Mercadeando la utop¨ªa
'No' cuenta la transici¨®n con matices de lo que, a primera vista, parece un triunfo
En una secuencia de No, Ren¨¦ Saavedra (Gael Garc¨ªa Bernal), creativo publicitario encargado de dirigir la campa?a opositora en el plebiscito convocado por Pinochet para consultar al pueblo sobre la continuidad del r¨¦gimen, intenta convencer a sus clientes de que lo que necesitan no es un himno, sino una melod¨ªa publicitaria pegadiza. Es un momento clave, que sintetiza la aut¨¦ntica carga de profundidad de la pel¨ªcula: contar una transici¨®n sin desde?ar su letra peque?a, sin desatender aquellos detalles que matizan lo que, a primera vista, pod¨ªa ser contemplado como un triunfo.
NO
Direcci¨®n: Pablo Larra¨ªn.
Int¨¦rpretes: Gael Garc¨ªa Bernal, Alfredo Castro, Antonia Zegers.
G¨¦nero: drama. Chile, 2012.
Duraci¨®n: 118 minutos.
En dicha secuencia, los representantes de la izquierda se tienen que enfrentar al esbozo de su nada heroico futuro: un tiempo en el que la ideolog¨ªa deja paso a la tendencia de mercado y la utop¨ªa se diluye en estrategias de seducci¨®n para el potencial¡ ?votante? ?No, cliente! Viendo No, cualquier espectador espa?ol puede echar de menos en nuestro cine a un creador capaz de contar nuestra Transici¨®n con la lucidez con que Pablo Larra¨ªn narra aqu¨ª, a salvo de todo autoenga?o y toda tentaci¨®n ¨¦pica, el fin de la dictadura de Augusto Pinochet.
Hijo de pol¨ªticos vinculados a la derecha chilena ¡ªsu padre fue expresidente de la Uni¨®n Dem¨®crata Independiente y su madre ocup¨® el Ministerio de Vivienda y Urbanismo bajo la presidencia de Sebasti¨¢n Pi?era¡ª, Larra¨ªn lleva ya dos pel¨ªculas, tras el debut, Fuga (2006), ejerciendo de conciencia cr¨ªtica de la memoria dictatorial chilena: Tony Manero (2008) y Post Mortem (2010), dos ficciones alucinatorias con dictador al fondo que podr¨ªan emparentarse con algunas de las mejores pesadillas engendradas por la agon¨ªa del franquismo; un modelo cinematogr¨¢fico que semeja la puesta al d¨ªa de lo que por aqu¨ª supusieron Furtivos (1975) o Cr¨ªa cuervos (1976). No es, al mismo tiempo, el brillante cierre de una trilog¨ªa y un eficaz cambio de tercio, porque aqu¨ª el cineasta abandona todo simbolismo para contar, de manera cristalina, por qu¨¦ mucho tuvo que cambiar para que algo (lo importante) siguiera no solo igual, sino fortalecido. No, cuyo texto parte de un guion de Antonio Sk¨¢rmeta, narra un triunfo envenenado: la utop¨ªa perdiendo el pulso ante el lenguaje publicitario¡
Larra¨ªn rueda su pel¨ªcula en formato Umatic, reproduciendo una vieja textura de imagen videogr¨¢fica y subrayando que no estamos aqu¨ª siendo testigos de la Historia, sino de su transubstanciaci¨®n en materia espectacular y medi¨¢tica. No es un trabajo de amarga lucidez.
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