Un raro y aceptable ¡®western¡¯ alem¨¢n
¡®Oro¡¯ no es una gran pel¨ªcula, pero est¨¢ bien contada, se deja ver y o¨ªr
Cada vez que declaran muerto al western este se las ingenia para desmentir a los agoreros y dar se?ales de vida. Que los hermanos Coen y Quentin Tarantino lo hayan utilizado gozosamente en los ¨²ltimos tiempos podr¨ªa explicarse en nombre de una tradici¨®n ancestral en el cine estadounidense. Pero que lo haga el cine alem¨¢n resulta tan ins¨®lito como pintoresco. Se titula Oro y la dirige Thomas Arslan. Tambi¨¦n se las ha ingeniado en el guion para no tener que recurrir a int¨¦rpretes estadounidenses ya que todos los personajes de la historia son alemanes. ?Y qu¨¦ hace un grupo de teutones en el a?o 1898 cabalgando hacia el Yukon? Pues apuntarse a la fiebre del oro, buscar esas pepitas m¨¢gicas que otorgar¨¢n sentido, alivio y riqueza a unas vidas que no se han desarrollado como sus protagonistas so?aron. Todos ellos emigraron a Estados Unidos convencidos de que era la tierra prometida pero lo m¨¢s lejos que llegaron fue a una supervivencia agreste. Teniendo poco que perder se embarcan en una aventura casi suicida y en la que un final venturoso es algo que se acerca a la utop¨ªa. No es una gran pel¨ªcula, pero est¨¢ bien contada, se deja ver y o¨ªr, algo nada despreciable cuando el panorama es gris¨¢ceo y presientes que en la continuidad del festival no vas a encontrarte con demasiado cine no ya luminoso o magistral sino tan solo digerible. Ojal¨¢ que me equivoque.
Durante la fatigosa proyecci¨®n de La necesaria muerte de Charlie Countryman me he preguntado con respuesta inmediata en cada plano por la personalidad creativa de la persona que la dirig¨ªa. El guion es bastante tonto pero la forma de trasladarlo a im¨¢genes todav¨ªa resulta m¨¢s irritante. Su est¨¦tica visual me remite al aroma empalagoso y hueco de gran parte de la publicidad y de los v¨ªdeos musicales. No me equivoco. Al consultar en el cat¨¢logo la obra de su director, un se?or sueco llamado Fredrik Bond, me informan de que es su primera pel¨ªcula, pero que posee un brillante curr¨ªculo como publicitario y realizador de los videosclips de Moby.
Aqu¨ª narra el viaje presuntamente desesperado y progresivamente rom¨¢ntico a Bucarest de un chaval de Chicago cuya madre acaba de morir. El fantasma de esta le ha suplicado que vaya a lugar tan ex¨®tico porque all¨ª su dolor le resultar¨¢ m¨¢s llevadero y le ocurrir¨¢n cosas fant¨¢sticas. Y c¨®mo no, se enamorar¨¢ perdidamente de una mujer problem¨¢tica que es la antigua esposa del g¨¢nster m¨¢s salvaje de la ciudad, se pondr¨¢ ciego de ¨¦xtasis con unos colgados locales que pretenden ser muy guays, se jugar¨¢ la vida enfrent¨¢ndose a las mafias de Bucarest, le ocurrir¨¢n numerosas aventuras que el director considera que son hilarantes y enrolladas aunque a m¨ª me resulte imposible encontrarle una m¨ªnima gracia. Todo ello acompa?ado de m¨²sica y relamida c¨¢mara lenta. La protagoniza Shia LaBeouf, un actor joven que al parecer est¨¢ de moda aunque me resulten incomprensibles las razones.
La pel¨ªcula rusa Una larga y feliz vida, dirigida por Boris Khlebnikov, al igual que Promised land, que les comentaba ayer, tambi¨¦n recrea en su argumento la resistencia de los trabajadores de una granja a que una empresa muy malvada les despoje de sus tierras ofreci¨¦ndoles indemnizaci¨®n, pero a diferencia del anterior aqu¨ª todo est¨¢ descrito en plan cutre, con un ritmo dormitivo, con la inanidad y la fealdad visual que caracteriza a la mayor¨ªa del cine ruso que me encuentro en los festivales. Solo le aprecio una virtud muy de agradecer, y es que dura 75 minutos.
Babelia
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