Viaje a Hollywood con Edith Piaf
Patricia Kaas estrena hoy un disco y un espect¨¢culo dedicados a la autora de ¡®La vie en rose¡¯
El ¨²ltimo ensayo con p¨²blico antes del estreno de una gira mundial que comienza hoy en el Royal Albert Hall de Londres se celebr¨® el viernes en Conflans-Sainte-Honorine, un pueblecito situado a 40 minutos de Par¨ªs. El peque?o teatro Simone Signoret de esta aldea de Ast¨¦rix llena de restaurantes de comida r¨¢pida ¨¢rabe estaba abarrotado de campesinos y jubilados. La Francia profunda y canosa, ahorradora y exigente, recuerda bien la maravillosa voz, las extraordinarias canciones y la breve y atormentada vida de Edith Piaf, fallecida en 1963 a los 47 a?os, hija de un acr¨®bata y de una cantante ambulante, criada en un burdel de Normand¨ªa y quiz¨¢, todav¨ªa, la cantante m¨¢s importante y querida del pa¨ªs.
Durante dos horas, la gente sigue primero con cierto estupor y al final con sincero entusiasmo y palmas a comp¨¢s lo que sucede en el escenario. Que es, ciertamente, mucho. Si el espect¨¢culo Kaas canta a Piaf peca de algo, no es de falta de ambici¨®n. M¨¢s que un concierto de homenaje al mito, es una superproducci¨®n estilo Hollywood. Hay m¨²sica en directo y enlatada, unas gotas de teatro, algunas pinceladas de baile, gran aparataje de luz y sonido, y hasta unos momentos de cine en la pantalla del fondo: cuando suena Milord se emite un v¨ªdeo casi er¨®tico de Kaas con su amigo Alain Delon, al que Conflans aclama como un ¨ªdolo.
Durante dos horas, Patricia Kaas canta 24 canciones de Edith Piaf, incluidas algunas de las m¨¢s conocidas entre las m¨¢s de 430 que interpret¨® aquella ni?a prodigio y bajita (147 cent¨ªmetros), que fue musa y amiga de Jean Cocteau, maestra de Yves Montand, Charles Aznavour y Georges Moustaki, a quienes tambi¨¦n rinde tributo el espect¨¢culo. La vie en rose; Non, Je ne regrette rien, La Foule, Padam Padam, Hymne a l'amour¡
M¨¢s que un tributo al mito, es una superproducci¨®n al estilo de EE UU
Con su f¨ªsico enjuto y sus expresivos ojos azules, Kaas, nacida en Forbach (Lorena) en 1966, s¨¦ptima y ¨²ltima hija de un minero franc¨¦s y de un ama de casa alemana, pone toda su energ¨ªa y su experiencia en escena. Tanto en el espect¨¢culo como en el disco, que sale hoy a la venta, la cantante que desde muy joven fue considerada la heredera de Piaf pelea para hacer valer su voz grave entre los acordes de cuerda del polaco Abel Korzeniowski, compositor de bandas sonoras y creador del show de Madonna W. E.
Sus enf¨¢ticos arreglos, que Kaas ha grabado con la Royal Philarmonic Orchestra de Londres, se emiten l¨®gicamente enlatados: el director musical, Fred¨¦ric Helbert, va lanzando las bases de cada canci¨®n desde sus dos ordenadores port¨¢tiles, y con la otra mano dirige al grupo: Kaas, un violinista, un pianista y un bailar¨ªn que exhibe abdominales.
Al d¨ªa siguiente, en una entrevista, Kaas explica en un hotel de Par¨ªs lo que significa cantar a Piaf: ¡°Quise hacer un homenaje a una mujer y una artista excepcional, y creo que resume todo lo que he aprendido durante mi carrera. Cuando empec¨¦ a pensar en hacerlo, decid¨ª que lo ¨²nico que no quer¨ªa era copiar a Piaf. Y creo que la gente que ha visto el espect¨¢culo lo comprende y aprecia la valent¨ªa de la propuesta¡±.
Vulnerable y modesta, muy poco diva, la cantante y actriz, que acude a la entrevista con su perrito Tequila, cuenta que su sue?o desde los ocho a?os era cantar, y que para interpretar a Piaf hay que haber sufrido: ¡°No he olvidado de d¨®nde vengo. Mis padres murieron cuando era muy joven, y pele¨¦ mucho para ser artista. Siempre he tenido una imagen de mujer reservada y triste, y paso miedo en algunas canciones. S¨¦ que es osado cantar a Piaf. Pero espero no haberme equivocado¡±.
El d¨ªa que Piaf muri¨®, Jean Cocteau escribi¨®: ¡°El barco se acaba de hundir. Este es mi ¨²ltimo d¨ªa en esta tierra¡±. Y a?adi¨®: ¡°Nunca he conocido un ser m¨¢s desprendido de su alma. Ella no entregaba su alma, ella la regalaba, ella tiraba oro por las ventanas¡±. Poco despu¨¦s, el poeta mor¨ªa tambi¨¦n.
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