Vuelta al miedo
Ahora que nos est¨¢n 'regresando' al siglo XIX puede ser el momento de ver pel¨ªculas que nos pongan las pilas
Ahora que nos est¨¢n regresando al siglo XIX puede ser el momento de ver pel¨ªculas que nos pongan las pilas. No ya solo El capital, de Costa-Gavras, que hoy se estrena, en la que un nuevo Robin Hood roba a los pobres para dar a los ricos desde su empresa bancaria, despidiendo a trabajadores y trepando con ambici¨®n desmedida; o esa magn¨ªfica Julio C¨¦sar interpretada por presos italianos, pel¨ªcula de los Taviani. Tambi¨¦n joyas del cine cl¨¢sico, olvidadas o desconocidas. Por ejemplo, El techo, de Vittorio de Sica (1956), sobre los desahucios, o m¨¢s bien sobre la imposibilidad de fabricarse siquiera su propia casucha ya que la polic¨ªa la desmontar¨¢ al amanecer si no se ha llegado a colocar el tejado a tiempo. O aquella pel¨ªcula china del perseguido cineasta Zhou Xiaowen, Gente corriente (1998), en la que una mujer tiene que ponerse a buscar dinero para que a su marido, tendido en el quir¨®fano, terminen de operarle.
Temas del pasado y desgraciadamente tambi¨¦n de hoy, aunque sea dif¨ªcil hacer actualmente pel¨ªculas semejantes. Los tiburones representados en El capital no lo permitir¨ªan. Al menos es lo que le ha ocurrido a la directora eslovaca Zuzana Piussi a la que pueden caerle dos a?os de c¨¢rcel por haber realizado el documental Enfermedades del tercer poder, retirado incluso de la web despu¨¦s de haber sido emitido en la televisi¨®n de su pa¨ªs. Su presunto delito es haber utilizado una grabaci¨®n telef¨®nica entre un exministro de Justicia, hoy presidente del Tribunal Supremo, en la que se desvela su connivencia con un capo de la mafia especializada en el tr¨¢fico de drogas.
Caso menos grave es el del cineasta dan¨¦s Mads Br¨¹gger, que est¨¢ siendo reclamado por el Gobierno de Liberia por haber realizado el documental El embajador, en el que se muestra el comercio de t¨ªtulos diplom¨¢ticos en aquel pa¨ªs y el tr¨¢fico de diamantes entre pol¨ªticos corruptos. Menos grave, digo, porque la petici¨®n de extradici¨®n no ha sido a¨²n formulada, pero puede llegar. En definitiva, tienen la sart¨¦n por el mango¡ y el mango tambi¨¦n, como dec¨ªa la canci¨®n de Enrique Llovet para su versi¨®n teatral de Tartufo. Desdichado regreso al mundo del miedo end¨¦mico¡
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