Garrel se desnaturaliza
Con los a?os la c¨¢mara (o su coraz¨®n de cine) del cineasta franc¨¦s se ha ido acartonando
Como dec¨ªa la actriz y novelista (y exmujer de Godard) Anne Wiazemsky en L¡¯enfant secret (1982), Philippe Garrel parece ¡°tener una c¨¢mara en el lugar del coraz¨®n¡±. La frase define la trayectoria, la pulsi¨®n el¨¦ctrica, la pasi¨®n, la forma de trabajar del franc¨¦s. Y, sin embargo, con los a?os su c¨¢mara (o su coraz¨®n de cine) se ha ido acartonando. Ya no queda ni rastro de sus experimentalistas palpitaciones underground de sus inicios, donde igual persegu¨ªa con su objetivo a la cantante Nico (La cicatriz interior), musa y pareja, que revelaba la tristeza de una Jean Seberg que se suicidar¨ªa cinco a?os despu¨¦s de Las altas soledades (1974). Fascinantes o deplorables (Garrel siempre divide), al menos aquellos ensimismamientos eran frescos, parec¨ªan aut¨¦nticos. Pero conforme sus pel¨ªculas se han ido, digamos, normalizando, haci¨¦ndose m¨¢s narrativas, su estilo se ha desnaturalizado. Y Un verano ardiente es otra muestra.
UN VERANO ARDIENTE
Direcci¨®n: Philippe Garrel.
Int¨¦rpretes: Louis Garrel, Monica Bellucci, J¨¦r?me Robart, C¨¦line Sallette.
G¨¦nero: drama. Francia, 2011.
Duraci¨®n: 95 minutos.
Que a pesar de su mito esta sea su primera pel¨ªcula en los cines espa?oles dice mucho de su estilo (y de las caracter¨ªsticas de nuestro mercado), pero el DVD, los ciclos festivaleros y, en algunos casos no editados por aqu¨ª, los trasvases a trav¨¦s de Internet permiten hoy d¨ªa la comparaci¨®n. Y poco queda de aquella actitud posnouvelle vague: las secuencias que comienzan con un plano con los personajes ya inundados en l¨¢grimas son el colmo de la preparaci¨®n previa; o¨ªr un discurso sobre el deber de la revoluci¨®n en boca de un tipo que vive a la sopa boba en la casa de lujo de sus amigos burgueses suena a risa; las diatribas contra Sarkozy, seguramente merecidas, son maniqueas y demag¨®gicas; y el cine dentro del cine que retrata, en el que parece criticar el acartonamiento del relato de ¨¦poca, demuestra que solo ve la paja en el ojo ajeno.
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