Dolores Aguirre, la dama indomable
El ajedrez taurino ha perdido a su Dama. Galvanizada del mismo acero extra¨ªdo de las minas vizca¨ªnas con el que parte de su familia forj¨® su fortuna, hu¨ªa de las medias tintas tanto como de los toros descastados. Si hubiera que definirla con una frase, esta ser¨ªa ¡°en corto y por derecho¡± y si hubiera que limitarse a una palabra, ¡°implicaci¨®n¡±.
Implicaci¨®n como esposa de un prohombre de nuestra tierra, asumiendo fielmente el segundo plano al que orillaba a la mujer una sociedad olig¨¢rquica en la que qued¨® imbricada desde la cuna. Como madre, no solo de su hija Isabel, a la que adoraba, sino de muchos otros a los que hizo acreedores de su cari?o, como el propio Cayetano Rivera Ord¨®?ez, que aprovechaba la colindancia de la finca de su abuelo con Dehesa de Fr¨ªas para cobijarse en el manto protector de la de Berango. Y no digamos nada como ganadera, donde huy¨® de los atajos para consagrar su amor al toro bravo, el que hab¨ªa idealizado desde su barrera del tendido 1 en Vista Alegre. Y aunque para ello tuviera que sacar a pasear sus espolones y extremar su vehemencia, que la ten¨ªa y mucha. Y as¨ª, a fuego lento, aunque en las cercan¨ªas asomase un coraz¨®n que no le cab¨ªa en el cuerpo, fue forj¨¢ndose una leyenda de femme indomable, bajo la que era respetada en el orbe taurino y venerada por el aficionado torista.
Su contundencia verbal y gestual provoc¨® que sus ¨¦xitos, muchos y variados, y sus fracasos, que alguno tuvo, quedasen amplificados por el mismo diapas¨®n en virtud del cual a nadie resultaba indiferente. Si te apreciaba, brindaba amistad y cari?o hasta la extenuaci¨®n; pero cuando pon¨ªa la cruz a alguien le desterraba de su pensamiento, confin¨¢ndole en la distancia al estilo de las damas del cine de los cincuenta.
Se sent¨ªa vasca por los cuatro costados y hac¨ªa gala de su origen y el amor a su tierra all¨¢ donde iba. Demostrando a aquellos que estaban en las ant¨ªpodas de su pensamiento que no se encuentran tocados por el halo de la exclusividad en materia de vasquismo.
Taurinamente tuvo tres amores en forma de plazas de toros. Bilbao, donde solo un pu?ado de toros le permitieron ser profeta en su tierra, destacando entre todos Mascarito, galardonado por el club que ocupaba su coraz¨®n, el Cocherito del que fue la primera f¨¦mina en acceder como socia. Madrid, donde m¨¢s alto ray¨® el fondo de bravura de sus atanasios y Pamplona, a la que acud¨ªa aterrada por los percances que pod¨ªan provocar sus bureles en el encierro matutino, donde los tendidos de sol le cantaban aquello de ¡°Qu¨¦ guapa est¨¢ Dolores, qu¨¦ guapa, qu¨¦ guapa...¡± La misma sinton¨ªa que ahora escuchar¨¢, como m¨²sica celestial, en los jardines del cielo a los que, con toda seguridad, deparara la misma atenci¨®n milim¨¦trica con la que cuidaba a su tesoro bot¨¢nico de Berango.
Descanse en paz / Goian Bego.
Asier Guezuraga fue directivo del club Cocherito.
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