?Y si fueran etarras?
Una de dos: O bien Argentina cur¨® estupendamente la herida de la violencia que provoc¨® la guerrilla de los Montoneros en el pa¨ªs¡ O esa herida nunca fue tan grande, dolorosa, abierta y latente como la de ETA en Espa?a. Cuando se estren¨® Infancia clandestina, en Argentina se resalt¨® el hecho de que por primera vez una pel¨ªcula no mostraba el estereotipo de la guerrilla, sino su lado interno y familiar. Y es cierto que se refleja el lado amoroso. A los guerrilleros se les ve con pistolas, con dinamita, heridos, sufriendo, riendo, llorando, discutiendo¡ Pero nunca matando. Y a pesar de eso, en Argentina se destac¨® que la pel¨ªcula ofrec¨ªa un retrato sin maquillajes. Se destac¨® que usaba la mirada inocente de un ni?o para mostrar una ¡°imagen de la lucha armada de una crudeza in¨¦dita para el cine argentino¡±. La cr¨ªtica fue muy elogiosa y no se gener¨® ning¨²n tipo de pol¨¦mica.
Uno de los debates principales que podr¨ªa suscitar la pel¨ªcula es hasta qu¨¦ punto los padres que luchaban por sus ideales ten¨ªan derecho a sumergir en esa lucha a los hijos. ?Ser¨ªa concebible un debate as¨ª en Espa?a? ?Estamos preparados para que nos cuente una historia parecida el hijo de dos etarras? Ser¨ªa necesario partir de la base de que la buena imagen con que hoy se ve en ciertos sectores de la poblaci¨®n a los Montoneros solo ser¨ªa equiparable a la de ETA durante el franquismo.
A diferencia de ETA, la violencia de los Montoneros se dirigi¨® casi siempre contra miembros de las fuerzas de seguridad. Las v¨ªctimas fueron en su mayor¨ªa militares y defensores de la dictadura. Nunca se produjo un atentado masivo contra civiles como el de Hipercor. Los guerrilleros presos fueron indultados por el presidente Carlos Menem en la d¨¦cada de los noventa. Desde hace m¨¢s de 20 a?os ya no quedan reclusos montoneros. Los hijos de sus v¨ªctimas no suelen salir en los medios. El pasado 7 de septiembre se celebr¨® el D¨ªa del Militante Montonero y varias organizaciones kirchneristas celebraron un acto de homenaje a los ¡°ca¨ªdos en combate¡±. Pero todo eso no significa que una parte de la sociedad no repudie las muertes que provocaron en su d¨ªa. Y sin embargo, en el cine de uno de los barrios m¨¢s conservadores de Buenos Aires pude ver Infancia Clandestina sin que nadie se saliera de la sala, ni diera muestras de sentirse ofendido o agraviado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.