Paul Goldberger: ¡°Los miles de edificios sin calidad acabaron con la econom¨ªa¡±
El cr¨ªtico de arquitectura del 'New York Times' presenta su nuevo ensayo sobre la disciplina En ¨¦l indaga en la capacidad de las construcciones para mover al pensamiento y la emoci¨®n
Premio Pulitzer por su labor como cr¨ªtico de arquitectura en el New York Times, el historiador Paul Goldberger (Nueva Jersey, 1950) ha explicado Por qu¨¦ importa la arquitectura (Ivory Press. Traducci¨®n de Jorge Sainz) en un ensayo que lleva ese t¨ªtulo y que presenta a esa disciplina como un veh¨ªculo para sentir y pensar. Due?o de una mirada ecl¨¦ctica y ¡°poco puritana para ver las cosas¡± ¡ªcomo ¨¦l mismo la define¡ª reconoce que cuando eligi¨® la Universidad de Yale para aprender de sus grandes edificios modernos lo que m¨¢s le sorprendi¨® fue el neog¨®tico de la torre que James Gamble Rogers hab¨ªa levantado en el campus y que nunca hab¨ªa visto en un libro de arquitectura. ¡°No soy dogm¨¢tico. Hay muy pocas cosas en la vida de las que piense que solo se pueden hacer de una manera. Eso ha condicionado mi mirada. Todav¨ªa me cuesta entender a los talibanes de la arquitectura que solo admiten una manera de actuar¡±, explica en la galer¨ªa madrile?a donde ha venido a presentar su libro.
?C¨®mo demostrar que la arquitectura importa a una sociedad como la nuestra, que la relaciona con la avaricia y la especulaci¨®n? Goldberger sostiene que a veces los edificios mediocres son los que m¨¢s cosas dicen. ¡°La especulaci¨®n tiene m¨¢s que ver con la mala arquitectura que con la buena. En la ¨²ltima generaci¨®n hemos construido demasiado. Ni nuestros recursos ni nuestras necesidades justifican lo que se ha erigido¡±, comenta. Con todo, su ensayo habla m¨¢s de emociones, que de necesidades. ¡°Creo en la arquitectura sostenible como en una necesidad, pero tambi¨¦n en el poder de afectar nuestra vida que tiene la arquitectura¡±. A pesar de esa mirada que juzga el largo plazo de la disciplina, Goldberger acepta reflexionar sobre la culpa de la cr¨ªtica en las burbujas arquitect¨®nicas. ¡°Hemos hecho demasiado para favorecer y promover la arquitectura espect¨¢culo. Pero aunque sean muy visibles, los edificios de las estrellas no son los causantes de la crisis econ¨®mica. Por cada edificio excesivo de un arquitecto famoso hay miles de inmuebles sin calidad. Esos miles de edificios sin calidad acabaron con la econom¨ªa. La prensa no habl¨® de ellos. De eso somos culpables. No de apoyar la arquitectura-espect¨¢culo¡±.
?C¨®mo demostrar que la arquitectura importa a una sociedad como la nuestra, que la relaciona con la avaricia y la especulaci¨®n?
El autor estadounidense prepara la biograf¨ªa de Frank Gehry ¡ª¡°autorizada porque ¨¦l coopera, pero no porque pueda opinar¡±¡ª y no comparte que el autor del Guggenheim de Bilbao haya terminado parodiando su propia creatividad. ¡°Gehry es autor de un idioma propio y todo lo que haga va a tener un aire de familia, pero rechaza encargos cuando considera que no son oportunidades para exigirse un poco m¨¢s. Es dif¨ªcil ser un arquitecto creativo. Si tus trabajos cambian te acusan de inconsistente. Si no lo hacen, de autoparodiarte¡±, defiende.
El cambio es, admite, la ¨²nica manera de mantener vivas las ciudades. Sin embargo, las metr¨®polis se parecen cada vez m¨¢s ?Qu¨¦ se puede hacer? ¡°No es la primera vez en la historia que esto sucede. La monocultura se vence con esfuerzo por mantener las identidades. Cada vez hay m¨¢s inter¨¦s en lo original, por eso los lugares que no borren el pasado ser¨¢n m¨¢s atractivos. En el ¨²ltimo siglo las ciudades han crecido de manera muy parecida entre ellas y muy diversa a como lo hab¨ªan hecho hasta entonces¡±, explica. Goldberger piensa que Internet ha cambiado el sentido de la palabra comunidad y por eso ¡°la arquitectura ha dejado de ser el ¨²nico escenario para la vida humana¡±. Con todo, asegura que su funci¨®n sigue siendo antigua: ¡°La creaci¨®n de lugares y de memoria, lo que constituye lo aut¨¦ntico en la era virtual, es un reto que deberemos entender¡±.
Sostiene Goldberger que los arquitectos solo pueden construir lo que la sociedad les permite hacer. Pero admite que ¡°existe un grupo cada vez mayor de profesionales interesados en dejar m¨¢s huella en el tejido social de la sociedad que en el cultural¡±. Y es consciente de que ese grupo ¡°se encuentra muy inc¨®modo pensando que su profesi¨®n solo les permite firmar espacios para gente rica. Quieren utilizar su talento para mejorar la sociedad¡±. Frente a ese cambio, el cr¨ªtico se muestra optimista. Y aunque recuerda que en los sesenta y los setenta hubo movimientos en esa direcci¨®n ¡°que generaron mucho di¨¢logo, algunos beneficios y no mucha arquitectura de gran calidad¡±, los ve regresar m¨¢s informados y conocedores de las consecuencias de actuar solo planteando problemas. ¡°Hoy hay m¨¢s posibilidades de hacer las cosas bien. Esta es una de las buenas consecuencias del desastre econ¨®mico de los ¨²ltimos a?os. Est¨¢bamos alcanzando un exceso muy peligroso. Corregir eso es doloroso. Pero tambi¨¦n lo es seguir construyendo demasiado¡±.
Sobre las elecciones en Estados Unidos, explica que lo que m¨¢s le preocupa es la paulatina desaparici¨®n de la clase media ¡°en EE UU y en el mundo¡±. ?Puede la arquitectura hacer algo? ¡°Como profesi¨®n y sola, no. Pero si los arquitectos se atreven a hablar, si colectivamente deciden decir algo y si algunas veces rechazan encargos inapropiados, las cosas pueden cambiar. La construcci¨®n ha sido una excusa perfecta para esconder dinero negro y mucha corrupci¨®n¡±. Cuenta que hay quien, sin ser corrupto, dise?a o construye pisos para que los clientes blanqueen dinero. ¡°Ese proceder no ayuda a sanear la sociedad ni la econom¨ªa. No hacerlo rompe un c¨ªrculo vicioso. Muchos pisos levantados para blanquear dinero permanecen vac¨ªos, destrozan las ciudades y encarecen el coste de los otros pisos. Hay muchas circunstancias hoy en las que creo que el mejor edificio es no hacer ning¨²n edificio. No necesitamos m¨¢s¡±.
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