El absurdo de la guerra
A pesar del desbarajuste fotogr¨¢fico, hubiese sido una pena que este trabajo de Michael Radford quedara en el limbo
¡°Vi entonces convertirse en comunistas fervorosos a muchos reaccionarios y en anarquistas terribles a muchos burgueses acomodados. La guerra y el miedo lo justificaban todo¡±, escribi¨® Manuel Chaves Nogales en su clarividente pr¨®logo de A sangre y fuego. Contienda, miedo, mentira. Algo de eso hay tambi¨¦n en La mula, novela de Juan Eslava Gal¨¢n que habla de humanismo y tambi¨¦n de absurdo; de piedad y terror; de violencia y amistad; de ideales y confusi¨®n, de espa?oles convencidos con su causa y de otros que simplemente pasaban por all¨ª y que, obligados por las circunstancias, actuaron seg¨²n su modo y manera, con la fuerza del sentido com¨²n.
LA MULA
Direcci¨®n: An¨®nimo.
Int¨¦rpretes: Mario Casas, Mar¨ªa Valverde, Secun de la Rosa, Jes¨²s Carroza, Maite Sandoval.
G¨¦nero: tragicomedia. Espa?a, 2013.
Duraci¨®n: 100 minutos.
Comienza la pel¨ªcula y, desde sus trincheras, cada bando grita las excelencias de la comida de la noche anterior. ?Es La vaquilla, de Luis G. Berlanga? No, es La mula, de Michael Radford, alias An¨®nimo por culpa de otra guerra incruenta, esta econ¨®mica y art¨ªstica alrededor de la producci¨®n. En principio, sorprende que las dos pel¨ªculas arranquen exactamente igual. Tambi¨¦n que tengan a un animal como met¨¢fora de una Espa?a apaleada. ?Qu¨¦ las separa, que las iguala? Las iguala su capacidad para re¨ªrse, a pesar de todo, y el rechazo de cualquier manique¨ªsmo. Las separa que el humor de Berlanga es ¨¢cido, atroz, punzante, negr¨ªsimo, y el de Eslava es m¨¢s amable, m¨¢s compasivo, de sabio del terru?o. As¨ª, La mula entronca con aquellas maravillosas pel¨ªculas alrededor de la guerra y el fascismo creadas en Italia por gente como Mario Monicelli o Luigi Comencini, a La gran guerra, Todos a casa y La marcha hacia Roma, a aquellas historias de cobardes y descaminados, de falsos h¨¦roes, de supervivientes que a veces eran m¨¢s honorables que cualquier orgulloso guerrero.
De ambientaci¨®n primorosa y meritorio trabajo con el acento jiennense, casi siempre conseguido por el tr¨ªo protagonista, con vocales muy abiertas y destierro de eles, eses y eres finales, La mula probablemente tiene otra pel¨ªcula dentro de la pel¨ªcula. Y sin embargo, a pesar del desbarajuste fotogr¨¢fico (secuencias n¨ªtidas mezcladas con otras de grano dur¨ªsimo), hubiese sido una pena que este trabajo de Radford quedara en el limbo. Porque, como dice el estupendo Mario Casas en un desgraciado momento, lo que queda al final es el absurdo: ¡°?Me cago en la puta guerra, Chato!¡±.
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