El verdadero autor de ¡®La historia verdadera¡¯
El autor refuta las tesis del historiador Christian Duverger en su ¡®Cr¨®nica de la eternidad¡¯ sobre la autor¨ªa de la ¡®Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espa?a¡¯. Para el primero es Bernal D¨ªaz del Castillo. Para el segundo, Hern¨¢n Cort¨¦s
La historia verdadera de la conquista de la Nueva Espa?a, obra maestra de las cr¨®nicas de Indias, que se ha tenido siempre como escrita por Bernal D¨ªaz del Castillo, fue compuesta en realidad por el mism¨ªsimo Hern¨¢n Cort¨¦s. O as¨ª lo afirma el distinguido antrop¨®logo franc¨¦s Christian Duverger en una entrevista publicada en EL PA?S el pasado 9 de febrero.
Seg¨²n ¨¦l, detr¨¢s de la secularmente err¨®nea atribuci¨®n a Bernal habr¨ªa de hecho una rocambolesca sucesi¨®n de azares extraordinarios. Cort¨¦s habr¨ªa redactado La historia... poco antes de morir, en 1547, pero esta se mantuvo oculta durante dos d¨¦cadas, emergi¨® en 1566 y fue enviada a Am¨¦rica, a¨²n an¨®nima, para legitimar la causa de los tres hijos de Cort¨¦s que all¨ª viv¨ªan y que, agraviados por las Leyes de Indias, se rebelaron y quisieron recuperar el poder de su padre. Uno de los hijos la enviar¨ªa a Guatemala, donde resid¨ªa Bernal D¨ªaz, y cuyo hijo Francisco se la apropiar¨ªa, la atribuir¨ªa gratuitamente a su padre y la utilizar¨ªa como documento para pedir la herencia de la encomienda.
El primer argumento de Duverger en defensa de su tesis es que Bernal fech¨® el libro ¡°en esta muy leal ciudad de Santiago de Guatemala, donde reside la Real Audiencia¡±, el 26 de febrero de 1568. El estudioso franc¨¦s arguye que ¡°la Audiencia en esos a?os estaba ?en Panam¨¢!¡±. Pero no es cierto: la Audiencia acababa de volver a Guatemala el 15 de enero de aquel a?o (estuvo temporalmente en Panam¨¢ desde 1563). Un mes m¨¢s tarde, el 26 de febrero, dat¨® su escrito el anciano conquistador y actual encomendero, subrayando la noticia reciente y seguramente con la esperanza de que la recuperada cercan¨ªa de la Audiencia servir¨ªa a sus intereses.
En el terreno estrictamente documental, el segundo argumento de Duverger se basa en que ¡°la existencia de Bernal est¨¢ por primera vez documentada en 1544¡±. Pero los primeros datos que la certifican son de 1539, como figura en el Archivo General de Indias (AGI, p. 55, n? 6 R. 2), en una probanza en que varios soldados dan fe de su presencia.
Con esos errores en la base de su argumentaci¨®n, bien poca fe cabe prestar a las otras especulaciones de Duverger. Por otra parte, la evoluci¨®n interna de la cr¨®nica en manos de Bernal est¨¢ documentada con toda claridad.
Mantiene Duverger que este, de ser el autor, debi¨® de comenzar a escribir ¡°a los 84 a?os, lo que ser¨ªa un caso portentoso de memoria¡±. No hay tal. La primicia de la que luego ser¨ªa La historia verdadera... es una larga carta de relaci¨®n dirigida al Emperador en 1552, 16 a?os antes, que se complementa con otras dos de 1558 enviadas, respectivamente, a Felipe II y a Las Casas. Como la primera no surti¨® efecto, en 1553 se enfrasca en la redacci¨®n de un ¡°memorial de guerras¡±, cuyo contenido y directrices ir¨¢ ampliando hasta constituir la posterior Historia. Las sucesivas fases de redacci¨®n se aprecian n¨ªtidamente, pues los primeros 18 cap¨ªtulos de la cr¨®nica est¨¢n muy cerca del memorial; el tono, estilo y planteamiento solo var¨ªan sustancialmente a partir del cap¨ªtulo XIX, cuando se plantea rivalizar (¡°a las buenas llanas¡±, porque en su estilo ¡°no van razones hermoseadas¡±) con la Historia de la conquista de M¨¦xico (1552), de L¨®pez de G¨®mara, que adem¨¢s le servir¨¢ de modelo para capitular la suya, y con la Brev¨ªsima historia de la destrucci¨®n de las Indias (1555), de fray Bartolom¨¦ de las Casas, a quien desmiente en tantos lugares. Y en 1585 Alonso de Zorita ten¨ªa ya noticia del trabajo de Bernal D¨ªaz del Castillo.
Frente a testimonios internos y externos como esos sobre la g¨¦nesis del libro, Duverger no da ninguna raz¨®n positiva a favor de la autor¨ªa de Hern¨¢n Cort¨¦s. Sostiene, as¨ª, que el estilo de la cr¨®nica revela que su autor estaba impregnado de prosa latina y construcciones propias del n¨¢huatl, y que el estilo y cultura que la impregnan son impropios de un soldado. Pero los giros del n¨¢huatl en la prosa de Bernal, tras m¨¢s de 30 a?os de vida en Nueva Espa?a, son obvios. Por otra parte, de hecho la presunta cultura clasicista que asigna a Bernal se reduce a algunas ristras de nombres sacados, por ejemplo, de textos tan difundidos como las Coplas de Jorge Manrique.
Ning¨²n indicio documental existe sobre las inveros¨ªmiles peripecias que imagina Duverger: la secreta redacci¨®n de una cr¨®nica por parte de Hern¨¢n Cort¨¦s; veinte a?os despu¨¦s, los env¨ªos de Espa?a a Am¨¦rica y dentro de Am¨¦rica; los hijos que falsean el texto que les llega misteriosamente... Pero, adem¨¢s, nada de ello se compadece demasiado con el hecho de que Cort¨¦s ya hab¨ªa escrito, entre otras, cinco extensas cartas de relaci¨®n al Emperador (entre 1519 y 1526) y que ya ten¨ªa su propia y muy personalista cr¨®nica oficial, la que redact¨®, por encargo del propio conquistador, y a mayor gloria suya, el citado L¨®pez de G¨®mara, a quien tan clara y eficazmente se opone a menudo Bernal D¨ªaz, en la mejor prosa castellana del siglo XVI.
Guillermo Ser¨¦s, catedr¨¢tico de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, ha editado la Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espa?a en la Biblioteca Cl¨¢sica de la Real Academia Espa?ola.
Babelia
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