Cristina Iglesias: esculpiendo enigmas
Laberintos, grutas, techos suspendidos, muros vegetales, manantiales La retrospectiva de Cristina Iglesias en el Reina Sof¨ªa crea un extra?o viaje a trav¨¦s de los lugares inventados por esta escultora, considerada por muchos la artista espa?ola m¨¢s internacional
Hay obras de arte que no necesitan explicaci¨®n. No porque sean obvias sino precisamente porque plantean enigmas, producen sensaciones, invitan e involucran directamente a quien las ve. Sin intermediarios. Y despu¨¦s, se llevan adheridas secretamente en alg¨²n lugar de la memoria. El trabajo que ha venido realizando Cristina Iglesias (San Sebasti¨¢n, 1956) es de ese tipo. Y la exposici¨®n que se abre al p¨²blico el 5 de febrero en el Museo Reina Sof¨ªa ser¨¢, sin duda, un acontecimiento. Sobre todo porque, m¨¢s que una retrospectiva, ser¨¢ un aut¨¦ntico viaje. Una excursi¨®n llena de lugares extra?os e inesperados. ¡°Lo que hago es ficci¨®n¡±, dice la escultora.
Su casa-estudio en Torrelodones, en las afueras de Madrid, tiene grandes ventanales que permiten que el paisaje de la sierra le hable de formas y colores cambiantes. A la entrada de la casa una serie de figuras de hombrecillos achinados y sonrientes recuerdan que all¨ª vivi¨® tambi¨¦n Juan Mu?oz, el c¨¦lebre escultor y marido de Cristina Iglesias, fallecido en 2001. Dentro de la misma propiedad vive adem¨¢s el hermano de la artista, el oscarizado compositor Alberto Iglesias. Pero ella no les va a la zaga. El nombre de Cristina Iglesias tal vez no le resulte familiar a la gente poco involucrada con el mundo del arte. Dentro de ¨¦l, sin embargo, es considerada en muchos c¨ªrculos internacionales como la artista espa?ola viva m¨¢s relevante en estos momentos. M¨¢s all¨¢ de las grandes colecciones y museos, hay piezas suyas dispersas por todo el mundo. Muchas de ellas escondidas entre monta?as o acantilados, en ciudades y edificios emblem¨¢ticos, y hasta en el fondo del mar.
¡°Me interesa la idea de un espacio que no es nada, que est¨¢ olvidado o se est¨¢ creando, y conseguir activar esa situaci¨®n¡±
Tiene la sonrisa f¨¢cil, una voz ligeramente ronca y cristalina a la vez. La enorme mesa de su despacho est¨¢ llena de papeles, apuntes y peque?as muestras de maquetas porque suele desarrollar varios proyectos simult¨¢neamente y cada uno de ellos tiene su peque?o espacio en ese aparente desorden. A pocos metros, dice, est¨¢ su cama. Eso le permite levantarse a cualquier hora y capturar ideas o soluciones entre la vigilia y el sue?o. ¡°Mis obras tratan de construir lugares donde haya una experiencia que te despierte percepciones que a veces no esperas¡±, dice. ¡°Y, en este sentido, el espacio del Reina Sof¨ªa es un veh¨ªculo perfecto. Habr¨¢ piezas de cierto car¨¢cter monumental que me ayudan a crear el viaje que propongo al visitante. Esta exposici¨®n est¨¢ planteada como una antol¨®gica, porque as¨ª se define, pero yo la veo como un viaje que atraviesa diferentes momentos, construcciones que te llevan unas a otras. Hay cruces de caminos en los que uno puede optar por dos direcciones, alg¨²n callej¨®n sin salida. Alternativas que activan el lugar¡±.
Y esa quiz¨¢ sea la clave de sus intervenciones. Sitios neutros que se ¡°activan¡± gracias a las construcciones que ella instala.
Quienes hayan tenido la experiencia de meterse y experimentar sensaciones en la sala de Richard Serra en el Guggenheim de Bilbao pueden hacerse una idea de lo que ser¨¢ esta muestra. Esculturas que a veces intimidan, pero tambi¨¦n invitan al espectador a adentrarse en sus espacios. Son experiencias f¨ªsicas. Su trabajo no es decorativo. Son proposiciones de inmersi¨®n.
Siempre me ha interesado producir esa ¨¢rea del deseo. Y a la vez que este no sea accesible¡±
¡°Siempre me ha interesado producir esa ¨¢rea del deseo. Y a la vez que este no sea accesible¡±, confiesa. ¡°Como en esas piezas que te proponen una entrada con una luz, el reflejo de un tapiz que multiplica el espacio¡ y todo ocurre en apenas 50 cent¨ªmetros. Te tienes que asomar a ellas pegado a la pared y lo dem¨¢s es un muro. Eso tambi¨¦n estar¨¢ en esta exposici¨®n. Obviamente conozco la historia y el ?tant donn¨¦s, de Duchamp, ha sido una pieza que reverberaba en mi imaginario. Pero quiero decir que me interesa activar mentalmente y tambi¨¦n f¨ªsicamente al espectador. Moverte de un lado a otro, la forma en que entras, el que tengas que volverte, todo ello. Por eso montar esta exposici¨®n en el museo es para m¨ª como volver a construir. Una exposici¨®n la construyes con elementos que muchas veces hab¨ªas pensado para otros espacios o una situaci¨®n determinada, y te hacen reflexionar sobre el tr¨¢nsito. No el tr¨¢nsito en una ciudad, que tambi¨¦n, sino c¨®mo transita la gente por un espacio. Un espacio que tiene que ser permeable pero a la vez te protege y ves a trav¨¦s¡±.
Cristina Iglesias ha trabajado en muchas ocasiones con arquitectos. Y, sin embargo, su trabajo es antiarquitect¨®nico a veces. Quiz¨¢ porque siempre se ha sentido fascinada por ese tipo de construcciones fantasiosas como son las grutas, laberintos, refugios. Espacios inclusivos y amenazadores al mismo tiempo. ¡°Esa inquietud, el sentirte perturbado por algo que est¨¢ a punto de ocurrir, la espera de que algo quiz¨¢ se repita, que vuelva a brotar agua o que una sombra aparezca de nuevo, esa idea de tiempo te lleva a un lado oscuro. Ese lado oscuro est¨¢ presente en la obra. Es como una m¨²sica que te entra y que luego tiene m¨¢s capas¡±.
Ha trabajado mucho en espacios p¨²blicos, una tarea dif¨ªcil. ¡°Es un reto complicado. Cada pieza es distinta y yo quisiera que sea siempre as¨ª. No quiero abordar de la misma manera una plaza o una esquina de una ciudad por haberlo hecho antes¡±, afirma. ¡°Me interesa esa idea de un espacio que no es nada, que est¨¢ olvidado o se est¨¢ creando, y conseguir activar esa situaci¨®n y llevarla a un terreno de percepci¨®n que verdaderamente funcione. Que parezca que siempre ha estado all¨ª, que no irrumpa, pero que tampoco pase desapercibido¡±.
Uno de los ¨²ltimos es el que est¨¢ realizando desde hace varios a?os en Toledo. ¡°Es la construcci¨®n de una ruta con varias intervenciones en la ciudad que van desde el r¨ªo hasta la parte m¨¢s alta. Es una sola pieza concebida como un recorrido, la sucesi¨®n de piezas escult¨®ricas e intervenciones y el propio camino. La idea de todo el proyecto es el agua como comunicador de conocimiento y de di¨¢logo. Hay un cierto ilusionismo. En Toledo siempre ha preocupado llevar el agua a la parte m¨¢s alta de la ciudad, y adem¨¢s es lugar del di¨¢logo entre las tres culturas, un momento de convivencia en el que todos compart¨ªan hasta los ba?os p¨²blicos. Dos de las secciones estar¨¢n listas durante la exposici¨®n y en la propia muestra habr¨¢ una habitaci¨®n que describe en gran parte el proyecto. La obra completa se inaugurar¨¢ en abril de 2014 para el 400? aniversario de El Greco¡±.
¡°Esa inquietud, el sentirte perturbado por algo que est¨¢ a punto de ocurrir, esa idea de tiempo te lleva a un lado oscuro¡±
El agua es el material que ha incorporado en los ¨²ltimos a?os a su obra. Hablando de su relaci¨®n con los materiales, llama la atenci¨®n que Cristina Iglesias empezara sus estudios, no en una escuela de arte convencional, sino haciendo escultura en el departamento de cer¨¢mica. ¡°Yo hice Qu¨ªmicas, pero a la vez me interesaba el arte. En Barcelona hice algo de barro y dibujo, y empec¨¦ filosof¨ªa. Todo en un a?o loco de muchos cambios. Quer¨ªa meterme en el arte y buscar un lenguaje. Cuando fui a Londres empec¨¦ a pensar en la escultura, us¨¦ el barro porque pod¨ªa usar color con ¨¦l. Me atra¨ªa la arquitectura, la pintura y el cine. La tierra s¨ª que me parec¨ªa interesante. El material en ese momento me permiti¨® meter las manos en la harina. En mi caso, la relaci¨®n con los materiales sigue siempre a las ideas¡±.
¡°En relaci¨®n al agua, la primera pieza en la que us¨¦ agua es de 1992, en las Islas Lofoten en Noruega. Pas¨¦ tiempo en Roma donde adem¨¢s de aprender de las fuente de Bernini encontr¨¦ a Borromini. Todo eso fue creando un poso y lleg¨® el momento en que dije: quiero crear un lugar donde algo ocurra, un territorio po¨¦tico. Un sitio donde no haya nada o en cualquier esquina de una habitaci¨®n. Los materiales se incorporaron y luego hablan por s¨ª mismos. He usado cristal por su transparencia, vidrio coloreado porque la luz al atravesarlo produce sombra de color, alabastro para sentir esas venas de agua debajo y c¨®mo la luz lo atraviesa¡ otros artistas, como Chillida, han utilizado el alabastro meti¨¦ndose dentro. Yo lo utilizo de manera m¨¢s constructiva. En realidad soy una constructora. Pertenezco al ramo de la construcci¨®n¡±, dice riendo.
A principios de los a?os ochenta estudi¨® en la Chelsea School of Arts; en 1986 y en 1993 represent¨® a Espa?a en la Bienal de Venecia. En 1995 fue nombrada Profesor de escultura en la Academia de Bellas Artes de M¨²nich. En 1999 recibi¨® el Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas. Nacida en San Sebasti¨¢n, Chillida y Oteiza est¨¢n en la trastienda de sus referencias art¨ªsticas.
¡°Ellos est¨¢n de una manera muy natural en mi trabajo porque los ten¨ªa muy cerca. Y, desde luego, su lenguaje s¨ª que me abri¨® y me educ¨®. Es importante que el arte y la cultura, est¨¦n en la calle, en los museos. Yo lo siento natural porque en San Sebasti¨¢n el Peine del viento lo he visto siempre y he entendido que una abstracci¨®n como esa pod¨ªa ser muy significativa, unir a la gente y hacerte pensar: c¨®mo puede ser representado el viento. Eso es educaci¨®n y es importante. Chillida y Oteiza estuvieron de forma natural, pero al mismo tiempo, estudi¨¦ la historia del arte. He recibido influencia de muchos otros artistas¡±.
Lo m¨ªo es todo ficci¨®n, aunque trate de lo natural y me aproveche de ello. Es todo una invenci¨®n"
No tiene inconveniente en citar algunos. ¡°Cuando estuve en Londres, Eva Hesse tuvo un impacto tremendo. Ella ya hab¨ªa muerto, pero conocer su trabajo me impresion¨® mucho, as¨ª como la obra de Robert Smithson o Walter de Maria, particularmente las obras de una exposici¨®n que vi all¨ª al poco de llegar titulada Pier and Ocean. Tambi¨¦n los rusos y, en particular, las artistas rusas: Katarzyna Cobro, Liubov Popova¡ Todos ellos constructores... del ramo de la construcci¨®n¡±, vuelve a decir con humor.
Y prosigue. ¡°El otro d¨ªa vi una exposici¨®n en Nueva York sobre la abstracci¨®n donde reencontr¨¦ una pieza que me ha marcado como escultura. Antes mencion¨¦ el ?tant donn¨¦s, ahora me refiero a la torre de Tatlin, el Homenaje a la Tercera Internacional. Es buen¨ªsima. La vuelves a ver ahora, con esos elementos casi de ciencia ficci¨®n interiores, donde se divid¨ªan las estructuras del Estado, y es una obra excepcional, percibes su fuerza. Pero volviendo a aquellos primeros descubrimientos, todos ellos me planteaban qu¨¦ era la escultura, hasta qu¨¦ punto puede uno expresarse y crear un lugar activo y, por otro lado, tambi¨¦n crear un territorio po¨¦tico¡±.
Eso es precisamente lo que produce el arte en el paisaje. Cristina Iglesias ha incorporado hace tiempo representaciones vegetales en sus trabajos. Una de las piezas m¨¢s emblem¨¢ticas, en ese sentido, son las puertas de la ampliaci¨®n del Museo del Prado. ¡°La naturaleza es uno de los territorios de referencia m¨¢s f¨¦rtiles, para hablar de ciertos conceptos. Pero tambi¨¦n lo hago en el territorio po¨¦tico de los sue?os¡±, dice. ¡°Las puertas del Prado tienen que ver con eso. Combinan cierta invenci¨®n vegetal, el tr¨¢nsito entre la ciudad y el templo de lo imaginado e incluso se involucran con la cercan¨ªa del Jard¨ªn Bot¨¢nico¡±.
¡°Una cuesti¨®n fundamental de esa obra es que ten¨ªan que ser puertas¡±, contin¨²a. ¡°Rafael Moneo me pidi¨® una pieza funcional, unas puertas ceremoniales. No es la entrada normal de tiques, lo cual me permiti¨® una libertad mucho mayor. Eso s¨ª, se ten¨ªan que abrir todos los d¨ªas, por normativa, porque es tambi¨¦n una puerta de salida de emergencia. Esta entrada se abre y se cierra en el horario del museo. Entre uno y otro momento las puertas se mueven seis veces. Es una parte fundamental de la pieza. Ganar el umbral, los lados, crear un habit¨¢culo. No mucha gente sabe que se mueven autom¨¢ticamente y se colocan en diferentes posiciones. Incluir esa idea de tiempo, que siempre est¨¢ en la escultura, me pareci¨® un factor interesante para hablar de la escultura p¨²blica. Y que el viandante pueda quedarse en ese reducto sin necesidad de entrar en el museo¡±.
Me gusta por el acto de caminar y porque tambi¨¦n te despierta. Es una manera de meterte en ti misma y de pensar
A esta artista, casi no hace falta se?alarlo, le gusta caminar. ¡°Me gusta andar por el campo, la monta?a, hasta he caminado en alg¨²n desierto. Me gusta por el acto de caminar y porque tambi¨¦n te despierta. Es una manera de meterte en ti misma y de pensar¡±, afirma.
Tambi¨¦n tiene una obra submarina en Baja California Sur (M¨¦xico). En su estudio hay un acuario con la maqueta de esa especie de ruina misteriosa. ¡°Est¨¢ entre 15 y 17 metros de profundidad. Una de las cosas que me pas¨® buceando all¨ª, en el mar de Cort¨¦s, para construir la pieza fue descubrir que hab¨ªa tanto plancton que se formaba una especie de neblina¡±, apunta. ¡°Me he planteado muchas veces hacer visible lo que no ves o lo que solo ves desde una distancia. Algo que parece una cosa y luego es otra, o hace que te sientas perdido o desorientado. All¨ª, bajo el agua, eso puede llegar a extremos. Lo m¨¢s bonito de ese proyecto que es nace de una invitaci¨®n a participar en un acto de preservaci¨®n de la naturaleza. La idea era una recuperaci¨®n de la isla Esp¨ªritu Santo para devolverla a lo p¨²blico, porque estaba en parte en manos privadas. No me interesaba construir en la isla desierta y pens¨¦ en hacerlo bajo el agua, pero no porque s¨ª. Trabajamos con los bi¨®logos marinos en un proyecto de creaci¨®n de refugios marinos, en el que est¨¢ muy metido National Geographic. Se compone de dos estancias, cada una con varios lugares formados por celos¨ªas construidas con textos que hablan de la Atl¨¢ntida. Es una construcci¨®n generadora de coral, es un jard¨ªn. El material es un cemento especial de PH neutro, no contaminante, y al que la vida puede adherirse¡±.
La selva amaz¨®nica es un territorio en el que tambi¨¦n ha dejado su marca. Inhotim, que queda en el Estado brasile?o de Minas Gerais, es un extraordinario lugar a medias centro de arte contempor¨¢neo y parque bot¨¢nico dedicado a la flora tropical. Pertenece al coleccionista de arte Bernardo Paz. Hace unos meses se inaugur¨® el pabell¨®n de Cristina Iglesias. ¡°He hecho una construcci¨®n vegetal, que es un pabell¨®n en s¨ª mismo, abierto al cielo. Tiene cuatro entradas. Cada una te lleva a una invenci¨®n vegetal que va sufriendo transformaciones de un lugar a otro mediante un laberinto. Al centro de ese laberinto solo se puede llegar por un acceso. Todo ello es de acero inoxidable por fuera, de manera que cuando caminas por la selva esta se mezcla con esos trozos o islas de memoria de la vegetaci¨®n del lugar dentro del jard¨ªn¡±, relata. ¡°Es un laboratorio de biodiversidad incre¨ªble. Pero lo m¨ªo es todo ficci¨®n, aunque trate de lo natural y me aproveche de ello. Es todo una invenci¨®n¡±.
Son visitas guiadas a trav¨¦s de mi obra y desde ella se echa una mirada al mundo, la naturaleza y la ciudad
Una invenci¨®n y una invitaci¨®n a ir a esos lugares. ¡°Sin duda. Y esa es una de las razones de incorporar a la exposici¨®n en dos salas dentro del recorrido, los videos que hago desde hace tiempo. Son visitas guiadas a trav¨¦s de mi obra y desde ella se echa una mirada al mundo, la naturaleza y la ciudad. Est¨¢n, por ejemplo, los desbordamientos de varios pozos, unas piezas recientes. Tambi¨¦n manifestaciones incontrolables de la naturaleza. Y esto liga con lo que habl¨¢bamos antes, de lo oscuro, o del mundo subterr¨¢neo, aquello que subyace bajo la superficie¡±.
Para esta exposici¨®n se van a transformar varios espacios del edificio Sabatini del Museo Reina Sof¨ªa. Se abrir¨¢n las ventanas al jard¨ªn, que normalmente est¨¢n cerradas, para que entre la luz natural y para crear un circuito fluido con las piezas que estar¨¢n en el jard¨ªn. Habr¨¢ cerca de cincuenta obras, treinta de ellas esculturas, algunas de hasta nueve metros de largo. Celos¨ªas, corredores suspendidos, pasillos vegetales y pozos. ¡°Es obvio que trabajo con el espacio y en el espacio¡±, reconoce. ¡°Hay elementos constructivos que tienen que ver con la arquitectura, en muchos casos m¨¢s como met¨¢fora. En realidad hablo de otra cosa¡±. Ficciones arquitect¨®nicas y viajes imaginarios. Esculturas habitables para viajantes de la imaginaci¨®n.
Cristina Iglesias. Metonimias. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa. Edificio Sabatini. Santa Isabel, 52. Madrid. Del 5 de febrero al 13 de mayo.
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