El circuito que arranca por los aires
El proyecto de Austin, que se estrena este fin de semana, es obra del estudio formado por el barcelon¨¦s Juan Mir¨® y el puertorrique?o Miguel Rivera
Aunque cueste creerlo, pronto se ver¨¢. En Austin (Texas) est¨¢ en juego algo m¨¢s que un Gran Premio de F¨®rmula Uno. Se dirime otro asunto adem¨¢s de la batalla entre los pilotos Sebastian Vettel y Fernando Alonso. El nuevo circuito de las Am¨¦ricas, que se inaugur¨® ayer, no quiere ser como los dem¨¢s circuitos. Seguramente por eso, el factor arquitect¨®nico ha adquirido aqu¨ª tanta relevancia como los c¨¢lculos de los ingenieros, capitaneados por el experto alem¨¢n Hermann Tilke. El resultado ha sido una inusual apuesta por la verticalidad en un lugar en el que, tradicionalmente, todo sucede a ras de suelo. As¨ª, Austin podr¨ªa inaugurar la era de los circuitos convertidos en iconos, una nueva tipolog¨ªa para la siempre hambrienta arquitectura del espect¨¢culo, si no fuera porque la esbelta torre ¡ªun observatorio de 77 metros de altura¡ª que se?ala, anuncia y caracteriza el recinto obedece a motivos funcionales.
As¨ª lo aseguran sus arquitectos Juan Mir¨® y Miguel Rivera, cuando explican c¨®mo, en un lugar como Austin, la mejor ubicaci¨®n para disfrutar de la carrera podr¨ªa estar apartada del suelo, lejos del ruido y del calor, y con la posibilidad de contemplar el circuito completo a vista de p¨¢jaro. Eso ofrece la nueva torre de observaci¨®n convertida ya en icono del recinto. Solo que esa posibilidad de quedar suspendido a 77 metros de las pistas (en un voladizo con suelo y parapetos de vidrio) solo estar¨¢ disponible para 75 personas por una cuesti¨®n de capacidad. De ah¨ª que la fachada haya adquirido protagonismo para todos, y de ah¨ª que el nuevo y singular observatorio marque un antes y un despu¨¦s en este tipo de circuitos. Sin duda, la torre de Austin transformar¨¢ la l¨ªnea arquitect¨®nica de las futuras instalaciones del Gran Premio de F¨®rmula Uno, m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea de salida y por encima de la dimensi¨®n horizontal de la carrera.
Fue el ingeniero responsable del recorrido, Hermann Tilke, quien les pidi¨® a Mir¨® y Rivera que desplegaran su talento. Los proyectistas hab¨ªan sido contratados como arquitectos locales para dibujar el circuito, pero Tilke deb¨ªa de conocer algunos de los proyectos que les han dado fama internacional ¡ªcomo el escultural puente peatonal levantado en Austin¡ª cuando les ofreci¨® una suma de talentos por encima de una mera traducci¨®n de sus c¨¢lculos. Hoy Mir¨® y Rivera aseguran que el dise?o de la nueva torre, y de las diversas instalaciones (un anfiteatro, una plaza p¨²blica y varios grader¨ªos) est¨¢ inspirado en el ¡°dinamismo y la precisi¨®n de los coches de carreras¡±. Parece plausible. La ic¨®nica torre de observaci¨®n con estructura met¨¢lica pintada de rojo tiene un aspecto gr¨¢fico, parece un dibujo m¨¢s que un edificio. Algo parecido le suced¨ªa a la plataforma peatonal, que trataba los tubos de acero con la aleatoriedad con la que los p¨¢jaros colocan las ramas para formar un nido.
El barcelon¨¦s Juan Mir¨® fund¨® su estudio en Austin hace 12 a?os, tras estudiar en la Universidad de Yale y despu¨¦s de trabajar con Fernando Higueras y Santiago Calatrava. Algo de los vuelos org¨¢nicos de Calatrava puede observarse en las estructuras que sujetan las tribunas. Su socio, el puertorrique?o Miguel Rivera, trabaj¨® en Nueva York para Mitchell y Giurgola, uno de los mayores estudios de esa ciudad, tras estudiar en la Universidad de Columbia. Puede que sea la suma de cosmopolitismo y recogimiento, de ambici¨®n amplia y cuidado milim¨¦trico, lo que mejor caracteriza los trabajos de este estudio, capaz de darle la vuelta a una tipolog¨ªa a partir de peque?os detalles constructivos.
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