era en castellano¡ De todos modos, un creador se ha de poder dejar ir con toda tranquilidad¡±.
Victus llega en plena eclosi¨®n popular de la demanda soberanista en Catalu?a, algo no demasiado ajeno seg¨²n el autor a los episodios que novela. ¡°Felipe V se impuso pero el tema no qued¨® resuelto; lo que hemos tenido es un par¨¦ntesis de 300 a?os; la crisis no ha hecho m¨¢s que cristalizar muchas delas cosas que se arrastran desde aquellos d¨ªas¡±.
En cualquier caso, el libro est¨¢ siendo ya traducido al catal¨¢n por el reputado Xavier P¨¤mies en un proceso que ¡°no est¨¢ siendo f¨¢cil porque el catal¨¢n no tiene tanta riqueza l¨¦xica para determinados argots, como el caso de Zuvir¨ªa¡±, opina S¨¢nchez Pi?ol, que cree que la versi¨®n podr¨ªa estar en el mercado en abril del a?o pr¨®ximo. Tambi¨¦n se han vendido ya los derechos para verterse al franc¨¦s, ruso, alem¨¢n y holand¨¦s. Mientras, la productora Brutal Media ha adquirido los derechos para su traslaci¨®n a la gran pantalla, con un guion del propio autor, que en este caso juega -¡°por razones t¨¦cnicas, la imagen pide otros registros¡±- con que el narrador sea totalmente opuesto al de la novela: el duque de Berwick, el mariscal franc¨¦s que expugn¨® Barcelona. A Zuvir¨ªa se lo reserva para nuevas entregas que no descarta. ¡°La posibilidad de que este personaje explique el siglo XVIII me atrae, creo que promete¡±. Como Victus.
Babelia
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