S¨®nar cumple a?os en la fr¨ªa Islandia
El festival celebra su 20? aniversario con el exitoso estreno de su nueva sede en Reikiavik Modeselektor, Diamond Version o James Blake agotan las entradas del primer d¨ªa
Harpa es un hermoso edificio construido en el puerto de Reikiavik. Su fachada, una red tejida de hex¨¢gonos de cristal que se iluminan en noches de aurora boreal, se ha convertido en todo un s¨ªmbolo nacional. En pleno levantamiento, el pa¨ªs entr¨® en bancarrota y estuvo a punto de paralizar su construcci¨®n. Si no hab¨ªa dinero para sanidad, menos para bonitos edificios. Pero entre todos se empe?aron en seguir. Aquello iba a ser la met¨¢fora de un pueblo capaz de levantarse apoy¨¢ndose en su cultura. Ayer, tres a?os despu¨¦s de su inauguraci¨®n, el festival barcelon¨¦s S¨®nar se instal¨® ah¨ª dentro para celebrar su primera edici¨®n en Islandia. Y como la isla es -pese a su reducida poblaci¨®n (320.000 habitantes)- un terreno hiperabonado en producci¨®n musical, el evento ha dedicado un 60% de su programaci¨®n a explorar la escena local. Un ¨¦xito. La mezcla entre nativos y figuras internacionales como Modeselektor, Diamond Version o James Blake desemboc¨® anoche ¨Cprimera de las dos jornadas- en un sorprendente sold out (3.000 personas). Casi podr¨ªa decirse que el recinto se le ha quedado peque?o el primer a?o.
Valgeir Sigurdson estren¨® el evento. Toda una declaraci¨®n de intenciones de una versi¨®n de S¨®nar mucho m¨¢s abierta a los instrumentos org¨¢nicos y al sonido cl¨¢sico del que proviene mucha de la m¨²sica moderna de la isla. El compositor y productor island¨¦s (fundador del sello Bedroom Community) se coloca en segundo plano, unas veces al piano de cola (un Steinway nada menos) y otras a la guitarra. Dos de los artistas de su sello que lo acompa?an alternan el viol¨ªn y el contrabajo para sacarle a todo el asunto el sonido de lo que podr¨ªa ser un triste poema de estibadores. El p¨²blico, muy educadamente al principio, fue llenando el S¨®nar Hall con mucha tranquilidad. Incluso le afearon a un tipo que le sonase levemente el m¨®vil. Ins¨®lito en un concierto de pop. Aunque para no faltar a la verdad, con un par de cervezas, esa delicadeza en tierra de vikingos comenz¨® a diluirse.
En todo caso, la inauguraci¨®n de S¨®nar dej¨® claras varias cosas. Primero, las ganas con las que lo esperaban aqu¨ª. Luego, el exquisito cuidado por el sonido que ha tenido la organizaci¨®n. Perfecto. El enorme Harpa cuenta con una de las mejores salas de conciertos (se utiliza tambi¨¦n para sinf¨®nicos y ¨®pera) del mundo. Pero los dem¨¢s cuatro espacios habilitados se comportan perfectamente para un acontecimiento de este tipo. Tambi¨¦n pudo verse a mucho p¨²blico extranjero. Reino Unido y Alemania especialmente. Son tres horas de avi¨®n y desde hace no tanto existen vuelos baratos desde esos puntos (de hecho parte de la iniciativa de este festival surge del inter¨¦s de una de las l¨ªneas a¨¦reas nacionales por llenar aviones en temporada baja). Y esa es la idea tambi¨¦n, que el evento se convierta en un planazo de fin de semana para ese tipo de p¨²blico. En cualquier caso, impresiona ver el nombre de Reikiavik en las banderolas junto al del S¨®nar, que este a?o cumple dos d¨¦cadas y se ha expandido como casi ninguna empresa espa?ola en estos tiempos oscuros (Sao Paulo, EE UU, Jap¨®n, Sur¨¢frica...). Al jefe de la patronal le convendr¨ªa tomar nota.
A las diez lleg¨® el primer gran grupo internacional del d¨ªa. Diamond Version, el d¨²o construido (todo resulta muy industrial en ellos) por Alva Noto y Byetone, pareja de cient¨ªficos de la electr¨®nica que conducen el sello alem¨¢n Raster Noton. Lo suyo es lo m¨¢s alejado del ser humano que existe en la m¨²sica. O no tanto. Porque la idea consiste en extraer cualquier atisbo de emoci¨®n en las m¨¢quinas. Y la hay. A esa hora el Harpa ya estaba hasta arriba, y Diamond Versi¨®n consigui¨® el primer lleno de la noche.
Hasta que se dejaron caer por ah¨ª Modeselektor. Porque el d¨²o berlin¨¦s habla un lenguaje en la m¨²sica electr¨®nica que todo el mundo comprende r¨¢pidamente: se llama fiest¨®n. Y adem¨¢s son lo m¨¢s parecido a una estrella que pudo pasar anoche por el Harpa. Son capaces de retorcer las m¨¢quinas setenta veces hasta que poco a poco, entre la rugosidad de las texturas, del ruido, empieza a reconocerse la melod¨ªa de alguno de sus hits como Evil Twin. En ese momento se desata la locura entre los islandeses (incluso pasar¨ªan por espa?oles) y todo el mundo empieza a elevarse del suelo inquietantemente. Porque sepan que la media de altura en este pa¨ªs no baja del 1,90 y su peso es inversamente proporcional al tama?o de la isla. As¨ª que de repente el espect¨¢culo se traslada a la pista de baile. Hasta que los dos tipos del escenario cortan los graves en seco y el bombo se relaja. Entonces el gigante de al lado sonr¨ªe como si nada. ¡°No tenemos muchos clubes por aqu¨ª para bailar. As¨ª que ten¨ªamos muchas ganas de esto¡±, resume uno de ellos fumando un cigarrillo en la puerta del edificio.
La noche fue de ellos y de algunas bandas islandesas como S¨ªsy Ey o Gus Gus, que aqu¨ª son todo un orgullo nacional y lograron algo parecido a Modeselektor. Pero hab¨ªa otros mucho m¨¢s peque?os, aunque intensamente promocionados por sus allegados. Porque lo curioso de la escena islandesa est¨¢ tan concentrada que todo el mundo tiene un primo, un amigo o una hermana en una banda que tocaba ayer en S¨®nar. Durante el d¨ªa, en cualquier tienda o bar de Reikiavik, alg¨²n empleado con la sospecha de que su interlocutor ten¨ªa planeado pasarse por el festival se acercaba y le soltaba: ¡°No puedes perderte a Oculus. Es amigo m¨ªo y es incre¨ªble¡±. Y s¨ª, Oculus estuvo muy bien.
Fue una buena idea tambi¨¦n crear un espacio de baile en el aparcamiento subterr¨¢neo. Un lugar concebido como peque?o club, mucho m¨¢s canalla, rodeado de coches. El ¨²nico recinto, adem¨¢s, con Funktion One, uno de los mejores sistemas de sonido del mundo cuyos altavoces escupen una ventolera de sonido que te tira al suelo sin que se pierda un herzio de calidad. Ah, y no te rompe los t¨ªmpanos, cosa de agradecer. Fue arriesgado programar en un espacio tan peque?o la sesi¨®n de DJ de James Blake, la estrella brit¨¢nica de soul digital (por llamarlo de alguna manera) que est¨¢ a punto de lanzar nuevo disco. Se llen¨® en tres minutos. Aunque mucho mejor que lo de pinchar (tuvo algunos problemas) se le da lo de cantar. Por suerte lo veremos hoy con las actuaciones de Olafur Arnalds, Squarepusher o Ryuchi Sakamoto, o las sesiones del catal¨¢n John Talabot y Pachanga Boys. En cualquier caso, est¨¢ claro que el fr¨ªo tambi¨¦n le sienta de maravilla a S¨®nar.
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