La leyenda del jazz regresa a casa
El saxofonista Wayne Shorter, el mejor compositor contempor¨¢neo del g¨¦nero, prepara un disco para el m¨ªtico sello Blue Note, que abandon¨® hace 43 a?os
Lleva media vida persiguiendo una m¨²sica ¡°que no suene como m¨²sica¡±: ¡°Miles Davis sol¨ªa decirme: ¡®t¨ªo, ?no est¨¢s harto de tocar m¨²sica que suena como m¨²sica?¡¯. Se trata de llegar a algo que no resulte conocido¡ eso busco¡±. Wayne Shorter (Newark, 1933), saxofonista y compositor de jazz, salt¨® excepcionalmente de su madriguera en Beverly Hills para actuar en el X festival de Jazz de la Riviera Maya, en M¨¦xico. Sobran los motivos: 43 a?os despu¨¦s de su debut con el sello Blue Note, tal vez el m¨¢s legendario del g¨¦nero, Shorter vuelve al lugar que le vio nacer como una de las voces m¨¢s singulares del jazz contempor¨¢neo, con Without a net. Sin red.
¡°La palabra jazz significa decir lo que tienes que decir en el momento en que lo dices. Es como cuando un hombre conoce a una mujer y acuerdan una primera cita, la conversaci¨®n, los di¨¢logos, todo est¨¢ ensayado, todo ha sido preparado¡ lo mismo sucede en las negociaciones entre Estados o en los debates presidenciales, todo est¨¢ escrito. Tambi¨¦n una buena parte de la m¨²sica que escuchamos cotidianamente est¨¢ ensayada para conseguir la perfecci¨®n. Desde mi punto de vista, solo hay una cosa que es m¨¢s perfecta que la propia perfecci¨®n, y es lo imperfecto. Como sucede en las relaciones entre un hombre y una mujer, lo que importa es la interacci¨®n¡±.
Shorter sabe de lo que se habla: en sus conciertos, no existe nada que pueda llamarse un ¡°repertorio¡±, m¨¢s all¨¢ de las breves notas que sirven a los ejecutantes como lanzadera en sus viajes hacia lo desconocido. ¡°Si tocas jazz, est¨¢s completamente desnudo. No vale lo que has tra¨ªdo pensado de casa, tienes que expresar lo que est¨¢ en tu coraz¨®n. Me gusta esa sensaci¨®n de estar sobre un escenario sin ning¨²n tipo de protecci¨®n. Est¨¢s t¨², y la m¨²sica, y debajo no hay nada. De eso es de lo que habla el disco¡±.
El ¨¢lbum presenta al saxofonista junto a su cuarteto de los ¨²ltimos a?os. Danilo P¨¦rez, al piano; John Patitucci, al contrabajo, y Brian Blade, a la bater¨ªa. A ellos se une el conjunto The Imani Winds para la interpretaci¨®n del poema tonal Pegasus. No es la ¨²nica sorpresa: en el temario destaca una versi¨®n apenas reconocible de Flying down to Rio procedente del musical hom¨®nimo, que supuso la primera aparici¨®n en pantalla de la pareja Fred Astaire y Ginger Rogers. ¡°Con el cuarteto nos dedicamos a imitar lo que vemos en el cine. Esa es nuestra principal fuente de inspiraci¨®n. Hay libros que te ense?an a comportarte en p¨²blico pero, sobre el escenario, hay que olvidarse de todo. En ning¨²n momento tratamos de presentar nuestras credenciales musicales. Buscamos la sencillez en el ser humano, no hacer gala de lo que sabemos de armon¨ªa o ritmo¡±.
La herencia de Miles Davis, su primer empleador serio (milit¨® en el segundo quinteto del trompetista, una de las bandas m¨¢s influyentes del siglo XX), sigue viva en la m¨²sica de Wayne Shorter. Aunque sin asomo de nostalgia: ¡°Miles dec¨ªa que hay que huir de la gente que piensa que el jazz debe ser de un cierto modo porque el ¡®cierto modo¡¯ casi siempre es terrible. Su actitud ante la vida era la muestra perfecta de la integridad y la nobleza de su coraz¨®n, y lo mismo puede decirse de todos los que crearon el nuevo jazz, Charlie Parker, Dizzy Gillespie o Sonny Rollins. Una vez le preguntaron a Rollins por qu¨¦ tocaba esa m¨²sica que entonces resultaba tan extra?a: ¡°No la toc¨¢bamos porque quisi¨¦ramos ser famosos o presumir de virtuosismo, la toc¨¢bamos para ser humanos¡±.
¡°Innovar¡±, palabra que surge una y otra vez en cualquier conversaci¨®n con Shorter, es, en la forma de ver el mundo del saxofonista, ¡°enfrentarte a lo nuevo¡±. ¡°Constituye el mayor de los retos, porque nunca sabes lo que va a suceder. El efecto puede ser paralizante. Es como cuando est¨¢s delante de una mujer hermosa, a veces te quedas en blanco y ya no hay modo. Lo peor es actuar como si fueras un profesional¡±.
Al filo de los ochenta, Without a net asienta su compromiso con la faceta m¨¢s innovadora y creativa del g¨¦nero. El n¨²mero uno entre los compositores de jazz en ejercicio (as¨ª lo ha considerado en repetidas ocasiones The New York Times) apenas se pone delante de un papel pautado, salvo en caso de extrema necesidad.
Todo lo que tiene que decir, lo expresa sobre el escenario. ¡°Antes pensaba en m¨ª mismo como un compositor que crea su m¨²sica en tiempo real; con el tiempo he pasado a considerarme un decompositor. Lo que me gusta del proceso creativo es no saber lo que va a ocurrir, el reto de ver c¨®mo puedes llegar a un acuerdo con lo desconocido. Tenemos que aprender a existir fuera de nuestra zona de comodidad¡±. Ese lugar en el que los mejores acr¨®batas se la juegan sin red.
Cuatro hitos de medio siglo de compromiso con la improvisaci¨®n
Wayne Shorter. Speak no evil (1964). Uno de los ¨¢lbumes m¨¢s significativos de su carrera y Blue Note. La finura, el misterio, la exploraci¨®n¡ todos los elementos que hicieron irrepetible la asociaci¨®n entre artista y compa?¨ªa est¨¢n contenidos en esta obra maestra.
Miles Davis. E. S. P. (1965). Marc¨® la entrada de Shorter en la banda de Miles Davis, as¨ª como el inicio de una nueva era dorada en la trayectoria del trompetista. Le consagr¨® como uno de los mejores compositores del jazz moderno.
Weather Report. Heavy weather (1977). Shorter sirvi¨® en los 70 en compa?¨ªa del teclista Joe Zawinul en las filas del jazz rock como col¨ªder del supergrupo Weather Report. Este disco fue su mayor ¨¦xito gracias, sobre todo, al tema que abre el ¨¢lbum,?Birdland.
Wayne Shorter. Footprints live (2003). Masquelero, Sanctuaryo la que sirve de t¨ªtulo al disco: Shorter recurri¨® a sus mejores composiciones para el primer registro de su nuevo cuarteto (con Danilo P¨¦rez, John Patitucci y Brian Blade). Supo reinventarse al filo de los 70.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.