Intimidad

Qu¨¦ alegr¨ªa de vivir, qu¨¦ sonrisa exultante, qu¨¦ sensaci¨®n de tranquilidad, despu¨¦s de que la tempestad la hubiera amenazado de lejos (de lej¨ªsimos, en realidad), mostraba en la fotograf¨ªa de portada que public¨® este peri¨®dico una se?ora rubia, con cuidada melenita y gafas oscuras, despu¨¦s de que le retiraran la imputaci¨®n en los delincuentes negocietes de su marido. Sus salvajes acosadores tambi¨¦n pretendieron algo tan intolerable como vulnerar su sagrada intimidad pretendiendo enterarse de sus datos fiscales. Y al igual que Margallo, a casi todos nos embarga el contento porque no se haya perpetrado la infamia de imputar a una Infanta de las Espa?as, t¨ªtulo natalicio cuyos atributos divinos est¨¢n m¨¢s all¨¢ del bien y del mal. Lo ¨²nico que nos puede reconfortar es que el escribano de los discursos reales nos evitar¨¢ en el futuro el fatigoso chiste de que la justicia es igual para todos.

Hay m¨¢s historias graciosas esta semana, como la de que a un guatemalteco killer de indios le acaban de condenar a 80 a?os de c¨¢rcel. El genocida tiene 86. La l¨®gica asegura que no los cumplir¨¢. Tambi¨¦n es posible que por piedad hacia su ancianidad le conmuten el castigo y se quede en su casita. Qu¨¦ man¨ªa, qu¨¦ ganas de calmar la indignaci¨®n popular haci¨¦ndonos creer con tantas, surrealistas, incumplibles condenas que los malos sufrir¨¢n trullo, castigo, llanto y crujir de dientes hasta el ¨²ltimo d¨ªa de su abominable existencia. Por si acaso, cuentan que la derecha de Guatemala ya ha descifrado el enigma de que hayan condenado a estas alturas a su venerado genocida: ¡°El juicio ha sido una farsa inspirada por la conspiraci¨®n marxista¡±. Todav¨ªa no se han enterado de que hace mogoll¨®n de tiempo que el fantasma de Marx ya no recorre ning¨²n lugar, que entre todos le traicionaron (empezando por los marxistas desde que tomaron el poder, esa cosa tan poco revolucionaria) y ¨¦l solo se extingui¨®.

Leo que andan escandalizados en China porque han descubierto que la nieta de Mao posee una de las mayores fortunas del pa¨ªs. Normal. Imagino que el Gran Timonel, adem¨¢s de marxista y asc¨¦tico, sent¨ªa una preocupaci¨®n especial por el futuro de su familia. Como todos los timoneles, como todos los salvapatrias.