?pera prima, obra maestra
Algunos cineastas lograron lo imposible: empezar su carrera con una gran pel¨ªcula que estuvo incluso a punto de ensombrecer su filmograf¨ªa posterior
Para la mayor¨ªa de los directores, la ¨®pera prima es una obra de tanteo, de miedos y exploraci¨®n. Algunos, incluso, reniegan de ella, como Stanley Kubrick, que trat¨® de destruir todas las copias de Fear and desire. Sin embargo, algunos cineastas lograron lo imposible: empezar su carrera con una obra maestra que, a veces, estuvo incluso a punto de ensombrecer su carrera posterior. Hoy en El Pa¨ªs de TCM repasamos algunos de estos casos, empezando por el m¨¢s emblem¨¢tico, Ciudadano Kane, donde un Orson Welles de tan s¨®lo 25 a?os revolucion¨® el lenguaje cinematogr¨¢fico con sus profundidades de campo inusuales, el sonido superpuesto y ¨¢ngulos de c¨¢mara inveros¨ªmiles¡ Una serie de innovaciones que se debieron al talento, por supuesto, pero tambi¨¦n al descaro y la audacia de la juventud. Cuentan que la primera vez que Orson Welles lleg¨® al plat¨® pregunto al c¨¢mara: ¡°?C¨®mo funciona este chisme?¡±.
En la n¨®mina de grandes debutantes, tambi¨¦n ocupa un puesto destacado John Huston, que con El halc¨®n malt¨¦s no solo logr¨® una gran pel¨ªcula sino que adem¨¢s defini¨® las bases est¨¦ticas y argumentales del cine negro. Casi 20 a?os m¨¢s tarde en Par¨ªs, dos chicos infectados de cinefilia llamados Jean-Luc Godard y Fran?ois Truffaut, pon¨ªan patas arriba el cine europeo con Al final de la escapada y Los cuatrocientos golpes. Su caso nada ten¨ªa que ver con la suerte del principiante. Las hab¨ªan rodado con la intenci¨®n expresa de romper radicalmente con los directores de la generaci¨®n anterior, ¡°unos burgueses haciendo un cine burgu¨¦s para los burgueses¡±.
Spielberg apost¨® por la sugerencia en El diablo sobre ruedas y logr¨® una peque?a joya del suspense. David Lynch se asom¨® a los rincones m¨¢s oscuros de la mente en Cabeza borradora anticipando los tortuosos derroteros de su cine posterior, y George A. Romero redefini¨® la imaginar¨ªa del g¨¦nero de terror con La noche de los muertos vivientes.
Los casos son muchos y da igual el g¨¦nero y el lugar. Cada d¨ªa un joven director se enfrenta a su primer golpe de claqueta. Con miedo pero tambi¨¦n con la esperanza que da el saber que en el cine los milagros existen y que, a veces, las ¨®peras primas son tambi¨¦n obras maestras.
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