Juan S¨¢nchez, dramaturgo, alma de La Zaranda
Fund¨® un grupo de teatro de culto, ritual y po¨¦tico
La Zaranda (premio Nacional de Teatro 2010) es un grupo m¨ªtico en Latinoam¨¦rica y una formaci¨®n de culto, ritual y po¨¦tica para las gentes de la escena europea. Su trayectoria e historia no hubieran sido las mismas sin Juan de la Zaranda, seud¨®nimo que siempre utiliz¨® Juan S¨¢nchez desde que fundara este grupo en 1978 con los que siempre llam¨® sus hermanos, alguno incluso de sangre: Paco de la Zaranda, Eusebio Calonge, Gaspar Campuzano y Enrique Bustos.
Todos ellos tambi¨¦n eligieron como nombre Teatro Inestable de Andaluc¨ªa La Baja, dejando claro de esa manera su nomadismo y su precariedad, y todos ellos velaron ayer el cuerpo de Juan en el tanatorio de Jerez de la Frontera (C¨¢diz). Ciudad en la que todos nacieron y crecieron, en la que Juan naci¨® en 1954 en la calle Juan S¨¢nchez, en la que falleci¨® el martes a las cuatro y media de la madrugada (hora a la que tantas veces se retiraba) y en la que ser¨¢ incinerado hoy a las once de la ma?ana. Preguntado su hermano Paco sobre la causa de la muerte, contestaba con apenas un hilo de voz, al m¨¢s puro estilo zarandiano: ¡°?La causa de la muerte? Pues la vida. Estaba mal¡±.
En una peque?a autobiograf¨ªa de Juan escrita con su seud¨®nimo de escribidor, el dramaturgo afirmaba: ¡°Grito claramente la esencialidad de mi obra con el Teatro de la Zaranda, con los que escribo: Los tinglaos de Mar¨ªa Casta?a (1982), Oj¨², oj¨², oj¨² (1983), Mariameneo, Mariameneo (1985) y Vinagre de Jerez, subtitulada Estudio dram¨¢tico para una seguiriya (1987)¡±. Con esta ¨²ltima obra, La Zaranda hizo gira por medio mundo consiguiendo, m¨¢s que espectadores fieles, aut¨¦nticos feligreses de un culto esc¨¦nico que nadie pudo ni supo imitar sobre un escenario y cuyo relevo tom¨® con pulso firme Eusebio Calonge, autor de La Zaranda y un trasunto contempor¨¢neo de Valle-Incl¨¢n (con el que guarda un asombroso parecido f¨ªsico¡ y mental), investido con el aliento po¨¦tico de Juan S¨¢nchez desde que el dramaturgo fallecido ayer iniciara su silenciosa retirada. Poco antes de emprenderla, escribi¨®: ¡°No s¨¦ lo que busco. ?Una ver¨®nica de Rafael de Paula, un verso de Antonio Machado, un cante por bajito del Monea? Los nombro con prudencia, me desdigo, me repito, avanzo y retrocedo. Tal vez el intento de devolver al teatro ese eco de seguiriya que la historia me prest¨®¡±.
Desde esos primeros cuatro espect¨¢culos marcados, ya para siempre y hasta ahora, por la po¨¦tica de S¨¢nchez, el sello de los zarandos, como les llaman en la profesi¨®n teatral, es convertir su teatro en un rito, no en una forma de hablar sino de actuar: ¡°El origen del teatro es anterior a la escritura y el hablar se convierte en una acci¨®n, y esta acci¨®n no es propia sino revelada (...) porque en el teatro, como en la vida, nuestras obsesiones fundamentales: el amor, la muerte... van m¨¢s all¨¢ de lo cotidiano, ocupan tambi¨¦n nuestros sue?os¡±.
Para un grupo como La Zaranda, el texto es una semilla que el autor deja caer en los personajes, y la mayor¨ªa de las veces, ¡°los actores destrozamos esa semilla, tiene que morir para que salga algo vivo entre nosotros; los personajes que crea la compa?¨ªa, que han creado Juan y Eusebio, habitan en la conciencia del espectador y el actor busca un recuerdo imborrable en la memoria del p¨²blico. Si conseguimos eso significar¨¢ que el misterio oculto en la obra habr¨¢ aflorado¡±, afirmaba no hace mucho Paco de la Zaranda refiri¨¦ndose al teatro escrito para ellos por Calonge y el dramaturgo ahora desaparecido, que siempre buscaba con su escritura descubrir lo m¨¢s ¨ªntimo y silencioso que habita en la soledad del ser humano y para ello siempre renunci¨® a la chabacaner¨ªa, a lo f¨¢cil, al pelotazo, a la cacharrer¨ªa intelectual y al andalucismo barato. Quien ha visto alguna vez en un escenario a La Zaranda sabe que lo que este grupo ofrece es algo m¨¢s que teatro y que su po¨¦tica, sus mundos apocal¨ªpticos, su est¨¦tica y su ¨¦tica de perdedores y, sobre todo, su ritual mirada l¨²cida, cruenta, tierna y existencialista tiene su origen claro y di¨¢fano en la escritura dram¨¢tica de Juan S¨¢nchez, amigo ¨ªntimo de artistas flamencos como Ana y Manuel Parrilla, Diego Rubichi y Manuel Morao (y su compa?¨ªa de Gitanos de Jerez), con quienes trabaj¨® y para la que cre¨® el espect¨¢culo Tierra cantaora. Otros de sus trabajos fueron La vida es as¨ª y solo Dios, que la ha hecho, sabr¨¢ el porqu¨¦ y en 1992 Ant¨ªgona Monge, un estudio flamenco sobre la obra de S¨®focles, Sur-Hondo (cuatro estaciones para el baile) o Preg¨®n Mascand¨¦.
Juan S¨¢nchez, Juan de La Zaranda, autor teatral. / diario de jerez
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