Art¨ªculo 19
Romper la imposici¨®n del silencio es el comienzo de la lucha contra el resto de los cr¨ªmenes
Quienes contra viento y marea suponemos que las decisiones humanas son prioritariamente racionales encontramos poco apoyo para nuestro prejuicio en algunas medidas gubernamentales. Un ejemplo destacado es la prohibici¨®n y persecuci¨®n internacional de ciertas drogas, cuyo resultado ha sido el aumento de su consumo, de su precio y de su adulteraci¨®n, as¨ª como una multiplicaci¨®n terror¨ªfica de la delincuencia ligada a su comercio ilegal. En algunos pa¨ªses americanos, como Colombia y M¨¦xico, el crimen organizado y las rivalidades entre las bandas han llegado a amenazar la estabilidad social y pol¨ªtica. Por cada zar de la persecuci¨®n hay cien rasputinesdel tr¨¢fico, el celo de unos apoya el beneficio de los otros y todos se ganan bien la vida¡ salvo los miles de v¨ªctimas de este juego macabro. Pero claro, nos aseguran, los principios son lo primero y la cruzada debe continuar.
En M¨¦xico, la narcoviolencia se ha cobrado ya este a?o casi 2.700 v¨ªctimas, 237 entre el 13 y el 19 de abril (incluyendo ocho decapitaciones). Uno de los colectivos m¨¢s castigados es el de los periodistas, amenazados, secuestrados y ejecutados a mansalva, sobre todo en los Estados de la federaci¨®n que padecen el dudoso honor de ser campos de batalla entre narcotraficantes por su proximidad con EE UU, el principal consumidor y tambi¨¦n patentador de la cruzada antidrogas. Quienes llevamos d¨¦cadas visitando M¨¦xico hemos visto c¨®mo algunas de las poblaciones m¨¢s tranquilas y ordenadas ¡ªMonterrey, Guadalajara, Veracruz, Acapulco, Torre¨®n¡¡ª se convert¨ªan en territorio de alarma permanente por culpa de este bandolerismo despiadado y brutal. Y los medios de comunicaci¨®n locales que no se avienen a silenciar o minimizar esos desmanes son objetivos prioritarios del odio de los delincuentes. Lo peor es que no se trata de amenazas solamente dirigidas a los reporteros, sino contra cualquiera de los trabajadores del diario, como demuestran los secuestros de cinco de los empleados de El Siglo de Torre¨®n, as¨ª como el tiroteo de sus guardias de seguridad. Si se ¡°contaminan¡± por su vinculaci¨®n al peri¨®dico, nadie est¨¢ seguro: es el modus operandi habitual de los g¨¢nsteres, una generalizaci¨®n intimidatoria que hemos conocido en los m¨¢s diversos campos (incluido el period¨ªstico) en el Pa¨ªs Vasco y que ahora tratan de minimizar o convertir en m¨¦rito por renuncia los matones reciclados en gobernantes.
La organizaci¨®n Art¨ªculo 19 M¨¦xico, dedicada a la promoci¨®n y defensa de la libertad de prensa en el pa¨ªs, tambi¨¦n ha sido directamente amenazada por quienes a trav¨¦s del miedo y el crimen se consideran con derecho al se?or¨ªo ilegal pero efectivo de la sociedad. El mensaje feroz que han recibido no destaca por su correcci¨®n ortogr¨¢fica ni por su coherencia gramatical, aunque dado su contexto tampoco puede ser echado en saco roto: ¡°mucha puta libertad verdad, a ver que tan verga eres cuando acabes tu y tus putitos bien puteados, ya nos tienes hasta la madre estamos vi¨¦ndote y bien cerca osea no te sigas crellendo mucho que te partimos la madre son unos pendejos que tenemos ganas de chingaronos sabes quienes somos y que si lo podemos hacer¡±. Es fundamental que organizaciones como Art¨ªculo 19 contin¨²en activas, pese a tener que soportar intentos de amedrentamiento que con frecuencia no se quedan en simples excrementos verbales como el antes transcrito. Y en su apoyo deben movilizarse todos los ciudadanos conscientes de que cuando una sociedad que aspira a ser democr¨¢tica abandona a sus informadores y voces cr¨ªticas renuncia a s¨ª misma. Como dijo Bertrand Russell, ¡°si no podemos evitar los dem¨¢s cr¨ªmenes, al menos evitemos el del silencio¡±. Porque romper la imposici¨®n del silencio es el comienzo de la lucha contra el resto de los cr¨ªmenes.
Hace pocos d¨ªas falleci¨® Fernando Castell¨®, hist¨®rico defensor de la libertad de prensa. Valga esta nota como modesto homenaje a su memoria.
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