Como t¨² no hay nadie, ?feliz d¨ªa, mam¨¢!
Porque para cada madre hay una melod¨ªa, celebramos la festividad con los artistas m¨¢s variados: Los Chichos, Lou Reed o Camilo Sesto
En esta nueva entrega no encontrar¨¢n la colonia, el pa?uelo o la crema rejuvenecedora que les salve la papeleta el pr¨®xima domingo con sus madres. Los v¨ªdeo de la semana se consagran a la festividad desde el lado musical, para cuando se levanten el d¨ªa D, puedan acompa?ar el caf¨¦ y los churros con una singular playlist que loa en diferentes estilos a sus progenitoras.
Desde el cielo, Sergio
Ten¨ªa una empresa complicada el joven Sergio. Lleg¨® a Eurojunior -la versi¨®n para menores de Eurovisi¨®n- en su primera edici¨®n (2003) con una balada dedicada a su madre fallecida. Empezaba cantando que era su aniversario y que echaba mucho de menos a su mam¨¢. Aunque el muchacho de 11 a?os, orgullo de Sanl¨²car de Barrameda durante algo m¨¢s de tres minutos, se conformaba con una mirada desde el cielo como regalo de cumplea?os. No import¨® el tempo ni el idioma. Sergio consigui¨® la segunda plaza. ?
Madre, Camilo Sesto
Me acostumbr¨¦ tanto a ti / que cuando estoy con alguien / quiero que sea como t¨².?Camilo Sesto idolatr¨® a su madre hasta confundirse con el complejo de Edipo. Esta oda a esa mujer que le dio la vida, de alma grande,... se perder¨ªa su gran ¨¦xito del nuevo siglo Mola mazo, tal vez un signo de los tiempos, la consecuencia creativa de la p¨¦rdida materna. Aguanten hasta el final del v¨ªdeo, no solo podr¨¢n cantar la letra en karaoke, podr¨¢n ver a los progenitores de Sesto y sus im¨¢genes de juventud.?
The kids, Lou Reed
No todas las madres son cari?osas, atentas y piadosas. La coprotagonista de Berlin, disco conceptual surgido de la mente truculenta de Lou Reed en 1973, es una prostituta adicta a las drogas y al sexo m¨¢s salvaje. Una madraza, vamos. En esta canci¨®n y atendiendo a sus excesos, las autoridades le quitan la custodia de sus reto?os. No hicieron lo mismo con los hijos del productor, Bob Ezrin, que seg¨²n cuenta la leyenda fueron encerrados en el estudio para grabar los gritos desesperados, llamando a su madre, que se oyen al final del tema.
Madre, soy cristiano homosexual, Jos¨¦ ?ngel
Eran otros tiempos. Corr¨ªan los primeros a?os de la Transici¨®n y tuvo que llegar un advenedizo como Jos¨¦ ?ngel, del que nunca m¨¢s se supo ¨Cinexplicablemente¨C, para romper con los tab¨²s. La sexualidad de uno no ha de estar re?ida con la fe. Ahora se da por supuesto, pero entonces al pobre cantante se le intu¨ªa atormentado: el cantante le explica a su progenitora en esta sentida misiva que lo que siente es natural, que no tiene que estar avergonzada. Es tal la ternura que nadie duda de la pertinente reconciliaci¨®n materno-filial. Desconocemos qu¨¦ opina la madre de la portada, un cl¨¢sico entre ese subg¨¦nero que es la m¨²sica de gasolinera.
Mam¨¢, mam¨¢, Los Chichos
Podr¨ªamos afirmar que de la rumba flamenca posfranquista naci¨® otro subg¨¦nero: las canciones protagonizadas por un joven arrepentido que ha tocado fondo en su descenso a los infiernos y que vuelve al redil pidiendo cobijo a su madre. Como Bohemian Rhapsody, pero en plan de barrio. Se han apreciado variaciones de este estilo en otros g¨¦neros aparentemente lejanos, como en el hip hop.
Stacy's Mom, Fountains of Wayne
No todas las canciones van a ser doloros arrepentimientos o sensibles loas a la figura materna. Es el caso del protagonista de la canci¨®n que nos ocupa, una divertida canci¨®n de amor... hacia la madre de otro. Son los a?os del despertar sexual, de las piscinas despu¨¦s del colegio, de las primeras fantas¨ªas. M¨¢s que en su coet¨¢nea, el amigo de la pobre Stacy se fija m¨¢s en su progenitora. Desconocemos c¨®mo termina la historia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.