?De qu¨¦ tratan las pel¨ªculas?

Tal y como hubiera dicho Sidney Lumet en su imprescindible ensayo As¨ª se hacen las pel¨ªculas: ¡°?De qu¨¦ trata la pel¨ªcula?¡±. Y seguramente Benjam¨ªn ?vila, director de Infancia clandestina, primer largo argentino en abordar de una manera directa el tema de los montoneros (organizaci¨®n guerrillera de izquierdas de los a?os setenta), le hubiera contestado que trata sobre la complicada existencia de las familias que, tras la instauraci¨®n del r¨¦gimen militar, regresaron al pa¨ªs desde el exilio para intentar, en la clandestinidad, desestabilizar el Gobierno a base de atentados. A lo que Lumet le hubiera replicado: ¡°Te equivocas, no deber¨ªa tratar de eso; la gran clave de la pel¨ªcula deber¨ªa ser esta: ?Qui¨¦n paga las pasiones y compromisos de los padres? Ellos, pero tambi¨¦n los hijos, que nunca escogen esas pasiones y compromisos¡±. Y Lumet, que se adentr¨® en la cuesti¨®n en dos ocasiones a lo largo de su carrera, en Daniel y en Un lugar en ninguna parte,como casi siempre, hubiera tenido raz¨®n.

Porque ?vila, hijo de montoneros, se despista demasiado en su relato autobiogr¨¢fico y apenas aborda esta cuesti¨®n: ?Qu¨¦ derecho ten¨ªan los guerrilleros para obligar a sus hijos a tal vida? Solo lo hace en una secuencia, y no a trav¨¦s del chico, sino de su abuela.

No son pocas las escenas y tramas de la pel¨ªcula m¨¢s cercanas a un costumbrismo tipo Cu¨¦ntame que a un verdadero an¨¢lisis pol¨ªtico-social. Y la historia no acaba de avanzar a trav¨¦s de los personajes, que en ocasiones no tienen una relaci¨®n especial con la trama. Como dir¨ªa de nuevo Lumet, ¡°esa historia concreta podr¨ªa haber ocurrido a mucha gente¡± (de hecho casi podr¨ªa ser Kamchatka), porque no deja de ser una pel¨ªcula de descubrimiento, del fin de la inocencia, del primer amor, como otra cualquiera.

Casi cada secuencia dura un par de minutos m¨¢s de lo que deber¨ªa

La clave del relato de amor infantil no es que ¨¦l se tenga que ir cuando sus padres huyen, como una simple mudanza, sino que se va porque sus padres van pegando tiros y poniendo bombas; con objetivos sociales seguramente acertados, pero con m¨¦todos discutibles, al menos. Y en eso nunca se indaga del todo. Algo que, adem¨¢s, quiz¨¢ forzado por el mantenimiento del punto de vista del ni?o, casi nunca se ve. Y cuando lo hace, de una forma bell¨ªsima, eso s¨ª, es por medio de dibujos no animados, con cambios constantes de plano, a ritmo de vi?eta, con lo que desde luego se rebaja la ambig¨¹edad del comportamiento. Un problema al que habr¨ªa que sumar otro m¨¢s, no menos importante, y quiz¨¢ imperceptible para los no especialistas: casi cada secuencia dura un par de minutos m¨¢s de lo que deber¨ªa; por reiteraci¨®n de la situaci¨®n y del di¨¢logo, por el mal manejo del tempo.