La lucha de Jos¨¦ Mar¨ªa Pou y Nathalie Poza
'A cielo abierto', de David Hare, muestra una confrontaci¨®n ideol¨®gica y generacional en una sociedad como la espa?ola actual
?Pueden los capitalistas vivir realmente con los idealistas sociales?. Esa pregunta encierra la inc¨®gnita profunda que plantea A cielo abierto, obra de David Hare, que llega a la sala principal del Teatro Espa?ol,?de Madrid, el pr¨®ximo 7 marzo. Con puesta en escena de Jos¨¦ Mar¨ªa Pou, quien la interpreta junto a la actriz Nathalie Poza, la obra tambi¨¦n es una curiosa y potente historia de amor, te?ida por el humor, la desolaci¨®n y la confrontaci¨®n ideol¨®gica y generacional de hoy.
Pou ya protagoniz¨® esta pieza en su estreno en Espa?a hace ahora justo diez a?os, entonces con una puesta en escena de Ferr¨¢n Madico, que sigui¨® muy de cerca el propio autor. Aquella aventura tuvo tanto ¨¦xito que no hubo tiempo para sacarla de Catalu?a, aunque poco antes hab¨ªa tenido una gira por algunas ciudades espa?olas otro montaje que sobre este texto con el nombre de El lucernario, dirigido Francisco Vidal.
¡°Lo cierto es que hab¨ªa una deuda con Madrid, pero nos sorprendi¨® el ¨¦xito y cuando quisimos traerla y girarla por Espa?a, ocurri¨® algo que lo impidi¨®: Calixto Bieito me ofreci¨® Rey Lear y ante eso se pospuso. Cuando iba a terminar de representar ese Shakespeare apareci¨® La cabra y no pude con la tentaci¨®n¡±, se?ala Pou que est¨¢ especialmente excitado con el hecho de que sea ahora, cuando retoma la obra y esta vez tambi¨¦n con direcci¨®n de ¨¦l. Primero hace unos meses en el Teatro Goya, de nuevo con Roser Cam¨ª, y ahora en castellano con Nathalie Poza. Y su excitaci¨®n viene por el hecho de que la obra no ha cambiado en nada, pero el p¨²blico y la sociedad s¨ª y por tanto el espect¨¢culo es recibido de otra forma. ¡°Este ultimo a?o de cambios, donde las situaciones que vivimos han variado tanto, donde vivimos tantas convulsiones sociales, debido a esta crisis de todo tipo, pens¨¦ una noche que era de todo esto, de lo que hablaba A cielo abierto y decid¨ª en ese instante remontarla inmediatamente¡±, se?ala Pou que no ignora que Hare cuando escribi¨® su texto fue en la era Tatcher cuando la sociedad brit¨¢nica ve¨ªa como se iban por el sumidero muchos derechos sociales y lo p¨²blico daba paso a las privatizaciones. ¡°Al p¨²blico que la vio en 2003 todos esos aspectos que formaban el magma de la historia de amor, como eran la denuncia y la renuncia social, le quedaban muy lejos, est¨¢bamos en pleno desarrollo de la burbuja, pero el p¨²bico recibe impulsos que le condicionan la vida y el estado de ¨¢nimo que tenemos hoy es muy distinto¡±, dice Pou que recuerda que mucha gente repiti¨® con este montaje ahora y a la salida le dec¨ªan que hab¨ªan cambiado mucho la obra. ¡°Eran ellos los que hab¨ªan cambiado y la sociedad espa?ola, que est¨¢ pasando lo que pasaba a la sociedad inglesa entonces¡±.
La obra cuenta como un cincuent¨®n, rico propietario de pr¨®speros restaurantes, se queja de los 18 a?os de su hijo, que aqu¨ª interpreta Sergi Torrecilla, e intenta reconciliarse, tras haberse quedado viudo, con su joven ex amante, ex camarera y ex canguro de su hijo, ahora convertida en una profesora de escuela comprometida socialmente.
Pou, que se conoce la pieza hasta en sus m¨¢s rec¨®nditos vericuetos, ha visto como el hacerla con una nueva compa?era de reparto le obliga a ¨¦l ha interpretarla desde otros presupuestos: ¡°El que est¨¦ ella cambia la representaci¨®n y por tanto me veo obligado a cambiar yo, lo cual me tiene fascinado y es un ejercicio lleno de atractivo, por lo dem¨¢s la funci¨®n no ha cambiado nada, pero yo s¨ª, no soy el mismo, espero haber crecido en la vida y por tanto el punto de vista de mi personaje y mi implicaci¨®n, es distinta, si no ser¨ªa un zoquete¡±. Lo que tiene muy claro es que la funci¨®n habla de lo que nos est¨¢ pasando ahora mismo.
Para acompa?arle en esta nueva fase de la aventura ha recurrido a Nathalie Poza, una s¨®lida actriz acostumbrada a trabajar en montajes de alto riesgo y con grupos encuadrados dentro de los movimientos de renovaci¨®n de la escena contempor¨¢nea espa?ola. De hecho es cofundadora de Animalario. ¡°Hab¨ªa recibido textos en este imp¨¢s profesional que he tenido, pero esperaba que llegara esto que ha llegado. Un texto que empiezas a leer y no puedes parar¡±, se?ala Poza quien no oculta que tuvo una cierta preocupaci¨®n porque el trabajo pudiera oler a una sustituci¨®n. ¡°Habl¨¦ con Pou y siempre me he sentido escuchada; he trabajado desde el mismo sitio que trabajo siempre, desde el mismo punto de partida, que no es otro que trabajar desde un lugar verdadero, lo importante es ver qu¨¦ vamos a contar y mirar el mundo a trav¨¦s de los ojos del personaje que vas a hacer y desde ese punto de vista da lo mismo que sea Animalario, Mayorga, Shakespeare o Hare, todos me parecen igual y me entusiasman de la misma manera, y este trabajo ha supuesto un reto que me ha abierto los ojos a muchas cosas¡±.
Pou, por su parte, constata que la irrupci¨®n de Poza en el montaje le ha hecho feliz: ¡°Me ha propiciado y obligado a cuestionarme mi propia interpretaci¨®n y rehacer mi personaje; Nathalie y yo somos conscientes de que cada d¨ªa va a ser algo nuevo y salimos sin saber c¨®mo terminaremos¡±.
Lo que s¨ª saben los dos es que este espect¨¢culo es de los mejores ejemplos de lo que se llama teatro de ideas, en el que se plantea todo un debate sobre el escenario: ¡°No hablamos de teatro mitinero ni pol¨ªtico, sino que cada funci¨®n se convierte en una reuni¨®n de personas que reflexionan conjuntamente acerca de lo que est¨¢ pasando, a trav¨¦s de dos personajes que luchan a muerte por lo que creen que es la felicidad¡±, dice.
Poza adem¨¢s cree que hay algo muy hermoso, desde lo femenino, en esta funci¨®n: ¡°Vemos que esta mujer encuentra un deseo y un objetivo personal para seguir adelante con su vida, y si logramos que haya alguien, una sola persona, que cuando salga de este teatro se le refuerce el logro de su objetivo privado para vivir, ya me sentir¨ªa feliz. Es una obra muy generosa con la mujer, una mujer que defiende su puesto y su anulaci¨®n frente a la posesividad¡±, sostiene.
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