Klein y Moriyama asaltan Londres
La Tate Modern muestra el deslumbrante trabajo de dos autores que rompieron moldes Ambos usaron la fotograf¨ªa documental como arma de comunicaci¨®n
A Par¨ªs y Londres les separan menos de 400 kil¨®metros, menos de tres horas en tren subacu¨¢tico y menos de lo que se intuye en cuanto a estilos de vida. Les une, entre otras cosas, un amour fou ¡ªdesbocado e irreductible¡ª por la fotograf¨ªa.
Quien quiera comprobarlo puede leer las palabras que le dedica el director de la revista de fotograf¨ªa m¨¢s antigua en activo ¡ªy la m¨¢s prestigiosa¡ª, el British Journal of Photography, a la doble exposici¨®n William Klein + Daido Moriyama, inaugurada este mes en la Tate Modern: ¡°La exposici¨®n de fotograf¨ªa m¨¢s importante que podr¨¢ verse en el Reino Unido en una generaci¨®n¡±. Simon Bainbridge se refer¨ªa as¨ª, con una hip¨¦rbole sintom¨¢tica de la pasi¨®n que ha despertado, al primer gran proyecto del nuevo comisario de fotograf¨ªa de la Tate, su tocayo Simon Baker.
La muestra, que podr¨¢ verse en la capital brit¨¢nica hasta enero, forma parte de una vehemente reivindicaci¨®n de la obra de dos maestros de la fotograf¨ªa callejera y la experimentaci¨®n formal aplicada al documentalismo, de cuyo legado siguen aliment¨¢ndose las nuevas generaciones.
La misi¨®n evangelizadora sobre Klein y Moriyama se hace patente tambi¨¦n en las exposiciones William Klein. Paintings, Etc., en la galer¨ªa Hackelbury, y Tights and Lips en la Michael Hoppen, ambas en Londres. Y Par¨ªs da la r¨¦plica a su prima londinense con el ciclo oto?al que le dedica a Moriyama la galer¨ªa Polka, valedora en Par¨ªs de ambos artistas.
Lo primero que se encuentra el visitante cuando entra en la parte dedicada a Klein es una proyecci¨®n del cortometraje del fot¨®grafo Broadway by Light (1958), una inmersi¨®n en la jungla de ne¨®n de Times Square puntuada con textos de Chris Marker. En su introito, el recientemente fallecido cineasta afirma: ¡°Los norteamericanos, para consolarse de la noche, inventaron Broadway (¡). El espect¨¢culo m¨¢s fascinante, el objeto m¨¢s precioso, es la calle transfigurada por sus signos publicitarios¡±.
Ah¨ª tenemos una declaraci¨®n de intenciones sobre lo que habr¨ªa de ser el futuro de la fotograf¨ªa moderna, reflejada en una pel¨ªcula. ?En qu¨¦ sentido? Como demostraci¨®n de que la captaci¨®n que hace un fot¨®grafo de la realidad puede no tener una pretensi¨®n art¨ªstica o meramente est¨¦tica y, sin embargo, tomarse unas cuantas libertades formales para trasladar un mensaje sin limitarse a la mera transcripci¨®n o an¨¢lisis de lo que ve.
Y en eso coinciden Klein (Nueva York, 1926) y Moriyama (Ikeda, Osaka, 1938), dos autores que a trav¨¦s de su carrera rompieron con muchos moldes, hicieron arquearse unas cuantas cejas y demostraron que la creatividad aplicada a la fotograf¨ªa documental puede servir para comunicar tanto como el fotoperiodismo tradicional (herej¨ªa).
Los primeros planos desenfocados, los detalles que reclaman su protagonismo desde un rinc¨®n inicialmente desapercibido de la imagen, las simetr¨ªas supuestamente casuales pero buscadas a conciencia, las composiciones de personajes aparentemente coreografiados, la utilizaci¨®n del grano y los objetos en movimiento, las sobreexposiciones que fuerzan al ojo a anular todo lo accesorio¡ todo est¨¢ en los centenares de im¨¢genes de Moriyama y Klein que retratan la urbe y sus habitantes, ya se trate de Tokio o Nueva York.
Seg¨²n explicaba Simon Baker a la prensa, la muestra est¨¢ dividida por la mitad como una red de tenis ¡ªo como el margen de un fotolibro con dos lecturas distintas, cada una con su propio recorrido¡ª, porque se busca que el visitante descubra a cada autor pero al mismo tiempo pueda contrastar sus estilos e influencias cruzadas.
De Klein se muestran sus primeros experimentos de pinturas con luz, las fotos que tom¨® de sus murales pintados en movimiento ¡ªorigen de su inter¨¦s por la fotograf¨ªa¡ª, las im¨¢genes que dieron origen a sus fotolibros m¨¢s conocidos (Roma, Nueva York, Tokio), sus contactos pintados¡ ¡°Es una coincidencia extraordinaria¡±, destacaba Baker, ¡°que Moriyama acabe de publicar el libro Labyrinth' (Aperture), con sus contactos pintados¡±.
Si en la obra de Klein se aprecia la influencia de Marker y el universo neorrealista del realizador Federico Fellini ¡ªde quien Klein fue asistente en Las noches de Cabiria¡ª, en Moriyama se plasma la influencia, seg¨²n Baker, de Jack Kerouac y su celebrada En el camino y de Andy Warhol. Moriyama dedica una parte de su vida, en efecto, a emular el viaje de descubrimiento, como revelan sus series sobre las v¨ªas que confluyen en Tokio.
Su documentaci¨®n del barrio de Shinjuku, su colaboraci¨®n con las revistas Provoke y Record/Kiroku, la influencia del maestro Shomei Tomatsu (visible en otra ineludible muestra en el Barbican, Everything was moving), las variaciones de fotolibros con fotocopias, los experimentos con Polaroid¡ son solo una representaci¨®n de la vasta carrera de Moriyama, que tambi¨¦n participa en la exposici¨®n colectiva del MoMA de Nueva York (Tokio 1955-1970: Una nueva vanguardia), a partir de noviembre.
Simon Baker ha querido completar su homenaje a Klein y Moriyama con la publicaci¨®n ad hoc, por parte de la Tate Modern, de dos ensayos/cat¨¢logos en los que se invita a lector a participar en una conversaci¨®n con dos personas enamoradas de su obra: el propio Baker (Moriyama) y David Campany (Klein). La editorial Contrasto publica, asimismo, el volumen William Klein. Paintings, etc., sobre la muestra hom¨®nima en la Hackelbury.
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