Alemania canoniza a los Grimm
En el bicentenario de la primera colecci¨®n de cuentos de los hermanos m¨¢s famosos de las letras universales, su pa¨ªs celebra su memoria como la definici¨®n de la quintaesencia alemana
Doscientos a?os despu¨¦s de su primera edici¨®n, los Cuentos infantiles y del hogar parece una de esas exageraciones disparatadas dise?adas por un editor sin escr¨²pulos de autores de best sellers: se han traducido a m¨¢s de 170 idiomas, han salido en versiones cuyo n¨²mero tiende al infinito y han inspirado cientos de pel¨ªculas de factura oscilante entre los dibujos animados de Disney y la pornograf¨ªa dura. En el Museo Hermanos Grimm de Kassel guardan los manuscritos de estos Cuentos infantiles y del hogar,editados por primera vez en Berl¨ªn el 20 de diciembre de 1812, que desde 2005 son Patrimonio de la Humanidad. Calculan en Kassel que, en total, estas historias han alcanzado una tirada de ¡°bastante m¨¢s de mil millones¡± de ejemplares. Adem¨¢s de como un formidable ¨¦xito editorial, el pa¨ªs anda estos d¨ªas entregado a la celebraci¨®n de estos rom¨¢nticos, violentos y pedag¨®gicos relatos tambi¨¦n como la expresi¨®n de la quintaesencia alemana.
Los hermanos Jacob (1785-1863) y Wilhelm Grimm (1786-1859) empezaron a recopilar cuentos en 1806, el mismo a?o en que Napole¨®n derrot¨® a los prusianos en Jena y entr¨® con sus tropas en Berl¨ªn para liquidar el antiguo r¨¦gimen. Los Grimm viv¨ªan en Kassel con la modestia de unos j¨®venes burgueses, hu¨¦rfanos de padre y reci¨¦n licenciados en Derecho. Al a?o siguiente, la ciudad se convertir¨ªa en la capital del reino de Westfalia, creado por Bonaparte para su hermano Jer¨®nimo.
Ellos siguieron recopilando sus relatos con ayuda de amigos y conocidos. Pero no viajaron, como se dice a veces, por la Alemania estremecida por los cambios del siglo y las guerras del primer imperio napole¨®nico. Escuchaban a viejas modistas, vendedoras, soldados y campesinos en las tabernas o en los mercados de su ciudad. Sobre todo, de la familia del farmac¨¦utico Wild y de las hermanas Hassenpflug, as¨ª como del drag¨®n (soldado de caballer¨ªa) Johann Friedrich Krause. Tras seis a?os de transcripciones, arreglos estil¨ªsticos y limpiezas formales, el primer tomo de sus cuentos sali¨® el mismo a?o de la Constituci¨®n de C¨¢diz.
Para la segunda parte, que vio la luz en 1814, se ganaron la colaboraci¨®n de las familias nobles Haxthausen y Droste- H¨¹lsoff, as¨ª como de la notable cuentista y verdulera Dorothea Viehmann, una viuda de sastre que impresion¨® a los hermanos porque era capaz de repetir sus cuentos siempre con las mismas palabras.
La primera edici¨®n no fue un ¨¦xito. En medio de aquellas guerras y convulsiones pol¨ªticas que cambiaron el mapa europeo, ni las brutalidades que describ¨ªan los Grimm ni su prolijidad filol¨®gica contribuyeron a la fama de Rapunzel, Cenicienta o El sastrecillo valiente. Holger Ehrhardt, germanista de Kassel que ocupa la c¨¢tedra Grimm, sostiene que la enorme repercusi¨®n de los cuentos en el imaginario de generaciones de ni?os comenz¨® cuando los hermanos incluyeron ilustraciones en la ¡°edici¨®n peque?a¡± de 1825. Se basaba en la segunda versi¨®n de los relatos, que data de 1819. Wilhelm Grimm, el m¨¢s afecto a la poes¨ªa de los dos, trabaj¨® en el lenguaje de los cuentos y les dio su tono rom¨¢ntico y accesible para los ni?os.
Tras la II Guerra Mundial comenzaron las cr¨ªticas al universo de los hermanos, que comenz¨® a contemplarse como una ¡°escuela de crueldades¡±. La bruja asada viva, su antropofagia frustrada, el abandono de ni?os desamparados o su condena a muerte dictada por el mism¨ªsimo Dios para terminar con su terquedad disgustan a algunos ni?os y a muchos educadores.
Puntual para este aniversario, la ministra de Familia Kristina Schr?der lamentaba el jueves en una entrevista al semanario Die Zeit el ¡°sexismo¡± de los cuentos de Grimm. La democristiana pertenece al sector conservador de la CDU de Angela Merkel y ha adoptado medidas muy criticadas por no promover el acceso de las mujeres al mercado laboral, pero los cuentos le inquietan y dice que solo se los leer¨¢ a su progenie distribuidas en convenientes dosis.
Es de esperar que las autoridades culturales alemanas dosifiquen a su vez las cenicientas y las blancanieves del a?o Grimm 2013, para el que se han planeado diversas actividades en Alemania, que van m¨¢s all¨¢ de celebrar las glorias infantiles de los hermanos. Los Grimm, adem¨¢s de cuentacuentos, fueron ling¨¹istas eminentes y son considerados como fundadores de la german¨ªstica.
Iniciaron el proyecto de un colosal Diccionario Alem¨¢n, en el que solo llegaron con vida hasta la palabra frucht (fruto). Conocido afectuosamente como El Grimm, este monumento a la legua alemana concluy¨® en 1961, 123 a?os despu¨¦s de que Jacob y Wilhelm lo comenzaran. Tiene 32 tomos.
Alemania tambi¨¦n conmemora estos d¨ªas el perfil pol¨ªtico de sus compatriotas; los Grimm eran dem¨®cratas y abogaban por la unificaci¨®n del puzle germ¨¢nico del Ochocientos en un solo Estado nacional. Colaboraron en la redacci¨®n alemana de los Derechos Humanos. Tras mudarse a G?ttingen para asumir sendas c¨¢tedras a partir de 1830, escribieron textos pol¨ªticos que les costar¨ªan el exilio del reino de Hannover en 1837. Jacob fue diputado de la Asamblea Nacional de Fr¨¢ncfort en el a?o revolucionario 1848. Siempre juntos pese a la boda de Wilhelm con Dorothea Wild en 1825, vivieron sus ¨²ltimos 20 a?os en Berl¨ªn, que era la capital del reino de Prusia. Durante los dos siglos que van a desembocar en la conmemoraci¨®n del bicentenario, Alemania ha dedicado a su memoria un gran n¨²mero de calles, escuelas, premios y el ¨²ltimo billete de mil marcos.
Babelia
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