Obscenidad
Es una profesi¨®n muy hermosa la de payaso. Asegura el t¨®pico melodram¨¢tico que la mayor¨ªa de los que la practican ocultan un alma triste, pero imagino que habr¨¢ de todo
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Es una profesi¨®n muy hermosa la de payaso. Asegura el t¨®pico melodram¨¢tico que la mayor¨ªa de los que la practican ocultan un alma triste, pero imagino que habr¨¢ de todo, que tendr¨¢n sus d¨ªas mejores y peores. En cualquier caso, debe de reconfortar ¨ªntimamente que tu arte consiga provocar cotidianamente en los dem¨¢s algo tan impagable, gozoso y terap¨¦utico como la carcajada, que tus disparates, la encarnaci¨®n de lo grotesco y el abandono del sentido del rid¨ªculo consigan la hilaridad del p¨²blico. Y este ha pagado una entrada a cambio de que le hagan re¨ªr. Es una forma envidiable de ganarse la vida lo de despertar la jocosidad del pr¨®jimo en este valle de l¨¢grimas.
Es probable que ante un auditorio invadido por el v¨¦rtigo, el pavor y la n¨¢usea al enterarse de que cada tres personas adultas (est¨¢n excluidos los ni?os y los jubilados) hay una que no tiene trabajo, de que el pr¨®ximo integrante de esa espeluznante lista puedes ser t¨² o los seres m¨¢s cercanos, de que en el ut¨®pico caso de que el volc¨¢n deje alguna vez de escupir lava muchas e injustas v¨ªctimas jam¨¢s se repondr¨¢n de sus quemaduras, si aparece un despiadado payaso, un humorista mordaz o un militante del dada¨ªsmo declarando: ¡°Que no nos ciegue ese mal dato para comprobar como la pol¨ªtica econ¨®mica est¨¢ dando buenos resultados a nivel macroecon¨®mico¡±, la reacci¨®n inmediata del p¨²blico ser¨¢ una explosi¨®n de risa y celebrar el enloquecido ingenio del que alivia la tragedia utilizando el sarcasmo.
Pero est¨¢ claro que en el carn¨¦ de identidad de Carlos Floriano no figura que su profesi¨®n sea la de payaso, buf¨®n o c¨®mico. Es el n¨²mero tres del partido que gobierna, ajusta, recorta, privatiza, decide los grados de asfixia y acorralamiento que pueden imponerse a la plebe antes que su desesperaci¨®n estalle y haya que balear a los m¨¢s fogosos en nombre de la defensa de la sagrada democracia, de la legitimidad que otorgan los votos, de los comportamientos civilizados, de la ley y el orden, de las eternas patra?as con las que se acoraza el sistema para perpetuar lo injustificable.
Y el tal Floriano no tendr¨¢ que rendir cuentas ante nadie por su barbaridad, por agredir de forma tan cruel al sentido com¨²n, por su obsceno convencimiento de que sus oyentes son idiotas.
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