Enrique Meneses Miniaty, maestro de periodistas
El fot¨®grafo madrile?o vivi¨® en Francia, Portugal, Egipto y Estados Unidos Viaj¨® como reportero por India, Oriente Pr¨®ximo, Cuba y ?frica
A las once de la noche del lunes d¨ªa 21 de octubre de 1929, en la madrile?a calle Pr¨ªncipe de Vergara n¨²mero 45, naci¨® Enrique Meneses Miniaty, periodista que por decisi¨®n paterna estaba predeterminado a ejercer como abogado. Poco despu¨¦s de las once de la noche del pasado d¨ªa 6 de enero, falleci¨® en el hospital de La Paz, donde hab¨ªa ingresado muy poco antes. Perteneciente, seg¨²n sus propias palabras, a ese colectivo de "hombres y mujeres que se abrazaron a una profesi¨®n como otros toman los h¨¢bitos y hacen votos de castidad. Una profesi¨®n en la que de nada sirve sentarse detr¨¢s de una mesa y escribir folios y folios, sino que hay que ir a buscar la informaci¨®n donde ¨¦sta se encuentra, entre otras razones porque el fotoperiodista, adem¨¢s de escribir su propio texto, hace sus propias fotos, y no se puede fotografiar nada desde una habitaci¨®n de hotel".
Maestro del fotoperiodismo (aunque siempre me dec¨ªa que no era maestro de nada), vivi¨® en Francia, Portugal, Egipto y Estados Unidos y viaj¨® como reportero por India, Oriente Pr¨®ximo, Cuba y ?frica, ese continente que am¨® y que lo atrap¨® para siempre, como queda reflejado en sus memorias Hasta aqu¨ª hemos llegado: ¡°Hace m¨¢s de 50 a?os que ?frica y yo mantenemos una relaci¨®n sentimental que solo la muerte puede terminar. Meneses, como Kapuscinski, uno de los m¨¢s grandes periodistas polacos, tom¨® numerosas fotos en ese continente. De all¨ª procede una de las m¨¢s queridas por ¨¦l: un neol¨ªtico caminando hacia el futuro, portando s¨®lo sus armas. Le siguen la mujer con las pertenencias, ¨²nicas y m¨ªnimas, sobre la cabeza y su hijo a la espalda. Y el perro. "Ahora ¨C dec¨ªa Meneses - ?frica se deshace. Se est¨¢ vaciando de riquezas y s¨®lo abunda en cayucos y en fotos de dolor y muerte".
Cre¨® su propia agencia, Fotopress, y m¨¢s tarde el programa A toda plana para Televisi¨®n Espa?ola. Luego formar¨ªa parte del equipo de Los reporteros.
Meneses, solitario muchas veces y so?ador siempre, que es lo que separa a los que viven intensamente de los que solo pasan por la tierra, fue compa?ero de grandes reporteros de los a?os cincuenta y sesenta, como Sharok Hatam¨ª, Cesare Dante Vacchi, Gordon Tunney, Jean Roy, quien muri¨® junto a David Saymour, uno de los fundadores de la m¨ªtica agencia M¨¢gnum cuando cubr¨ªan la guerra del Canal de Suez; Pedrazzini o los espa?oles Miguel de la Quadra y Cuco Cerecedo, que compartieron con ¨¦l ese tipo de periodismo arriesgado, imaginativo y comprometido. En la actualidad apenas s¨ª se pueden contar a todos los aut¨¦nticos reporteros con los dedos de ambas manos, como nos dej¨® dicho Julio Fuentes, muerto en Afganist¨¢n por la sinraz¨®n y el fanatismo. En el oficio de reportero internacional y de riesgo han cambiado pocas cosas. Ellos siguen escribiendo las p¨¢ginas m¨¢s importantes de la degradaci¨®n humana y regando con su sangre numerosos campos de batallas. No quieren ser maestros de nada y su formaci¨®n, afortunadamente, no se aprende en las aulas.
El mayor ¨¦xito, o el m¨¢s conocido y admirado de Enrique Meneses, que siempre practic¨® la polivalencia, imprescindible en su forma de vida profesional, fue su exclusiva mundial tras conseguir retratar y convivir varios meses con los rebeldes de Fidel Castro y Che Guevara en Sierra Maestra. Antes de ser expulsado de Cuba pas¨® por las c¨¢rceles de Batista y mont¨® una operaci¨®n de depurado espionaje para sacar sus pel¨ªculas fotogr¨¢ficas de la isla. En aquella ¨¦poca era tan dif¨ªcil hacer un reportaje como hacerlo llegar al medio para el que se trabajaba. Y ah¨ª radica la diferencia fundamental entre el ayer y el hoy del periodismo internacional. En estos momentos, gracias al sat¨¦lite, casi podemos hacer llegar la informaci¨®n en tiempo real. Antes hab¨ªa que especializarse en horarios y enlaces entre trenes, barcos, aviones o cualquier otro medio de transporte que ofreciera la posibilidad de hacer llegar las fotos
Estuvo presente tambi¨¦n en la marcha sobre Washington, encabezada por Martin Luther King y su sue?o, luego arrebatado por la muerte. A esa ¨¦poca le debemos sus magn¨ªficas fotos de la manifestaci¨®n y de actores como Paul Newman, Marlon Brando, Burt Lancaster, Charlton Heston y Sydney Poitier, adem¨¢s del propio Luther King, entre otros muchos.
Trabaj¨®, fundamentalmente, para la revista Paris Match, que junto con la estadounidense Life, representaron al mejor fotoperiodismo de todos los tiempos. Tambi¨¦n lo hizo para la emisora Radio Europa n¨²mero 1, de Par¨ªs, y para Prensa Espa?ola (ABC y Blanco y Negro). Fue director de la revista mensual espa?ola Lui, de donde pas¨® a Playboy como editor ejecutivo.
Autor de numerosos libros, entre otros, Fidel Castro, publicado en Espa?a, Reino Unido, Estados Unidos, Alemania y Jap¨®n; Nasser, el ¨²ltimo fara¨®n; y Escrito en carne, que es, en palabras del propio Meneses, un canto a la profesi¨®n period¨ªstica y un adi¨®s a la aventura en su sentido m¨¢s puro. Escribi¨® tambi¨¦n algunos ensayos, como La bruja desnuda y Seso y sexo, obras que provocaron numerosas pol¨¦micas, y Hasta aqu¨ª hemos llegado, un apasionante relato autobiogr¨¢fico que deber¨ªa ser de obligada lectura para los futuros profesionales del periodismo. Ha exhibido su obra fotogr¨¢fica de forma individual y colectiva con exposiciones como Sierra Maestra, Mis 60 y Cien Miradas de Enrique Meneses, de la que se edit¨® un libro con el mismo t¨ªtulo, y de las que me enorgullezco haberlas coordinado y de haber sido el comisario.
Meneses lleg¨® muy temprano a un convencimiento: "El mundo era mi casa y sinti¨¦ndome en todas partes en mi hogar no ve¨ªa por qu¨¦ deb¨ªa darme escalofr¨ªos escuchar un himno o ver ondear una bandera".
Perteneci¨® a la etapa del "cazador", la de los aventureros-periodistas o periodistas-aventureros. No ¨¦ramos dioses, ni mucho menos, y, a nuestro modo ¨C pero s¨®lo a nuestro modo ¨C ¨¦ramos unos caballeros.
Vivi¨® el periodismo intenso en una ¨¦poca en la que ¨¦ste penetraba por todos los poros y exig¨ªa del individuo un sentido de la responsabilidad absoluto (aunque, en lo dem¨¢s, fu¨¦semos irresponsables), una fortaleza f¨ªsica y un lenguaje internacional del avasallamiento -en loor de la sacrosanta informaci¨®n-. Entr¨¢bamos pegando patadas a puertas que hubiesen disminuido a un ser normal porque ¨¦ramos "los ojos y los o¨ªdos, la voz y el gesto del mundo". Ha dejado en marcha la fundaci¨®n que lleva su nombre y su televisi¨®n Utop¨ªa.
Estuvo casado con B¨¢rbara Montg¨®mery, con quien tuvo una hija, B¨¢rbara, y tras enviudar form¨® pareja con Annick Duval, quien junto a sus hijos Anne-Isabelle y Ricardo le acompa?aron hasta el final
Enrique Meneses Miniaty, ha mantenido intactos hasta el final la capacidad de so?ar y la voluntad de vivir, esos ingredientes vitales que separan a los j¨®venes viejos de los viejos j¨®venes. Aconsejaba a las nuevas generaciones de periodistas que no pierdan nunca el entusiasmo, la paciencia, la curiosidad, la humildad y el respeto, porque ¨¦stos han sido, son y seguir¨¢n siendo la clave de este oficio bello y muy peligroso.
No conceb¨ªa el mundo sin Internet y hasta hace muy pocos d¨ªas sigui¨® trabajando en su blog, aunque ¨C dec¨ªa ¨C ¡°uno no debe fiarse, ha de investigar, confirmar siempre y buscar el equilibrio¡±.
Diego Caballo Ardila es profesor de Fotoperiodismo en la Universidad San Pablo-CEU y redactor jefe de edici¨®n gr¨¢fica de la agencia Efe.
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