C¨®mo se sobrevive al dolor
El videoartista Javier Codesal enfoca su c¨¢mara sobre las personas que han sufrido una p¨¦rdida El documental 'Los pies que faltan', sobre ni?os heridos en Colombia, se estrena en la Filmoteca
Javier Codesal ha asumido que nunca sabe lo que quiere hacer, ni siquiera cuando dispone de guion. Arranca con una idea y luego lo deriva a la realidad. Lo que denomina como proyectos grandes los materializa como un juego de cosas: v¨ªdeos relacionados entre s¨ª, fotograf¨ªas y las notas que va tomando sobre la marcha. Por eso esta historia comenz¨® hace mucho tiempo.
Codesal (Sabi?¨¢nigo, Huesca, 1958) viajaba por Colombia como turista. En el barrio bogotano de la Candelaria, saliendo del hotel, vio un grupo de chicos de unos veinte a?os, vestidos con ch¨¢ndal. Todos ten¨ªan un brazo o una pierna de menos. Al primer impacto no entendi¨® lo que ten¨ªa ante sus ojos, pero luego comprendi¨® que se trataba de soldados. Volvi¨® a Espa?a con esa fotograf¨ªa en la cabeza y cuando lo llamaron del festival La Mar de M¨²sicas, en 2010, para que hiciera ¡°algo¡± sobre Colombia, tuvo claro que trabajar¨ªa con ni?os mutilados por la guerra. Aquello que empez¨® como una pieza de 20 minutos se transform¨® en una obra de m¨¢s de dos horas:
Los pies que faltan, una mezcla de cine y v¨ªdeo o videoarte, se estrena el viernes en la Filmoteca de Madrid.
La pieza, grabada entre Bogot¨¢ y el departamento de Meta, en pueblos que el artista define como mataderos, donde guerrilla, ej¨¦rcito y paramilitares han hecho horrores, no muestra desgarros f¨ªsicos. ¡°Cuando alguien se pon¨ªa a llorar, apagaba la c¨¢mara¡±, dice. Entendi¨® por medio del peque?o Yerson que no deb¨ªa tocar las heridas obscenamente: ¡°Solo hac¨ªa saltar y bailar para mostrarme lo bien que se mov¨ªa con la pierna ortop¨¦dica¡±. Ha rodado con planos pr¨®ximos, buscando intimidad. Codesal viajaba con un angular, la ¨²nica lente que le permite acercarse a los protagonistas para escuchar su duelo. ¡°Odio los teles. No hago periodismo de investigaci¨®n. Mi trabajo consiste en recibir lo que me quieran dar; con eso trabajo¡±. Con el tiempo ha aprendido que es mejor no hacer preguntas. ¡°Cuando t¨² escuchas los dem¨¢s hablan¡±. El resultado final es una colecci¨®n de relatos de resistencia y construcci¨®n que sirven para hilar una historia y trasmiten vitalidad, aunque, a qu¨¦ negarlo, de la proyecci¨®n sales en carne viva.
Viaj¨® con una cocinera que hab¨ªa conocido a trav¨¦s de CIREC (Centro Integral de Rehabilitaci¨®n de Colombia) y que hac¨ªa las veces de productora, y un taxista, que acab¨® convertido en personaje. No le result¨® complicado camelarse a los personajes, solo el padre de uno de los ni?os le par¨® los pies a la entrada de una casa, pero lo convenci¨® explicando que el resultado de ese trabajo se mover¨ªa por un circuito de arte peque?o o expuesto, tal vez, en alg¨²n museo. Tras unos segundos de silencio, esta fue su respuesta: ¡°De acuerdo, es importante que se sepa lo que ha pasado aqu¨ª¡±. En ese contexto falleci¨® su madre y tuvo que hacer su propio duelo. Le pareci¨® poco honesto presentar el de los dem¨¢s y rehuir el suyo, as¨ª que lo grab¨® todo y lo incorpor¨® a la pieza.
?Por qu¨¦ se coloca tan cerca de la gente a escuchar su duelo? ¡°La muerte asedia y no soy capaz de echarla. No ser¨ªa artista si no me planteara estas cosas. La libertad del artista consiste en permitirse hacer aquello que se siente obligado a hacer. Casi parece un determinismo. Pero, ya que hablamos de la muerte, lo que ocurre es que ella acude y nos obliga a mirar en su direcci¨®n. Llegu¨¦ a pensar, en los primeros a?os de trabajo, que no hab¨ªa elecci¨®n de objeto, que la mirada tiraba de nosotros, arrastr¨¢ndonos por donde quer¨ªa. Mirada de burro. Seg¨²n pasa el tiempo, creo que voy moderando mi car¨¢cter zool¨®gico¡±. Ahora trabaja en una pieza sobre Paco del R¨ªo, un buen amigo, que falleci¨® en 2011 de c¨¢ncer. Empez¨® a tomar fotos en la boda de su hijo y a medida que fue teniendo claro que su vida se apagaba aceleraron la obra. ¡°El retratado era consciente del juego, ten¨ªa plena conciencia de que lo que hac¨ªamos era arte¡±. Ya ha expuesto una primera pieza en Murcia y sigue con el proceso.
Acaba de terminar un nuevo libro de poemas. En las palabras encuentra un marco de precisi¨®n donde afina el sonido y el sentido de las palabras. El proceso de construcci¨®n le lleva a?os; escribe a mano, textos que no revisa en cuadernos anchos. ¡°Cuando tengo todos los poemas, los paso al ordenador y comienzo una relectura lenta e insistente¡±. Del ¨²ltimo poemario he realizado m¨¢s de 30 versiones.
Hasta los 18 a?os, que vio Teorema, de Pasolini, Codesal pens¨® que ser¨ªa poeta. ¡°Tal vez el hecho de que Pasolini fuera poeta, incluso en su trabajo de im¨¢genes, me ayudara a descubrir el cine. O su orientaci¨®n sexual, patente de manera compleja en esa misma pel¨ªcula. Le¨ª al mismo tiempo el libro Teorema, donde la palabra jugaba su papel de un modo propio. As¨ª que junto al cine descubr¨ª la relaci¨®n entre cine y escritura. Como entonces no hab¨ªa escuela de cine, termin¨¦ matriculado en Ciencias de la Imagen. Y la deriva del cine al arte fue natural por el camino del v¨ªdeo¡±. Ha trabajado en radio, teatro, productoras audiovisuales y televisiones. Desde el inicio de los ochenta, compagin¨® el trabajo art¨ªstico con otros que le permit¨ªan subsistir. ¡°Acud¨ª a esos empleos tambi¨¦n para aprender el oficio de realizador, para filmar o grabar y editar lo suficiente. No creo que se pueda crecer como artista visual sin una experiencia intensa y material con los soportes; y eso, cuando yo comenzaba a trabajar, resultaba inalcanzable fuera de los medios profesionales¡±.
Los pies que faltan, de Javier Codesal, se estrena en la Filmoteca Espa?ola, en Madrid, el 26 de abril.
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