Poes¨ªa contra los desahucios de la raz¨®n
El poeta, narrador, memorialista y ensayista ha dado su discurso durante la entrega del Premio Cervantes "Hay que defender con la palabra contra quienes pretenden quit¨¢rnosla. Esgrimirla contra los desahucios de la raz¨®n" "Una sociedad decepcionada, perpleja y herida por una renuente crisis de valores, tiende a convertirse en una sociedad renovada por su esfuerzo regenerador. Quiero creer que el arte tambi¨¦n dispone de ese poder terap¨¦utico" "Dec¨ªa Octavio Paz que con el Quijote empieza la cr¨ªtica de los absolutos, comienza la libertad"
La literatura es una realidad paralela; las ceremonias que la rodean, tambi¨¦n. As¨ª, en la entrega de un premio los poderosos celebran a los cr¨ªticos con el poder, es decir, un ministro puede elogiar a un desobediente y un pr¨ªncipe, a un infractor. Esta ma?ana, las protestas de los afectados por los recortes en los colegios p¨²blicos Zulema y El Carrusel de Alcal¨¢ de Henares no traspasaron los muros renacentistas del Colegio Mayor de San Ildefonso y los pitidos que ahogaban los aplausos en la plaza de San Diego al paso de las autoridades ¡ªlos pr¨ªncipes Felipe y Letizia; el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; el ministro de Educaci¨®n, Cultura y Deporte, Jos¨¦ Ignacio Wert; el obispo Juan Antonio Reig Pl¨¤¡ª contrastaban con la cordialidad y el silencio ¡ªtel¨¦fonos m¨®viles aparte¡ª que presidi¨® en el paraninfo de la universidad la entrega del premio Cervantes a Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald.
Si el silencio lo puso la solemnidad del acto ¡ªcon himnos, latines y maceros¡ª, la cordialidad corri¨® a cargo de los muchos escritores que acompa?aron en su gran d¨ªa al poeta y narrador jerezano, de 86 a?os, un autor que cuenta con la admiraci¨®n de sus colegas de generaci¨®n y con la de los m¨¢s j¨®venes. ¡°Un l¨²cido que no da lecciones¡±, como tal lo describi¨® en su discurso el Pr¨ªncipe despu¨¦s de destacar las ra¨ªces andaluzas de su obra y sus alas latinoamericanas y antes de recordar que el galard¨®n iba a ¡°estropear sus planes¡± de evitar la ¡°insufrible y engorrosa¡± inmortalidad.
Bajo la mirada vigilante de tres de sus nietos ¡ªuno de ellos, Agar, de 14 a?os, c¨¢mara en mano¡ª, Caballero Bonald subi¨® al p¨²lpito, cambi¨® de gafas y habl¨® durante media hora con esa voz que parece nacida donde se cruzan los caminos entre Jerez de la Frontera y el Siglo Oro.
Miembro de una generaci¨®n literaria, la de los 50, que nunca distingui¨® entre literatura y amistad, lo primero que hizo el autor de Somos el tiempo que nos queda fue recordar a los amigos que le precedieron en el palmar¨¦s del Cervantes ¡ªAna Mar¨ªa Matute y Antonio Gamoneda le escuchaban entre el p¨²blico¡ª y a los que la muerte impidi¨® entrar en ¨¦l: Valente, Barral, ?ngel Gonz¨¢lez, Claudio Rodr¨ªguez, Gil de Biedma y Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo. Como dicen los manuales, ni?os de la guerra; como dijo uno de ellos, ¡°partidarios de la felicidad¡±, escritores cuajados contra la dictadura franquista. No es extra?o que todo el discurso de Caballero Bonald fuera un canto a la libertad que nace de los actos de leer y escribir. ¡°Todos aquellos que se han valido de la opresi¨®n para programar el mantenimiento de sus poderes han coartado la libre circulaci¨®n de las ideas¡±, dijo. ¡°Los enemigos hist¨®ricos de la libertad han recurrido desde siempre a una suprema barbarie: la hoguera. O quemaba herejes o quemaba libros¡±. Y a?adi¨®: ¡°Bien sabemos que destruir, prohibir ciertas lecturas ha supuesto siempre prohibir, destruir ciertas libertades¡±.
Lleg¨® entonces el momento del Quijote, un libro que fue para ¨¦l no ¡°una lecci¨®n¡± sino ¡°una conmoci¨®n¡±. Siguiendo la regla no escrita de referirse en el discurso de recepci¨®n del premio m¨¢s importante de las letras en espa?ol al autor que le da nombre, Caballero Bonald reivindic¨® al Cervantes menos trillado ¡ªel poeta¡ª, algo que ha hecho por extenso en el ensayo que abre su libro m¨¢s reciente, Oficio de lector (Seix Barral). ¡°Quien escribi¨® el Quijote no pod¨ªa ser sino un gran poeta¡±, afirm¨® en Alcal¨¢ citando a Luis Cernuda. En esa novela que tantas veces ha resultado ser ¡°una poderosa luminaria¡± que oscurece cualquier otro empe?o se decantan, dijo el premiado, ¡°los alimentos primordiales de la poes¨ªa, esa emoci¨®n verbal, esas palabras que van m¨¢s all¨¢ de sus propios l¨ªmites expresivos y abren o entornan los pasadizos que conducen a la iluminaci¨®n, a esas ¡®profundas cavernas del sentido¡¯ a que se refer¨ªa San Juan de la Cruz¡±.
Tras recordar las ¡°vaguedades, zozobras y cautiverios¡±, las ¡°decepciones, fracasos y desdenes¡± que llevaron a Cervantes a publicar la parte fundamental de su obra cuando rondaba los 60 a?os y apenas le quedaban 10 de vida, el autor de ?gata ojo de gato subray¨® que m¨¢s que un ¡°vencido por la vida¡±, el creador de Alonso Quijano fue el ¡°vencedor literario de todas las batallas por la libertad¡±.
Libertad fue una de las palabras m¨¢s usadas ayer por Caballero Bonald. La otra fue la palabra poes¨ªa, ¡°ese engranaje de vida y pensamiento que tanto am¨® Cervantes y que tan exiguas recompensas le proporcion¨®¡±. Correcci¨®n de las erratas de la historia, defensa contra sus ¡°aver¨ªas¡±, consuelo para sus trastornos y des¨¢nimos... todo eso es la poes¨ªa para un escritor que ayer reivindic¨® la utop¨ªa ¡ªesa ¡°esperanza consecutivamente aplazada¡±¡ª y ¡°los nobles aparejos de la inteligencia¡± para que el pensamiento cr¨ªtico ¡°prevalezca sobre todo lo que quiere neutralizarlo¡± en una sociedad ¡°decepcionada, perpleja, zaherida¡±.
¡°Siempre hay que defenderse con la palabra de quienes pretenden quit¨¢rnosla¡±, dijo el autor de Manual de infractores cuando su discurso se encaminaba hacia el final. ¡°Siempre hay que esgrimir esa palabra contra los desahucios de la raz¨®n¡±. Puede que alg¨²n d¨ªa esa f¨®rmula ¡ªdesahucios de la raz¨®n¡ª se lea como una simple met¨¢fora, el 23 de abril de 2013, no. Y menos en la voz de alguien que suele repetir que busca que el poema ocupe m¨¢s espacio que el texto propiamente dicho, que las palabras signifiquen dentro de la poes¨ªa m¨¢s de lo que significan dentro del diccionario.
La literatura es una realidad paralela, es cierto, pero la otra, la cruda realidad, es tozuda, y a veces, aunque sea entre l¨ªneas, se cuela como la noche en un famoso poema de Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, o sea, por las ventanas, por los ojos ¡°de cerraduras y ra¨ªces¡±, por orificios y rendijas. Y por debajo de las puertas. Tambi¨¦n por aquellas cerradas al ruido de la calle.
Babelia
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