El campo llega a la ciudad
El ruso Zajar Prilepin funde el rigor documental con la s¨ªntesis narrativa en 'Patolog¨ªas' El libro cuenta la sangrienta carnicer¨ªa chechena, la experiencia m¨¢s fuerte de su vida
Tras los a?os de autoflagelaci¨®n de la perestroika, entre los fen¨®menos relativamente nuevos surgidos ¨²ltimamente en Rusia est¨¢ el de la recuperaci¨®n del orgullo nacional, el sentimiento renacido de ser una gran potencia. Sentimiento y percepci¨®n que el poder alimenta y que comparten partidos como el nacional-bolchevique, al que pertenece Zajar Prilepin. Partido, por cierto, dirigido por otro escritor conocido de los lectores espa?oles, Eduard Lim¨®nov. As¨ª pues, estamos ante la primera novela de un representante de un movimiento en el que se combinan el nacionalismo con los ideales del comunismo. Otro aspecto que puede parecer curioso, al menos para una mentalidad occidental ajena al peculiar mundo ruso, es que en la persona de un ruso ultrapatriota y un activista pol¨ªtico radical que reivindica los valores del comunismo pueden convivir, entre otras muchas cosas, un periodista independiente, defensor de la libertad de expresi¨®n, y un buen escritor, un certero y afilado narrador, un riguroso y rico cronista de su tiempo.
Como ocurri¨® con otros intelectuales en el pasado ¡ªfieles a la vieja tradici¨®n de la intelligentsia rusa de servir al pueblo (o qui¨¦n sabe si sencillamente por la conmoci¨®n de la guerra)¡ª, el conflicto de Chechenia fue el detonante de la obra de muchos escritores. (Las intervenciones de las tropas ¡°federales¡± rusas en el territorio de la Rep¨²blica de Chechenia han engendrado una extensa literatura, donde est¨¢n presentes la ¨¦pica, el lirismo, el documento y los textos testimoniales). El viejo maestro Vald¨ªmir Makanin ha construido, desde la m¨¢s pura ficci¨®n, toda una alegor¨ªa sobre el conflicto en su novela As¨¢n (obra que no tardar¨¢ en aparecer en la editorial Acantilado); Guerman Sadul¨¢yev, de origen checheno, crea una breve reflexi¨®n po¨¦tica con trazos documentales en su obra Soy checheno (Siglo XXI), y Arkadi B¨¢bchenko, tras los pasos de Prilepin, crea La guerra m¨¢s cruel (Galaxia Gutenberg), una tambi¨¦n apasionada y caleidosc¨®pica cr¨®nica de su propia experiencia en el C¨¢ucaso. Pero una de las primeras obras destacadas que giran en torno a este conflicto fue Patolog¨ªas (aparecida en 2003). Tras las huellas del padre de todos los cronistas de guerra rusos, Le¨®n Tolst¨®i, pero metido en faena hasta los codos ¡ªno en vano Prilepin, tras una primera estancia obligada en Chechenia, regresa como voluntario al lugar del crimen¡ª, el soldado, el actor y el testigo, recoge con la mirada implacable de un Isaak B¨¢bel el eterno y vers¨¢til mundo de la guerra, engendrando un texto donde se funden literariamente el rigor documental con la capacidad de crear una s¨ªntesis narrativa de la sangrienta carnicer¨ªa chechena.
En una entrevista, Prilepin dec¨ªa sobre sus primeros pasos como escritor: ¡°Me convert¨ª en escritor por necesidad, ten¨ªa que dar de comer a mi familia (¡). Un amigo me propuso trabajar en el peri¨®dico Delo (¡), el peri¨®dico era ciertamente amarillo, horroroso¡ Y entonces comprend¨ª que consum¨ªa mi vida en vano y me puse a escribir una novela. Primero era una obra sobre el amor, pero poco a poco (trabaj¨¦ en ella unos tres o cuatro a?os) se convirti¨® en una novela sobre Chechenia, como la experiencia m¨¢s fuerte de mi vida. En nuestro pa¨ªs, dicen, hagas lo que hagas, siempre te sale un Kal¨¢shnikov¡±.
Estamos ante un texto claro, limpio, de l¨¦xico tradicional y popular
En cuanto al estilo, estamos ante un escritor nacido en la Rusia rural que dice seguir los pasos de Gazd¨¢nov (autor de la joya Caminos nocturnos, en Sajal¨ªn), es decir, persigue la expulsi¨®n del texto de toda hojarasca, pero que a nuestro entender, lejos de la prosa proustiana de Gazd¨¢nov, se acerca m¨¢s a su biografiado Leonid Le¨®nov y al realismo de los escritores campesinos Valent¨ªn Rasputin, V¨ªktor Ast¨¢fiev o Vlad¨ªmir Tendriakov. Estamos ante un texto claro, limpio, de l¨¦xico tradicional y popular y a la vez de una rica oralidad. El lector, gracias a la rigurosa versi¨®n de Marta Reb¨®n, parece o¨ªr a los personajes y ver, casi palpar, el escenario del caos y puede seguir la mirada y los latidos del siempre ver¨ªdico y apasionado narrador. Por otro lado, el autor se confiesa seguidor de otro dotado narrador, Eduard Lim¨®nov, compa?ero de armas en la creaci¨®n y en la pol¨ªtica. Son autores de encendido color pol¨ªtico, pero rigurosos en su vocaci¨®n literaria y su pretensi¨®n de fieles a la verdad (verdad que se nos aparecer¨¢, es claro, en su tornasolada subjetividad, pero conviene subrayar el respeto al mandamiento de al menos aspirar a la verdad de las cosas).
La novela est¨¢ formada, como ocurre a menudo en este g¨¦nero de narraciones, por diferentes relatos que construyen el mosaico de su experiencia. Tras un excuso l¨ªrico, que el autor llama ep¨ªlogo, el relato fragmentario avanza en primera persona desde la llegada de un grupo de muchachos en traje de camuflaje que salen de la panza abierta de un avi¨®n hasta que de nuevo el h¨¦roe y narrador y algunos de sus compa?eros retornan al acogedor vientre de la nave que los devolver¨¢ al mundo civil, al insulso mundo de las calles, los anuncios y la muchedumbre corriendo Dios sabe hacia d¨®nde, ignorante de que a tres horas de vuelo de su casa la gente se sigue matando.
La obra abri¨® las puertas a este ins¨®lito y sincero joven narrador a la gran literatura
La obra obtuvo un gran ¨¦xito y enseguida abri¨® las puertas a este ins¨®lito y sincero joven narrador a la gran literatura. Al cuadro espl¨¦ndido y sangriento sobre la guerra, sobre la muerte, pero impregnado de vida, de pasi¨®n, le siguieron otras obras. Sanka (2006), novela con tintes autobiogr¨¢ficos sobre un joven neocomunista y radical, perseguido por el poder; varios ciclos de relatos, El pecado (2007), Unas botas llenas de vodka caliente (2008), intercalados con varios libros de ensayos y la biograf¨ªa del escritor Leonid Le¨®nov, y acompa?ados de un rosario de premios y menciones. Pero Patolog¨ªas sigue siendo una de esas obras que marcar¨¢n una ¨¦poca de la literatura rusa, la de los a?os 2000.
Patolog¨ªas. Zajar Prilepin. Traducci¨®n de Marta Reb¨®n. Sajal¨ªn Editores. Barcelona, 2012. 380 p¨¢ginas. 24 euros
Babelia
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