Martin Fay, el viol¨ªn al servicio de un folk sin limitaciones
Contribuy¨® a popularizar la m¨²sica tradicional irlandesa y fue uno de los fundadores del grupo The Chieftains
Martin Fay se entreg¨® por completo a la m¨²sica, en concreto a la irlandesa m¨¢s tradicional de reminiscencias celtas. Hizo la apuesta de su vida y parece que result¨® acertada, a la luz de su biograf¨ªa, que lleg¨® a su punto final el pasado 14 de noviembre a los 76 a?os.
Fay naci¨® en Cabra, una localidad sita en el condado de Dubl¨ªn, en 1936. Aprendi¨® a tocar el piano gracias a su madre, lo que le permiti¨® desarrollar un gusto por la m¨²sica a una temprana edad. Opt¨® por cambiar de instrumento fascinado por la vida del violinista Niccol¨° Paganini contada en la pel¨ªcula El arco m¨¢gico (1946) y, m¨¢s tarde, sus progresos en las clases de viol¨ªn lo llevaron a ganar una beca para la Escuela Municipal de M¨²sica de Dubl¨ªn. Su meloman¨ªa le impuls¨® a dejar el colegio a los 18 a?os para volcarse por completo en la m¨²sica.
Sean O¡¯Riada lo atrajo a un grupo que estaba formando. La idea era ambiciosa, pues el plan de O¡¯Riada era convertir al conjunto en una suerte de orquesta de c¨¢mara que se llam¨® Celt¨®ir¨ª Cualann. All¨ª conoci¨® al gaitero Paddy Moloney. ?l fue quien dio un paso al frente para fundar The Chieftains. En sus inicios el grupo era ¨ªntegramente amateur. Fay iba a trabajar cada d¨ªa a una oficina y los dem¨¢s integrantes del grupo tambi¨¦n desempe?aban trabajos remunerados. Moloney, sin ir m¨¢s lejos, lleg¨® a ejercer como contable durante 12 a?os.
La m¨²sica tradicional irlandesa no gozaba de mucho prestigio all¨¢ por los a?os cincuenta: se consideraba anticuada. Fay y Moloney junto a Michael Tubridy, Sean Potts ¡ªa la flauta de madera y de metal, respectivamente¡ª y David Fallon al bodhran ¡ªuna especie de pandero¡ª vinieron a cambiar ese panorama: en 1961, Celt¨®ir¨ª Cualann compuso la banda sonora de la pel¨ªcula Playboy of the western world (1963). Por aquel entonces, Fay empez¨® a ganar m¨¢s dinero con la m¨²sica que yendo a trabajar a diario a la oficina.
Dos a?os despu¨¦s, The Chieftains sacaron un disco hom¨®nimo. Su fama entonces inici¨® un ascenso imparable hasta el punto de aportar la banda sonora de la oscarizada pel¨ªcula de Stanley Kubrick Barry Lyndon, en 1975. Ese mismo a?o consiguieron tocar en el Royal Albert Hall durante la festividad de San Patricio. El ¨¦xito del concierto y el beneficio econ¨®mico derivado del mismo llevaron a Fay y los dem¨¢s a dejar sus hasta ese momento peor remunerados pero m¨¢s estables puestos de trabajo.
Por aquel entonces la m¨²sica de este grupo hab¨ªa traspasado los l¨ªmites del folk de inspiraci¨®n celta en lo que a p¨²blico se refiere, y personalidades como Mick Jagger y Sean Connery fueron asiduos de las fiestas donde actuaba el grupo. Los Rolling Stones, de hecho, interpretaron temas tradicionales de sabor tan irland¨¦s como Rocky road to Dublin junto a The Chieftains, quienes adem¨¢s contaron con la colaboraci¨®n de la m¨ªtica banda para el ¨¢lbum The long black veil, que se present¨® en Madrid en 1995. El deseo de traspasar fronteras no les llev¨® a dejar de mimar su esencia, profundamente enraizada en la m¨²sica celta, como atestigua su actuaci¨®n en Vigo con el gaitero gallego Carlos N¨²?ez en 1996.
Esa seguridad en aguas musicales extra?as no solo se apreciaba en las islas Brit¨¢nicas. En octubre de 1992 se les cedi¨® la ya extinta sala Canciller, uno de los santuarios madrile?os del heavy metal en aquella ¨¦poca, para presentar su disco Another country, lo que no les agrad¨®, precisamente porque no parec¨ªa l¨®gico el uso de un espacio de esa ¨ªndole para tocar a?eja m¨²sica irlandesa. Los largos viajes y el ritmo de vida comenzaron a pasar factura a Fay a partir de 2001, a?o en el que decidi¨® dejar de acompa?ar al conjunto en sus giras. A partir de entonces tuvo que soportar largos periodos de indisposici¨®n que no cesaron hasta su fallecimiento.
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