La biblia en verso de Rudyard Kipling
Llega a las librer¨ªas brit¨¢nicas la colosal edici¨®n de la obra po¨¦tica del Nobel Son 1.300 escritos, de ellos 50 in¨¦ditos, sobre la guerra, la prensa o la pol¨ªtica
Una diatriba tan jocosa como implacable contra la intrusi¨®n de la prensa, festoneada en verso, expresa el odio visceral que Rudyard Kipling (Bombay, 1865-Londres, 1936) sent¨ªa hacia los colegas del que fuera su primer oficio. La escribi¨® cuando ya era una firma consagrada, tan solo ocho a?os antes de que le concedieran el Premio Nobel de Literatura, pero nunca hab¨ªa salido a la luz, como tampoco otro medio centenar de poemas reci¨¦n descubiertos entre el legado del autor de El libro de la selva. La primera edici¨®n completa de su vasta obra po¨¦tica, que se publicar¨¢ ma?ana en el Reino Unido, integra esas composiciones in¨¦ditas, revel¨¢ndonos a un Kipling muy emocional y sorprendentemente cr¨ªtico al encarar las secuelas de la guerra, o dotado de gran sentido del humor mientras busca entretener con sus rimas al brit¨¢nico com¨²n.
Reconocido desde su propio tiempo como un innovador y maestro del relato corto, aunque sometido p¨®stumamente a un duro juicio extraliterario por encarnar las ansias imperiales brit¨¢nicas, Kipling cultiv¨® tambi¨¦n desde la juventud el g¨¦nero de la poes¨ªa, sin generar controversia pero tampoco especial atenci¨®n para la posteridad. Sus versos m¨¢s conocidos, entre los que sobresalen los de If (Si) y Mandalay, pueden contarse con los dedos de una mano, porque el grueso de una producci¨®n de m¨¢s de 1.300 poemas hab¨ªa sido hasta ahora bastante desatendido por los expertos.
Thomas Pinney, catedr¨¢tico en el Pomona College de California, quiso ahondar en esa faceta por encima de los ¡°prejuicios pol¨ªticos¡±, y acab¨® rescatando varios t¨ªtulos desconocidos de Kipling en los lugares m¨¢s insospechados: no solo entre los dispersos papeles familiares que nadie indag¨® antes, sino tambi¨¦n en el archivo del antiguo director de una naviera (Cunard Line) o en un edificio de Manhattan que estaba siendo objeto de obras de renovaci¨®n.
¡®La prensa¡¯ (poema in¨¦dito)
?Por qu¨¦ no escribe usted para el teatro?
?Y si se corta el pelo?
?Se arregla usted las u?as en redondo
o se las deja rectas?
Cu¨¦ntelo a los peri¨®dicos,
no deje d¨ªa sin contar.
Y, de camino, d¨ªgame:
?Por qu¨¦ no escribe usted para el teatro?
?Cu¨¢l es su religi¨®n de ahora?
?Tiene alg¨²n credo usted?
?Se viste usted de lana,
de arpillera, de seda o de mezclilla?
D¨ªgame qu¨¦ libros le han sido ¨²tiles
en su ya larga trayectoria.
?Escribe la palabra ¡®Dios¡¯
con D min¨²scula?
?Aspira usted
a la inmortalidad que da la fama?
?Manda a lavar la ropa fuera
o se la lavan en su casa?
?Tiene principios?
?Arde el genio en usted?
?Su mujer era una Tal-y-tal?
?Cu¨¢nto ganaba?
?Un amigo de usted ten¨ªa secretos,
penas o vicios que ocultar?
?No va a decirnos cu¨¢nto
quisiera usted cobrar?
Lo que fantaseaban las criadas,
lo que ya supon¨ªa el mayordomo,
cu¨¦ntelo a los peri¨®dicos
y nosotros haremos lo dem¨¢s.
?Por qu¨¦ no escribe usted para el teatro?
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Incluido en Los poemas de Rudyard Kipling, editados por Cambridge University Press. Reproducci¨®n por gentileza del Fondo Nacional para los Lugares de Inter¨¦s Hist¨®rico o Belleza Natural de Reino Unido. Traducci¨®n de Jos¨¦ Manuel Ben¨ªtez Ariza. Ben¨ªtez Ariza ha traducido al espa?ol varias selecciones de la poes¨ªa de Kipling. La ¨²ltima de ellas es El himno de McAndrew y otros poemas (Renacimiento).
¡°Kipling fue un hombre de su tiempo que escribi¨® desde un punto de vista imperial, y por eso ya no es hoy un autor tan popular, pero sus poemas siempre han conseguido cautivar y atrapar al lector corriente¡±, subraya Linda Bree, responsable de la edici¨®n de Cambridge University Press que se compone de tres vol¨²menes con la totalidad de los 1.300 poemas, medio millar de ellos nunca catalogados, y con la perla de m¨¢s de 50 cuya existencia no se conoc¨ªa.
La tem¨¢tica sencilla de muchas de sus poes¨ªas, admite Bree, pudo resultar poco atractiva en su momento para los estudiosos, m¨¢s volcados en la prosa de Kipling, en narraciones que han pasado a la posteridad como El hombre que pudo reinar (1888), trasladada al cine por John Ford.
El hallazgo de esos 50 nuevos t¨ªtulos nos abre al Kipling poeta que escrib¨ªa sus versos en cualquier soporte al alcance, como un simple trozo de papel, que los conceb¨ªa como regalos o para comunicarse con sus allegados. Tambi¨¦n a un hombre con la emotividad a flor de piel en sus poemas inspirados en la Primera Guerra Mundial, una contienda que en principio apoy¨® pero que acab¨® cuestionando tras la muerte de su hijo John en la batalla de Loos de 1915. T¨ªtulos como Epitafios de la Guerra reflejan la identificaci¨®n del autor con los soldados rasos brit¨¢nicos y su ira contra las autoridades. El compendio que publica Cambrige University Press inserta informaci¨®n adicional sobre el contexto en el que fue concebida cada poes¨ªa, como por ejemplo las notas que el propio escritor tom¨® durante una visita a las tumbas de los ca¨ªdos en B¨¦lgica y Francia en 1924.
Kipling traslada su vocaci¨®n po¨¦tica tambi¨¦n a su conocida aversi¨®n hacia el entrometimiento de los peri¨®dicos de la ¨¦poca en las vidas privadas. ¡°Mucha gente que hoy se siente en el punto de mira de los medios probablemente suscribir¨ªa los versos del poema La prensa¡±, sugiere Bree.
Kipling recoge en ese texto sus inquietudes sobre los efectos de la cultura popular en los valores tradicionales a los que se aferraba, y carga contra los miembros de un oficio en el que ¨¦l mismo se estren¨® como escritor. Quiz¨¢ por ello nunca lo public¨®. Nacido en el Bombay colonial, educado en Inglaterra y regresado a la India para ejercer el periodismo, a los 21 a?os produjo su primera colecci¨®n de versos, aunque fueron sus numerosos relatos breves y escasas novelas como Kim los que le convirtieron en un autor reverenciado a finales del siglo XIX y principios del XX.
Tildado por George Orwell de ¡°profeta del imperialismo¡±, los cambios pol¨ªticos y sociales que alumbraron el pasado siglo acabaron proyectando una sombra sobre el gran cronista de una ideolog¨ªa caduca que oscureci¨® la apreciaci¨®n de su calidad literaria, de su ingenio e imaginaci¨®n. Por el camino quedaron esos poemas, definidos por el profesor Pinney como un tesoro oculto que a partir de esta semana vale la pena descubrir.
'Si', el poema favorito de los ingleses
Si puedes mantener la cabeza en su sitio
cuando todos la pierden ¨Cy te culpan por ello¨C;
si conf¨ªas en ti cuando los otros
desconf¨ªan ¨Cy les das la raz¨®n¨C;
si puedes esperar sin cansarte, si no
mientes cuando te vienen con mentiras
ni odias a los que te odian y, a¨²n as¨ª,
no te las das de santo ni de sabio;
si sue?as, sin llegar a ser esclavo
de tus sue?os; si piensas, pero no te conformas
con pensar; si te enfrentas al Triunfo y al Desastre
y das el mismo trato a esos dos impostores;
si soportas que tuerzan tus palabras
para embaucar con ellas a los tontos;
si se rompen las cosas a las que has dedicado
tu existencia y te agachas a rehacerlas;
si juntas todas tus ganancias para
jug¨¢rtelas a cara o cruz, y pierdes,
y vuelves a empezar de nuevo, una vez m¨¢s,
sin mencionar siquiera lo perdido;
y si tu coraz¨®n, tus m¨²sculos, tus nervios
cumplen incluso cuando ya no son
lo que eran, y resistes cuando ya no te queda
sino la voluntad de resistir;
si hablas con multitudes sin perder la honradez
y paseas con reyes sin perder la humildad:
si no pueden hacerte da?o tus enemigos
¨Ctampoco tus amigos¨C y todo el mundo cuenta
contigo ¨Cno en exceso¨C; si no desaprovechas
ni un segundo de cada minuto de carrera,
la tierra y cuanto en ella existe es para ti;
hijo m¨ªo, ser¨¢s lo que se dice un hombre.
(TRADUCCI?N de Jos¨¦ Manuel Ben¨ªtez Ariza)
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