Hitos, personas, ideas
Artola y S¨¢nchez Ron recorren la historia de la ciencia siguiendo el rastro de las ideas, de los conceptos, de sus diversos campos
Hay muchas maneras de contar una historia y hay muchas maneras de aproximarse a la Historia. En este libro Artola y S¨¢nchez Ron recorren la historia de la ciencia guiados no por la cronolog¨ªa de los acontecimientos o de las personas sino siguiendo el rastro de las ideas, de los conceptos, de los diversos campos de la ciencia y de c¨®mo se han ido desarrollando. Claro, hay fechas, personas, teor¨ªas y descripci¨®n de fen¨®menos detr¨¢s, porque detr¨¢s de cada idea hay una persona, pero el hilo conductor no es el tiempo, es el campo.
El ser humano mirando lo que le rodea, especulando sobre ello, aprendiendo a almacenar el conocimiento y a comunicarlo, revisarlo, criticarlo y, mucho tiempo despu¨¦s, cuando aparece, pas¨¢ndolo por el tamiz del m¨¦todo cient¨ªfico, son los primeros pasos de este libro. Es decir, busca los pilares, las preguntas y la manera de responder a ellas. Y en los pilares, claro, hay mucho de demolici¨®n, de construcci¨®n y destrucci¨®n, entre otras razones por aquella definici¨®n de los cient¨ªficos como la gente que trabaja para dejar atrasado su trabajo. En algunos casos, como en el de Galileo, tuvieron que dejar su trabajo verdaderamente atrasado, hasta abjurando de ¨¦l para salvar la cabeza, porque otros menos afortunados, como Giordano Bruno, la perdieron. Eso supone que el libro es un constante ir y venir en los distintos campos, porque las ideas suceden de manera simult¨¢nea, aunque aliment¨¢ndose unas de otras. Y supone que algunos protagonistas transitan por varios cap¨ªtulos, puesto que hicieron contribuciones notables en diversos campos, como Isaac Newton, para los autores ¡°uno de los cient¨ªficos m¨¢s importantes de la historia de la ciencia, acaso el m¨¢s importante¡±.
Los autores se han centrado m¨¢s en la narraci¨®n que en la explicaci¨®n
Y as¨ª, el historiador Miguel Artola y el historiador de la ciencia Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron transitan de la fuerza y energ¨ªa al c¨¢lculo, la composici¨®n de la materia, el calor, las radiaciones, el carbono, la relatividad y la c¨¦lula, entre otros, los diversos pilares que se suceden hasta llegar al genoma y la clonaci¨®n en un relato que nos permite saber no solo donde hemos llegado sino, sobre todo, c¨®mo, cu¨¢les han sido los mojones, los hombros, de este recorrido.
Una parada especial en este viaje merece la institucionalizaci¨®n de la ciencia, que comienza con la reputaci¨®n. ¡°A medida que la concepci¨®n m¨ªtica de la naturaleza perd¨ªa su capacidad de explicar los fen¨®menos naturales, la ciencia adquiri¨® el prestigio que hab¨ªan disfrutado los sacerdotes¡±. La entrada de las ciencias experimentales en la universidad supone, a juicio de los autores, ¡°uno de los mayores cambios que se han producido en la historia de la ense?anza desde la creaci¨®n de la Universidad. La Revoluci¨®n Francesa tuvo mucho que ver con esto; no en vano la ciencia y la t¨¦cnica ocupaban un lugar destacado entre los intereses de los revolucionarios¡±. Este apartado, no casualmente llamado El poder de la ciencia, repasa las relaciones de la ciencia con la universidad y, desde ah¨ª, su acercamiento al poder y a la sociedad, y c¨®mo, en algunos lugares, sobre todo en Estados Unidos, ¡°la industria privada reaccion¨® antes que el gobierno federal ante el valor que la ciencia mostraba para la tecnolog¨ªa (esto es, para los negocios)¡±. Las reuniones de cient¨ªficos, los congresos nacidos con la idea que expresa el lema, surgido en 1893 en un encuentro matem¨¢tico, ¡°lo que hasta ahora logr¨® una sola cabeza debemos buscarlo a partir de ahora mediante la cooperaci¨®n y los esfuerzos comunales¡±, prosiguen sentando las bases de la manera en la que la ciencia aprende a estar en el mundo en los ¨²ltimos a?os del siglo XIX. Los diversos premios, tambi¨¦n una parte de la institucionalizaci¨®n, y las relaciones de ciencia, industria y guerra, completan esta visi¨®n de ciencia y poder. En este recorrido, quiz¨¢ debido a su notable extensi¨®n, los autores se han centrado m¨¢s en el camino que en los recodos, m¨¢s en los hechos que en la reflexi¨®n sobre sucesos, personas y relaciones, m¨¢s en la narraci¨®n que en la explicaci¨®n. As¨ª, entran en materia a toda velocidad y al final se despiden privando al lector de una coda que hubiera sido, quiz¨¢, agradecida.
Los pilares de la ciencia. Miguel Artola y J. Manuel S¨¢nchez Ron. Espasa. Barcelona, 2012. 806 p¨¢ginas. 34,90 euros
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