¡°No necesitamos libros, pero s¨ª las historias¡±
Jostein Gaarder, autor de 'El mundo de Sof¨ªa', presenta su libro infantil 'Me pregunto...' y pronuncia el discurso inaugural de la Casa del Lector en Madrid
¡°?De d¨®nde viene el mundo? ?Hay algo que haya existido siempre? ?O todo surgi¨® de la nada?¡± Si no cree que menos de veinte palabras puedan suscitar m¨¢s reflexi¨®n que una colecci¨®n completa de enciclopedias, valga la muestra. Jostein Gaarder, el escritor que revolucion¨® hace dos d¨¦cadas la divulgaci¨®n de la filosof¨ªa con su celeb¨¦rrima novela para adolescentes El mundo de Sof¨ªa, de la que se han vendido 30 millones de ejemplares en 61 lenguas, no solo tiene esa certeza, sino que aplica la ense?anza sin excepci¨®n a su obra, as¨ª como a su particular paso para andar el azaroso camino de la existencia. Su ¨²ltimo trabajo, Me pregunto¡(Siruela), no contiene por esa misma raz¨®n ni una sola palabra (entre todas las que hay de por s¨ª suman pocas) que no aparezca encuadradas por unos muy sagaces signos de interrogaci¨®n. Y sin afirmaciones ni peroratas, consigue provocar pensamientos e ideas tan evocadores como profundos.
¡°?Puedo querer a otra persona tanto como me quiero a mi mismo? ?Qu¨¦ es un buen amigo?¡± No hay sabio que pueda aportar una soluci¨®n certera a esos enigmas, aunque tampoco es ese el objetivo del escritor (al menos no exclusivamente): el texto, acompa?ado de ilustraciones del artista Akin D¨¹zakin, est¨¢ en realidad dirigido a los ni?os. ¡°Es un libro peque?o sobre las grandes preguntas¡±, explica. Si en El mundo de Sof¨ªa la din¨¢mica consist¨ªa en mostrar las resoluciones de los fil¨®sofos respecto a las grandes cuestiones, enmarcadas en un relato, en esta ocasi¨®n las tornas se han vuelto, y es el propio lector quien debe formar sus propias conclusiones. ¡°Algunas de las respuestas, como por ejemplo qu¨¦ es el Bing Bang, existen, pero incluso aunque no las sepamos, preguntarse sobre ello aporta una experiencia profunda sobre lo fant¨¢stica que puede ser la vida en el universo¡±.
Dicharachero como un chiquillo ¡ªcuenta que a los 11 a?os comprendi¨® que exist¨ªa, la m¨¢s profunda de las iluminaciones, y que entonces se propuso no crecer nunca¡ª, dispuesto a lo que le echen, Gaarder (Oslo, 1952) se ape¨® este mi¨¦rcoles en Madrid para pronunciar el discurso inaugural de la Casa del Lector, en el Matadero, un proyecto pionero para la investigaci¨®n, formaci¨®n y difusi¨®n de la lectura y el arte. Responde con un chorro incontrolable que brota de una amplia y permanente sonrisa enmarcada en un rostro rubicundo. ?Se imagina ¨¦l un mundo sin libros? ¡°Es dif¨ªcil¡±, se detiene, cavila. ¡°Pero creo que realmente no los necesitamos: lo que hace falta son las historias¡±. ?l creci¨® en una casa repleta de vol¨²menes, pero nunca fue uno de los que los devoran: su pasi¨®n por la filosof¨ªa lleg¨® por otra v¨ªa, la de la duda. ¡°Cuando era peque?o mis padres me dieron la libertad de preguntar sin sufrir intolerancia¡±. Y eso es lo que intenta poner en valor tanto con Me pregunto¡ como con el resto de sus trabajos, muchos pensados para un p¨²blico infantil: la trascendencia de objetar, de ponderar, de ver el mundo, siempre, por los ojos de un ni?o.
Cree que el mayor problema filos¨®fico hoy es la sostenibilidad
¡°En Noruega tenemos un deporte que se llama la nataci¨®n de beb¨¦s, y que consiste en lanzar a los peque?os, incluso reci¨¦n nacidos, a la piscina. ?Y sabes lo que pasa? Que no se ahogan, porque tienen una habilidad innata. Pero si dejas pasar el tiempo, entonces tendr¨¢s que ense?arles a nadar¡±. Con el ejemplo, uno de los tantos con los que ilustra sus ideas, quiere subrayar la necesidad de educar en el pensamiento cr¨ªtico desde la cuna. Tambi¨¦n le sirve para llevar la conversaci¨®n al terreno de la sostenibilidad y la ecolog¨ªa, que percibe como el problema filos¨®fico m¨¢s acuciante de nuestra ¨¦poca, y que afectar¨¢, sobre todo, a los que est¨¢n por venir. Sobre ese tema habl¨® en su discurso en la Casa del Lector. Y sobre ¨¦l versa su m¨¢s reciente proyecto de novela, Anna. Una f¨¢bula sobre el clima de la Tierra y el medioambiente. ¡°Hasta ahora, la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos de 1948 era el mayor logro de la literatura y la filosof¨ªa, porque esas palabras no salieron de la nada, sino que est¨¢n basadas en la reflexi¨®n humana fruto de miles de a?os. Pero tambi¨¦n debemos enfocarnos en las responsabilidades y las obligaciones¡±, concluye. ¡°Espero que el siglo XXI nos traiga una Declaraci¨®n Universal de las Obligaciones Humanas¡±.
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