Relato de la bohemia oscura
'Cuerpos extra?os' de Cynthia Ozick es un relato de la bohemia oscura en todo su esplendor
Lo hab¨ªa sido en los tiempos de Hemingway, de Picasso y de la m¨ªtica Gertrude Stein en los felices a?os de entreguerras, cuando no corr¨ªa la sangre sino el alcohol y parec¨ªa que el para¨ªso no era una quimera, pero Par¨ªs no era ya una fiesta. En Cuerpos extra?os, su ¨²ltima novela, la gran Cynthia Ozick, coet¨¢nea de Capote, Mailer, Gore Vidal o Philip Roth y miembro de honor de la Jewish Fiction, recuerda ese jubiloso Par¨ªs de los legendarios personajes de la Vanguardia actuando con su talento ilimitado en un teatro urbano que los aplaud¨ªa noche y d¨ªa, pero lo recuerda como contrapunto del Par¨ªs an¨¦mico y extenuado por la posguerra en el que se mueven sus s¨®rdidos personajes en 1952, el env¨¦s del Par¨ªs de la rive gauche de Herbert Lottman, cuya vitalidad intelectual es tratada con sorna por el narrador de Ozick, tan sabio y tan certero como el de su relato perfecto, El chal (The New Yorker, 1980; Montesinos, 1992).
Si en Los ¨²ltimos testigos (Lumen, 2004 y 2006), uno de sus libros imprescindibles, la historia part¨ªa de Europa, de la Alemania amenazada por el nazismo en los a?os treinta, cuando la fiesta empezaba a aguarse en Par¨ªs y en todo el continente, y la familia Mitwisser deb¨ªa exiliarse a Estados Unidos, en Cuerpos extra?os la historia parte de Estados Unidos cuando el joven Julian decide abandonar a sus padres y proscribirse a Par¨ªs para tratar de convertirse en escritor maldito (¡°Par¨ªs estaba infestado de aquellas imitaciones de Sartre y Gide en pa?ales con sus manuscritos impenetrables¡±) y, sobre todo, para encontrarse (perderse, mejor) a s¨ª mismo (no por azar Solo ante el peligro se estren¨® aquel verano en Par¨ªs¡). Una vez m¨¢s el di¨¢logo fruct¨ªfero entre ambos continentes, la s¨¢tira de la autora devorando los mitos de la vieja Europa decadente y sabia (Sartre tomando pastis en Les Deux Magots, por ejemplo), y de la nueva Am¨¦rica en¨¦rgica y necia (Pollock pintando drippings y muriendo como James Dean, por ejemplo), y, una vez m¨¢s, en el fondo del cuadro hist¨®rico, el suntuoso retrato de las miserias de una familia. La t¨ªa de Julian, Bea Nightingale, una maestra separada y con ciertos aires de aquella April Wheeler de Revolutionary Road (1961) de Richard Yates, viajar¨¢ a Par¨ªs para tratar de complacer a su desp¨®tico hermano Marvin trayendo de vuelta a su sobrino, que naturalmente tiene otros planes, entre ellos el de no detener su descenso a los infiernos junto a la siniestra Lili, escapada del Holocausto en recuerdo especular de otra superviviente, su Rosa Lublin de El chal. A quienes hayan le¨ªdo Los embajadores (1903) de Henry James, la trama de la novela de Ozick les resultar¨¢ sumamente familiar, pues se dir¨ªa una recreaci¨®n o una versi¨®n c¨®mplice de aquella historia de Lambert Strether, el hombre de mediana edad que asume la misi¨®n de ir a Par¨ªs y rescatar al joven hijo de su prometida de la influencia de una mujer supuestamente mal¨¦vola. Cuerpos extra?os es un relato de la bohemia oscura en todo su esplendor, nuevo viaje al fin de la noche en el que el hambre, el aborto y la marginalidad del expatriado contrastan con la mojigater¨ªa seudoaristocr¨¢tica de Margaret, la madre de Julian, el ¨¦xito mendaz de Iris, su hermana, y la soberbia del acomodado padre. Al fondo de la sala familiar, el exmarido de Bea, el petulante Leo, ¡°que estaba leyendo a Nietzsche y a Aldous Huxley¡±, sigue insistiendo en que su talento lo hermanar¨¢ con Sch?nberg¡
Se sirve Ozick de las ense?anzas de la vieja novela epistolar, a la que le saca partido, y de su envidiable talento para el ritmo, que la traducci¨®n preserva de maravilla, y para las im¨¢genes (¡°un cantante engominado aullaba ante un micr¨®fono alargando las vocales como si fueran de chicle¡±), a la hora de concebir esta nueva vuelta de tuerca a su maestro James, un relato de contrastes y sutilezas, con amarga sonrisa siempre detr¨¢s de cada p¨¢rrafo y sin el menor esfuerzo por disimular su decepci¨®n ante un mundo ambiguo y tan asfixiante al menos como lo fue aquel canicular verano parisiense de 1952.
Cuerpos extra?os de Cynthia Ozick. Traducci¨®n de Eugenia V¨¢zquez Nacarino. Lumen. Barcelona, 2013. 333 p¨¢ginas. 19,90 euros (electr¨®nico: 12,99 )
Babelia
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