Rolando Villaz¨®n: ¡°Mi ¨²nica meta era volver a cantar en la ducha¡±
El tenor mexicano publica una novela y un disco y habla sobre la enfermedad que le mantuvo apartado de los escenarios durante m¨¢s de un a?o
Hubo un momento en que Rolando Villaz¨®n (1972) lo era todo en la ¨®pera. Poco despu¨¦s, hubo otro en el que se conform¨® con poder cantar en la ducha. La cosa se hab¨ªa puesto muy negra unos meses antes. Al gran tenor mexicano le descubrieron un quiste interno en una cuerda vocal. La peor noticia. Pidi¨® segundas opiniones. Terceras y cuartas. Pero ninguno de los 15 m¨¦dicos que le vieron le dio la m¨¢s m¨ªnima esperanza de volver a usar su voz en un escenario. Pas¨® por el quir¨®fano y se encerr¨® un a?o en casa en un largo e intenso proceso de rehabilitaci¨®n. ¡°Me sirvi¨® para valorar muchas cosas y distanciarme de la monta?a que era mi carrera. Pude reafirmar mis ganas de buscar siempre nuevos territorios. No dejarme llevar por lo que dicen que uno tiene que hacer como artista. Esas reglas no escritas que dicen que si eres tenor hay que ce?irse a un repertorio determinado. O que no puedes ser director de escena¡¡±. O incluso escribir un libro.
?Recuperado completamente, acaba de publicar Malabares (Espasa), su primera novela. Una historia de circos, payasos y vidas paralelas con algunos indisimulables gui?os autobiogr¨¢ficos. Les sonar¨¢ familiar, por ejemplo, la historia de Balanc¨ªn, un artista que debido a una lesi¨®n debe apartarse de los escenarios un largo periodo de tiempo. O la de Macolieta, que como Rolando quiso ser hermano Lasallista. En el caso del tenor, el amor por su esposa se interpuso entre ¨¦l y Dios.
La fama del cantante ayuda, pero tambi¨¦n perjudica al novelista en ciernes. A ver qui¨¦n le toma en serio a la primera. ¡°Seguro que vender¨ªa m¨¢s si hubiera hecho algo como '¡¯Villaz¨®n, historia de una ca¨ªda y el resurgimiento de una operaci¨®n¡¡±, dice con sorna. ¡°Pero ahora tienen que tomarme como a un autor¡±, explica en una larga jornada de promoci¨®n doble. Porque tambi¨¦n lanza estos d¨ªas Villaz¨®n Verdi (Deutsche Grammophon), un disco de arias y canciones del bicentenario compositor. Adem¨¢s, como cantante y director de escena ya tiene fechas cerradas hasta 2015. En fin, que ha vuelto.
Pero tanto hace y tanto quiso hacer siempre que, tras haberle idolatrado y elevado a los altares de las grandes voces de d¨¦cadas pasadas ¡ªpuede que un tanto exageradamente¡ª esos mismos empezaron a acusarle de haber da?ado su carrera por esa diversificaci¨®n. Tanto en lo art¨ªstico como en lo meramente f¨ªsico. Y eso le molesta todav¨ªa m¨¢s. ¡°Lo s¨¦. Se comenta hasta que me jod¨ª la voz por ponerme a cantar Don Carlo o Carmen¡ Ese comentario es pueril. A nadie le sale un quiste en una cuerda vocal por cantar nada¡±.
Dicen que hago demasiado repertorio, pero yo no me defino
¡ªParece que hay mucha mala leche en la ¨®pera.
¡ªNo s¨¦ si es mala leche¡ Pero es un mundo muy apasionado. Es como el deporte. Adem¨¢s hay muchas certezas. Por ejemplo: ¡°Si no tienes la voz de Mario del Monaco no puedes cantar Carmen¡±. Pero cuando se compuso Carmen, nadie ten¨ªa la voz de Del Monaco. No estoy en contra de los blogs y dem¨¢s, pero no los miro. La controversia es buena, aunque a veces se crea sin base alguna. Lo m¨ªo fue un problema de salud, el resto fue un comentario absurdo.
Afable y generoso con el tiempo de la entrevista, realmente da la sensaci¨®n de haber encontrado muchas respuestas en ese cuartito de su casa en Par¨ªs donde se encerr¨® a escribir y a escuchar obsesivamente a Brahms durante un a?o. Confirm¨® eso de que ¡°la fama no puede ser una meta, sino una consecuencia¡± (tambi¨¦n lo dice uno de los personajes de su novela). Aunque no renuncia a ese punto narciso del artista, mirando m¨¢s all¨¢ de los aplausos al final de la actuaci¨®n, sostiene. ¡°Soy muy afortunado. Imagina, grabar un disco de Verdi cuando mi ¨²nica meta era poder volver a cantar bajo la ducha o fregando. He regresado a los mejores teatros del mundo. Ahora he empezado a grabar las ¨²ltimas ¨®peras de Mozart... y ah¨ª est¨¢n ya otra vez diciendo ¡®c¨®mo se atreve a cantar Mozart¡¯¡ Pero nadie va a meterme en un caj¨®n. Este desconcierto que provoco, genera una respuesta muy cr¨ªtica. Dicen que hago demasiado. Y es verdad que hay cierto repertorio o manera de cantar que tiene riesgo. Pero yo no me defino. No cambiar¨ªa nada de mi carrera. Ni el quiste. Todo lo que he vivido me ha hecho as¨ª¡±.
Por fuera tambi¨¦n ha cambiado todo mucho. Una generaci¨®n de cantantes j¨®venes, alejados del divismo y con escasa repercusi¨®n en el circuito discogr¨¢fico se bate el cobre en los mejores teatros del mundo. Una hornada muy distinta a la suya, que tambi¨¦n incluy¨® el gran boom de int¨¦rpretes latinoamericanos. ¡°Esta es una ¨¦poca dorada de voces¡±, dice Villaz¨®n. Pero la exigencia, para ellos y para los m¨¢s consagrados, se ha multiplicado a trav¨¦s del incansable control que redes sociales, YouTube y dem¨¢s ejercen sobre su trabajo. ¡°Hoy sales a cantar cualquier d¨ªa y lo cuelgan en YouTube, para bien o para mal. Ya no hacemos una funci¨®n para 2.000 personas. Y los nervios y la presi¨®n no son solo para el estreno y los cr¨ªticos que vienen a verte ese d¨ªa. Ahora siempre hay alguien que escribe para un blog y que opinar¨¢. Y eso lo ver¨¢n los agentes, y el p¨²blico, y los periodistas¡ Aumenta mucho la presi¨®n¡±. En todo caso ¨¦l, asegura, va a seguir haciendo y cantando lo que le apetezca.
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