Carta abierta a la Real Academia Espa?ola
El historiador propone a la RAE debatir si Hern¨¢n Cort¨¦s fue el primer cronista de indias El autor sostiene en un libro que fue el conquistador y no Bernal D¨ªaz del Castillo quien escribi¨® Historia verdadera
Acabo de publicar en M¨¦xico, en la editorial Taurus, un libro titulado Cr¨®nica de la eternidad. ?Qui¨¦n escribi¨® la Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espa?a? Esta obra sali¨® simult¨¢neamente en Francia, publicada por la editorial Seuil, con el t¨ªtulo Cort¨¦s et son double. Enqu¨ºte sur une mystification. Es un libro de m¨¢s de 300 p¨¢ginas que estudia paso a paso todos los datos que tenemos sobre Bernal D¨ªaz del Castillo, presunto autor de la Historia verdadera, para concluir que es imposible seguir considerando como autor de esta obra maestra a este cronista soldado. Reexaminando todos los elementos disponibles, directos o indirectos, llego a la conclusi¨®n de que el verdadero autor de la cr¨®nica es el mismo Hern¨¢n Cort¨¦s. Mi libro se esfuerza tambi¨¦n por seguir la historia del manuscrito a trav¨¦s de sus peregrinaciones, idas y vueltas entre Espa?a, M¨¦xico y Guatemala. Y m¨¢s all¨¢ del texto, analiza c¨®mo el narrador ¡ªan¨®nimo y ficticio de origen¡ª tom¨® cuerpo hasta llegar a tener un retrato.
Debido a lo novedoso del tema, el peri¨®dico El Pa¨ªs me hizo una larga entrevista que se public¨® el 9 de febrero.
Hasta aqu¨ª tenemos, entonces, dos hechos: por un lado, a un investigador que pertenece a instituciones cient¨ªficas de gran prestigio (?cole des Hautes ?tudes en Sciences Sociales, Universit¨¦ Paris-Sorbonne, Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia de M¨¦xico) y quien publica el resultado de diez a?os de investigaci¨®n, y, por otro, a un periodista que hace su trabajo con talento al informar sobre un tema de inter¨¦s p¨²blico.
Las coincidencias de la vida hicieron que esta digna y valiosa instituci¨®n a la que ustedes pertenecen encomendara hace poco una edici¨®n de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espa?a, en la que, por supuesto, no se cuestiona la autor¨ªa del hacendado guatemalteco. Es cierto, nos acostumbramos desde 1632 a considerar a Bernal como el autor leg¨ªtimo de la magna cr¨®nica, pero la casi simultaneidad de la salida de esta edici¨®n y de mi libro agudiza el contraste entre las versiones. Entiendo perfectamente la reacci¨®n de su colaborador, desconcertado por mi trabajo, que escribi¨® en El Pa¨ªs el pasado 20 de febrero en contra de mi planteamiento. Sin embargo, con todo el respeto que merece la Academia, pedir¨ªa dos favores: en primer lugar, sugerir a su colaborador que lea mi libro ¡ªsus comentarios sobre una entrevista no pueden ser sino parciales¡ª, y, en segundo, recordar a su colaborador que debe prevalecer el esp¨ªritu cr¨ªtico. Al pensar en detentar la verdad, su colaborador se equivoca: pertenezco a instituciones serias; no lanzo al aire ideas sueltas para escuchar el ruido que hacen al caer; todos mis libros se basan en largas investigaciones y, en materia de historia, no considero adecuada la eterna repetici¨®n. Adem¨¢s, estudio a Cort¨¦s desde hace m¨¢s de veinte a?os; no me aventuro en terreno desconocido.
Excelent¨ªsimos miembros de la Academia, perm¨ªtanme hacerles una propuesta: ?por qu¨¦ no me invitan a presentar mi trabajo ante ustedes? Lo har¨ªa con el esp¨ªritu de apertura que conviene a un cient¨ªfico y ustedes me dar¨ªan as¨ª la oportunidad de abrir un debate digno, lejos de las apreciaciones improvisadas publicadas el pasado 20 de febrero en este peri¨®dico, que tachan de manera indebida la reputaci¨®n de instituciones francesas y mexicanas. Y podr¨ªa aprovechar esa magn¨ªfica ocasi¨®n para leerles in extenso las cartas de D¨ªaz del Castillo que cita su colaborador para demostrar que, en esas peticiones de favores, no se habla ni de cerca ni de lejos, de cr¨®nica alguna.
Puedo entender la tristeza de los que creyeron en un mito que posiblemente est¨¢ por esfumarse pero la grandeza del historiador est¨¢ siempre en el manejo de la duda cartesiana y en el regreso a las fuentes.
Por ¨²ltimo, me gustar¨ªa dar testimonio del profundo aprecio que tengo por la Historia verdadera, que considero como una obra fundadora de la literatura hisp¨¢nica.
Reciban las seguridades de mi m¨¢s alta consideraci¨®n.
Dr. Christian Duverger
Babelia
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