Lo bueno
La recuperaci¨®n de Concha Garc¨ªa Campoy tras su enfermedad y su bien cercana vuelta al terreno de juego es la mejor noticia de este final de a?o. Acostumbrados como estamos a celebrar lo bueno cuando lo perdemos, esta mujer que transita por los medios con la naturalidad de la due?a de la casa, que sabe donde se esconden las joyas pero tambi¨¦n es capaz de arremangarse para hacer la tele que le conf¨ªan, es un regreso que podemos ponernos desde ya a celebrar. Y si siempre nos resultan amenazantes las nuevas tecnolog¨ªas, no est¨¢ de m¨¢s celebrarlas tambi¨¦n cuando vienen a servirnos. En este final de a?o, la p¨¢gina web de TVE, que funciona a la carta y ofrece contenidos que justifican el canal p¨²blico por s¨ª solo, ha a?adido una perla en asociaci¨®n con la Filmoteca Espa?ola.
Ha puesto a disposici¨®n los inabarcables noticiarios cinematogr¨¢ficos del franquismo, desde el No-Do hasta las entregas semanales que festejaban concursos de sardanas, la llegada radiante de la energ¨ªa at¨®mica y hasta el pasajero dos millones de Iberia, por entonces una compa?¨ªa de la que ten¨ªamos que sentirnos orgullosos, antes de que nos invitaran a despreciar para poderla saquear sin esc¨¢ndalo. All¨ª nos espera una Espa?a oficial, de orden y silencio, cuyos espacios principales capitaliza Fraga en una de las campa?as de autobombo m¨¢s memorables que se conozcan. Su informaci¨®n y su turismo est¨¢n al alcance de un clic, como dicen hoy los cursis.
Pero hay m¨¢s. Piezas restauradas por la Filmoteca, cortometrajes, rarezas, pel¨ªculas pioneras y el bocado magistral de lanzamiento: Un perro andaluz, el primer mediometraje de Luis Bu?uel y Dal¨ª, la deslumbrante destilaci¨®n de su talento, el m¨¢s influyente zarpazo del surrealismo, copiado hasta la saciedad por los que se autodenominan modernos 90 a?os despu¨¦s. Solo resulta preocupante que un lujo as¨ª, del que podemos gozar por la discutida y r¨¢cana inversi¨®n p¨²blica durante tantos a?os, no aproveche las posibilidades de un patrocinio o un discreto recurso publicitario para permitir que la labor se perpet¨²e, ahora que est¨¢ amenazado nuestro patrimonio audiovisual por el deterioro y el desprecio. Que no nos pase, como nos pasa siempre, que lo nuestro solo cobre valor cuando se malogra o se lo apropia alguien delante de nuestras narices.
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