La memoria bajo el mar
No era un tesoro m¨¢s. Cuando los jefes de la compa?¨ªa estadounidense Odyssey Marine Exploration anunciaron en mayo de 2007 el descubrimiento de las 500.000 monedas de plata y oro sab¨ªan que estaba jug¨¢ndoselo todo a una carta. Si los jueces de Florida les daban la raz¨®n y les otorgaban los derechos sobre el hallazgo, se sentir¨ªan respaldados para buscar, sacar y explotar comercialmente los tesoros de cualquier naci¨®n perdidos en aguas internacionales.
No fue as¨ª. Los jueces estadounidenses dieron la raz¨®n a Espa?a, cuyos expertos y abogados defendieron desde el principio que la plata de Odyssey proced¨ªa de Nuestra Se?ora de la Mercedes, un buque de guerra espa?ol hundido en 1804.
Las decisiones judiciales dejan a Odyssey con muy poco margen para seguir adelante. A la compa?¨ªa solo le queda trabajar para los Gobiernos que quieran contratarla para extraer de los fondos marinos los pecios que perdieron. La imagen de la empresa adem¨¢s ha quedado bastante da?ada con este caso y los acuerdos con los pa¨ªses no suelen ser bien vistos por la ortodoxia de la arqueolog¨ªa, para la que Odyssey es solo una compa?¨ªa con af¨¢n de lucro. De ah¨ª que la empresa busque ahora nuevos mercados en la extracci¨®n de minerales y piedras preciosas de los fondos marinos.
M¨¢s dif¨ªcil es saber qu¨¦ ha sacado en claro Espa?a de toda esta historia. Para empezar, cierta seguridad de que existen los mecanismos adecuados para defender legalmente la propiedad de sus buques hundidos. Muchos han celebrado tambi¨¦n que los dos Gobiernos, que han tenido que lidiar con el caso, del PSOE y del PP, hayan seguido los mismos pasos y se hayan enfrentado a Odyssey.
La pregunta ahora es qu¨¦ pasa con todos los buques espa?oles hundidos. Muchos arque¨®logos espa?oles sostienen que deben permanecer en el fondo del mar hasta que exista una tecnolog¨ªa que permita verlos in situ. Para otros, eso no es m¨¢s que una postura c¨®moda que permite pasar por alto el tema central: la falta de financiaci¨®n.
Sea con fondos privados o p¨²blicos ¡ªesto ¨²ltimo, ahora una quimera¡ª lo cierto es que la historia de los naufragios espa?oles suscita tanto inter¨¦s que parece absurdo dejarlos morir donde nadie puede verlos. Si Espa?a no puede recuperar la carga que se perdi¨® ser¨ªa interesante que al menos se diera a conocer al gran p¨²blico un pasado lleno de historias apasionantes como la de La Mercedes y que permanece demasiado olvidado. Eso es tambi¨¦n memoria hist¨®rica.
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