Nobel al escritor menos malo
Steinbeck gan¨® en 1962 por descarte, seg¨²n documentos del comit¨¦ que entrega el galard¨®n
¡°Por sus obras realistas e imaginativas, que combinan humor simp¨¢tico y una percepci¨®n social incisiva¡±. Oficialmente John Steinbeck gan¨® en 1962 el Nobel de Literatura por estas razones. Aunque, de facto, hubo otro motivo, quiz¨¢s incluso m¨¢s importante: no hab¨ªa nada mejor.
El autor de Las uvas del ira derrot¨® ese a?o a los otros 66 candidatos porque era el menos malo, seg¨²n unos documentos hasta ahora desclasificados del Comit¨¦ del Nobel de la Academia sueca que recoge el diario Svenska Dagbladet, del mismo pa¨ªs.
De hecho, el Comit¨¦ consideraba que el propio Steinbeck no se encontraba en el mejor momento de su trayectoria literaria. Pero los otros finalistas, el dramaturgo franc¨¦s Jean Anouilh, la escritora danesa Karen Blixen, el brit¨¢nico Lawrence Durrell y el poeta ingl¨¦s Robert Graves, tampoco convenc¨ªan a los cuatro expertos encargados de la elecci¨®n.
Uno de ellos, Henry Olsson, dijo que ?no hay candidatos obvios y el comit¨¦ se encuentra en una situaci¨®n poco envidiable?, seg¨²n los documentos citados por el Svenska Dagbladet. En concreto, Blixen, autora de Memorias de ?frica, desapareci¨® de la lista porque falleci¨®; Anouilh ten¨ªa pocas posibilidades debido a que su compatriota Saint-John Perse ya hab¨ªa ganado el galard¨®n en 1960; y Durrell no entusiasmaba al cuarteto que decidi¨® ¡°mantenerlo bajo observaci¨®n para el futuro?, tal y como recoge The Guardian, citando al redactor de Svenska Dagbladet Kaj Schueler.
Quedaban dos posibilidades: Steinbeck o Graves. Pero el comit¨¦ no quer¨ªa premiar al que consideraba sobre todo un poeta (pese a que Graves ya hab¨ªa escrito y escribir¨ªa varias novelas hist¨®ricas) y, adem¨¢s, el entonces secretario permanente de la Academia, Anders Osterling, cre¨ªa que Steinbeck ten¨ªa "m¨¢s posibilidades de ganar apoyo sin objeciones".
A¨²n as¨ª la elecci¨®n del Comit¨¦ suscit¨® pol¨¦micas y muchas voces en contra. Y el propio Steinbeck, en su discurso de agradecimiento, afirm¨®: ¡°En mi coraz¨®n puede que haya duda de si merezco el Premio Nobel en vez de los otros hombres letrados por quienes siento respeto y reverencia¡±.
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