La est¨¦tica ¡®povera¡¯ impone su criterio moral
La arquitectura deja atr¨¢s su amor por los r¨¦cords absurdos
A pesar de que la crisis ha ralentizado tambi¨¦n el ritmo de crecimiento y la altura de los rascacielos europeos, en 2013 la arquitectura volver¨¢ a batir r¨¦cords. El de altura ser¨¢ continental ¡ªAsia juega en otra liga¡ª y lo conseguir¨¢ la torre Mercury City de Mosc¨² cuando se termine, previsiblemente con la llegada de la primavera. El pasado noviembre, el rascacielos moscovita, que lleva m¨¢s de un lustro en construcci¨®n y que ha sufrido la muerte de su arquitecto ¡ªel estadounidense Frank Williams¡ª, destron¨® con 339 metros a The Shard, la astilla clavada por Renzo Piano en Londres, tras su breve reinado como techo de Europa. Sin embargo, tanto este edificio catar¨ª en suelo londinense como el rascacielos erigido con dinero del multimillonario due?o de estancos Igor Kesaev representan lo mismo en ubicaciones opuestas. El brit¨¢nico contribuye a densificar el centro de Londres, pero tambi¨¦n a expandir el ¨¢rea de negocios ¡ªy por lo tanto la zona de mayor rentabilidad constructiva¡ª al sur del T¨¢mesis, un antiguo barrizal repleto de almacenes hasta hace solo dos d¨¦cadas. La torre moscovita hace lo propio, pero desde m¨¢s abajo. Lejos de densificar el centro de la capital, coloniza otra ¨¢rea con voluntad de inaugurar un nuevo barrio de negocios, un lugar en el que los poderosos puedan trabajar y aumentar, de paso, el valor del suelo en venta.
Con todo, los r¨¦cords dejar¨¢n de ser un tema noticiable. No son noticia desde que se fabrican a la carta. Para 2013 est¨¢n previstos, entre otros, el de Daniel Libeskind con el edificio de viviendas m¨¢s alto de Europa en Varsovia: 192 metros de pisos visibles desde cualquier punto de la capital polaca. Y el de Rem Koolhaas con su ciudad vertical de Rotterdam: tres bloques interconectados en el viejo puerto de Wilhelminapier ¡ªdesde donde zarpaban los barcos repletos de emigrantes camino de Am¨¦rica¡ª. Con 150 metros de altura, el tr¨ªo de rascacielos de Koolhaas no ser¨¢ el m¨¢s alto, pero ya est¨¢ anunciado como el mayor inmueble de los Pa¨ªses Bajos.
En primavera se inaugurar¨¢ la torre Mercury en Mosc¨²: la m¨¢s alta del mundo
A¨²n as¨ª, m¨¢s all¨¢ de la temporalidad de los r¨¦cords, cada vez m¨¢s ef¨ªmeros y anecd¨®ticos, la densificaci¨®n de las zonas de negocios o la creaci¨®n de nuevos barrios, como el ruso y el holand¨¦s, evidencian que la crisis no frena todas las econom¨ªas. Que los inversores llegan de otros lugares y que mientras Brasil se equipa con infraestructuras deportivas y da trabajo a las grandes estrellas globales (Foster ha abierto oficinas en S?o Paulo), muchas ciudades europeas se densifican y ganan en altura. Sobre todo donde m¨¢s dinero hay en juego. La arquitectura, sin embargo, tiene poco que decir en esa carrera superlativa. "?Hasta d¨®nde se puede crecer?" es la pregunta equivocada. Como dir¨ªa Proust, todo "a pesar de" es "porque". As¨ª, que a pesar de la crisis se construyan rascacielos se explica con la propia crisis. Eso s¨ª, vista desde otro ¨¢ngulo. La cuesti¨®n no es ni medioambiental, ni social ni, por supuesto, art¨ªstica. Se trata de seguir creciendo econ¨®micamente. Es un asunto de rublos, libras y d¨®lares el que se ventila en las alturas.
Frente a esa l¨ªnea ascendente del mundo corporativo de los edificios de oficina, la est¨¦tica povera continuar¨¢ reinando en las nuevas instituciones culturales. Tras hacer de los museos escaparates de la arquitectura m¨¢s ambiciosa ¡ªvanguardista o simplemente llamativa¡ª, los centros de arte del siglo XXI apuntan hacia la reparaci¨®n y la reutilizaci¨®n de los edificios. As¨ª, la nueva est¨¦tica es de recuperaci¨®n. Y es a la vez medio y mensaje. Se parte del pasado, pero el cambio es rotundo y la forma, povera. Al Palais de Tokyo de Par¨ªs y al Matadero de Madrid se ha sumado el crudo aperitivo de la ampliaci¨®n de la Tate Modern de Londres, a manos de Herzog & de Meuron. The Tanks, las salas de performance inauguradas hace dos meses en Londres, constatan un cambio en los museos contempor¨¢neos: no es que los edificios se hayan callado, es que han pasado a hablar desde su estructura, desde su verdad, y eso implica liberar y no encubrir al pasado. Tambi¨¦n culturalmente ha llegado el momento de la verdad desnuda que permite valorar el espacio de un solo vistazo y empuja a preguntarse si hac¨ªan falta tantos oropeles. Entre los mejores proyectistas, el siglo XXI arquitect¨®nico contin¨²a su carrera hacia la desnudez. Sucede tambi¨¦n en el paisajismo, que busca m¨¢s sanear que embellecer.
El Pritzker ya reconoci¨® en 2012 el reciclaje cultural con el chino Wang Shu
Quienes no hayan entendido la urgencia por reparar, reducir y compartir seguir¨¢n la cada vez menos trepidante carrera de patio de colegio de los r¨¦cords de opereta. El resto tratar¨¢ de hacer las cosas de otra manera. El Premio Pritzker reconoci¨® en 2012 el reciclaje cultural y material del chino Wang Shu. Los ejemplos del burkin¨¦s Di¨¦b¨¦do Francis K¨¦r¨¦ o del indio Balkrishna Doshi, cuyas escuelas y viviendas son una lecci¨®n de austeridad, deber¨ªan ser tomados en cuenta por su jurado si es que el premio quiere dejar claro qu¨¦ arquitectura merece ser defendida.
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