El profesor de Estructura
Adem¨¢s de escritor y pensador, Jos¨¦ Luis Sampedro destac¨® por su faceta acad¨¦mica
Me lo dice con delicadeza mi hija, tambi¨¦n economista, sabiendo que me va a doler: ¡°Ha muerto Sampedro¡±. Otro maestro nonagenario desaparecido. ?Qu¨¦ fuerza la de esa generaci¨®n tan castigada por las guerras y los conflictos! Pienso inmediatamente en tipos como Paul Samuelson y John K. Galbraith, ya que se trata de econom¨ªa, aunque s¨¦ que Sampedro, por pudor, hubiera rechazado cualquier comparaci¨®n, cualquier analog¨ªa. Los tres pusieron punto final a la vida en su novena d¨¦cada. Samuelson, de quien Sampedro tradujo a mitad de los a?os sesenta su Curso de econom¨ªa moderna, uno de los libros de la materia m¨¢s influyentes y m¨¢s vendidos de todos los tiempos; Galbraith, con quien coincidi¨® Sampedro en la vinculaci¨®n irrenunciable entre el poder y la t¨¦cnica econ¨®mica, y que pese a no haber conocido la profundidad de la actual Gran Recesi¨®n ya hab¨ªa denunciado a los economistas que o bien por ignorancia no tienen en cuenta los factores clave de lo que est¨¢ ocurriendo (los animal spirits keynesianos) o, lo que es peor, los excluyen intencionadamente por motivos ideol¨®gicos para favorecer una determinada agenda pol¨ªtica favorable a la desregulaci¨®n de los mercados, con el fin de distribuir regresivamente la riqueza.
Ha muerto Sampedro. Tomo de mi biblioteca la Estructura econ¨®mica. Teor¨ªa b¨¢sica y estructura mundial (Ariel, 1969, con portada de Alberto Coraz¨®n), firmada por ¨¦l como catedr¨¢tico de la Universidad de Madrid, y por Rafael Mart¨ªnez Corti?a (tambi¨¦n fallecido) como profesor adjunto y encargado de la asignatura. De sus 630 p¨¢ginas subrayadas a l¨¢piz rojo (no hab¨ªa rotuladores) se desprenden unas hojitas con las lecturas complementarias que hab¨ªa de hacer el estudiante: Sweezy, Mandel, Theotonio dos Santos, Vidal Villa, Rojo, Sunkel, Gunder Frank, Bettelheim, Robinson..., todos parte de la educaci¨®n sentimental de varias generaciones de estudiantes rojos de Econ¨®micas. Tambi¨¦n est¨¢ la descripci¨®n de lo que pretende el profesor de Estructura: ¡°Este libro ha nacido por la misma raz¨®n com¨²n a tantos otros de autores dedicados a la ense?anza: la necesidad docente. Pocas veces podr¨¢ esgrimirse esa necesidad con tanta verdad como ahora, pues cuando en 1947 el m¨¢s viejo de nosotros inici¨® sus cursos universitarios de Estructura Econ¨®mica, no exist¨ªa pr¨¢cticamente ning¨²n manual sobre la materia y, menos a¨²n, adecuado a la ense?anza (¡). Ello oblig¨® a recurrir a los cl¨¢sicos e insatisfactorios apuntes, progresivamente acrecentados y mejorados gracias a la experiencia de clase, hasta que en 1964 pareci¨® posible publicar un breve resumen de ciertas ideas centrales bajo el t¨ªtulo de Introducci¨®n de los sistemas econ¨®micos¡±.
En el pr¨®logo de su fecunda Estructura, Sampedro y Corti?a se sienten solo ense?antes, y como tales proponen ¡°informar, orientar, formar: tales han sido nuestras intenciones nada menos, pero ?acaso pod¨ªan ser otras?¡±. Dicen que se dar¨ªan por contentos si, al menos, contribuyesen con sus p¨¢ginas a sembrar en los lectores la tendencia a ordenar la contemplaci¨®n de la realidad econ¨®mica seg¨²n una perspectiva estructural; es decir, en t¨¦rminos de totalidad y de interdependencia, ¡°pues esa perspectiva [estamos solo en 1969] es cada d¨ªa m¨¢s ineludible en el ¨¢mbito de las ciencias sociales¡±.
Sampedro ha muerto. Se podr¨ªa hablar de su lucidez como economista, de su elegancia como escritor, de su compromiso como intelectual de los perdedores. Pero hoy toca recordarle como profesor universitario.
Babelia
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