Para colgarse al pecho todo el museo
La fruct¨ªfera relaci¨®n entre joyeros y artistas desemboca en dos ins¨®litas exposiciones en Valencia y Par¨ªs
Cuenta Diane Venet que su afici¨®n a coleccionar joyas de artista comenz¨® con el sencill¨ªsimo anillo de compromiso que le fabric¨® su marido, el escultor Bernar Venet, atando alrededor de su dedo una varilla de plata. Por su lado, Clo Fleiss, mujer del marchante parisiense Marcel Fleiss ¡ªGalerie 1900-2000¡ª, debe tambi¨¦n al estrecho trato con los artistas su afici¨®n a coleccionar joyas dise?adas por algunos de los grandes nombres del arte. La segunda posee cerca de medio millar de piezas, la primera 130. Colecciones que constituyen un maravilloso museo en miniatura que les permite ir luciendo sobre el cuerpo obras que poseen siempre el sello de identidad de su creador. Picasso, Calder, Braque, Cocteau, Fontana, Julio Gonz¨¢lez, Giacometti, Man Ray, Lichtenstein, Kounellis y Niki de Saint-Phalle, pero tambi¨¦n Cindy Sherman, Keith Haring, Damien Hirst, Barcel¨® y Cildo Meireles. Dos exposiciones, una en el IVAM (Valencia, hasta el 24 de febrero) y otra en Par¨ªs (Galerie du Cr¨¦dit Municipal, hasta finales de enero) ofrecen una amplia muestra de esa deslumbrante obsesi¨®n.
Chus Bures, el dise?ador de joyas espa?ol m¨¢s internacional, lleva trabajando con artistas m¨¢s de 30 a?os
De Picasso a Jeff Koons. El artista como joyero es el t¨ªtulo que lleva la de Diane Venet. Hay un brazalete de plata de Damien Hirst lleno de dijes que son pastillas y c¨¢psulas, y un broche de Stella que es como si una de sus esculturas brotara desde el pecho de la portadora. En Bijoux d'Artistes. Une collection, se llega m¨¢s lejos y sorprenden los recursos expresivos de Calder (uno de los m¨¢s aficionados al dise?o de joyas), Meret Oppenheim (un brazalete de oro con piel por fuera) o Anish Kapoor (un anillo de oro con agua en el interior).
Y es que el ser humano, desde los albores de la civilizaci¨®n, ha tenido siempre el deseo de adornarse. Las joyas tienen algo de talism¨¢n pero, indudablemente, tambi¨¦n sirven para embellecer a quien las porta y son, as¨ª mismo, s¨ªmbolos de poder. No muchos artistas dise?aron joyas en la antig¨¹edad. El siglo XX alumbr¨® esta tendencia a la que se van sumando cada vez m¨¢s creadores contempor¨¢neos. Chus Bures, el dise?ador de joyas espa?ol m¨¢s internacional, lleva trabajando con artistas m¨¢s de 30 a?os. Las coleccionistas mencionadas tienen piezas suyas, incluidas en sendas muestras, hechas con dise?os de Louise Bourgeois, Carlos Pazos, Miquel Barcel¨®, Julio Le Parc o Jes¨²s Rafael Soto. ¡°Para m¨ª es un ¨¢rea de experimentaci¨®n y, a la larga, ha significado un paso importante en mi carrera¡±, dice Bures. ¡°Me gusta el riesgo y cada una de estas piezas es un desaf¨ªo¡±. Se refiere el dise?ador a la forma pero tambi¨¦n al contenido, como en el caso de su colaboraci¨®n con el artista conceptual Santiago Sierra. Un creador que provoca terremotos con cada una de sus obras y proyectos. En 2006 Bures y Sierra hicieron unas ediciones limitadas de pulseras y gargantillas de oro y diamantes con los provocadores lemas: Gold traffic kills (el tr¨¢fico de oro mata) y Diamond traffic kills (el tr¨¢fico de diamantes mata). ?Se puede llevar una joya que critica la explotaci¨®n de los mineros que obtienen el material? Un aut¨¦ntico ox¨ªmoron ¨¦tico. Las nuevas joyas realizadas con Sierra contienen simplemente la palabra NO, que alude a su proyecto en proceso desde hace algunos a?os, titulado NO Global Tour. ¡°Que los ricos lleven ese NO, ese rechazo a todo, es en cierta forma excitante¡±, admite Bures. En todo caso, el arte es as¨ª y as¨ª lo expresan los artistas capaces de poner tanto magia como veneno en sus m¨¢s radiantes creaciones.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.