Ray Manzarek, el ¨®rgano esencial de The Doors
Defini¨® el sonido del grupo californiano y aport¨® los ingredientes europeos a la volc¨¢nica expresi¨®n de Jim Morrison.
?Todos los grupos tienen su mito fundacional y el de los Doors parte de Venice Beach, entonces un ap¨¦ndice bohemio de Los ?ngeles. All¨ª, en 1965, se encontraron Jim Morrison y Ray Manzarek, que se conoc¨ªan por haber coincidido durante tres a?os en la UCLA, estudiando cinematograf¨ªa. Pero Hollywood era un castillo inexpugnable y ellos no ten¨ªan paciencia para el meritoriaje. Morrison le canturre¨® algo que hab¨ªa compuesto, ¡°Moonlight drive¡±. Y ten¨ªa m¨¢s, asegur¨®. La idea salt¨® inmediatamente: ¡°hagamos un grupo¡±.
Desde el principio, The Doors sonaban diferentes. El tr¨ªo instrumental ten¨ªa algo de banda de club nocturno, de animadores del hall de hotel: estilemas de jazz y bossa nova. Y el ¨®rgano: en vez de un aparatoso Hammond, Manzarek prefer¨ªa un Vox, f¨¢cilmente transportable. Fue Ray qui¨¦n, tras una experiencia frustrante con una bajista, sugiri¨® que pod¨ªa suplir la ausencia del bajo, como lo hac¨ªan los entonces populares tr¨ªos de ¨®rgano jazz¨ªstico.
Manzarek, nacido en Chicago en 1939, pertenec¨ªa a una familia de origen polaco que insisti¨® en que tomara clases de piano. Ese bagaje le iba a servir en la aventura de los Doors, igual que su curiosidad intelectual: hab¨ªa estudiado meditaci¨®n trascendental en un centro de Los ?ngeles, donde conoci¨® a John Densmore, su futuro baterista.
Para bien y para mal, los Doors no se parec¨ªan a nadie. Pod¨ªan ser pretenciosos, desde luego, y no ayud¨® el creciente alcoholismo de su carism¨¢tico vocalista. Hablaban la lingua franca del momento, el blues de Chicago, pero su discurso no se quedaba en Howlin' Wolf y Muddy Waters: estaba salpimentado con referencias a Godard y Nietzsche, Husley y Brecht. De ¨¦ste ¨²ltimo tomaron una desgarrada canci¨®n a la que puso m¨²sica Kurt Weill: Alabama song, perteneciente a la ¨®pera Ascenso y ca¨ªda de la ciudad de Mahagonny.
La dram¨¢tica histor¨ªa de The Doors es bien conocida. Esencialmente, fue una serie de malabarismos entre los compromisos de una banda de ¨¦xito y la beoda voluntad subversiva de Morrison. Tras la misteriosa muerte del cantante en 1971, los instrumentistas intentaron lo imposible: mantener el grupo sin su llama sagrada. S¨®lo duraron dos penosos discos, donde Ray cant¨® y toc¨® incluso guitarra.
Todav¨ªa un treinta?ero y con muchas inquietudes, Manzarek fue el m¨¢s activo de los supervivientes. Dirigi¨® el grupo Nite City en los setenta y edit¨® discos bajo su nombre. Le distingu¨ªa su entusiasmo: consigui¨® que el suspicaz Carl Off le permitiera modernizar su Carmina burana, en complicidad con Philip Glass. Muy sociable, trabaj¨® con bandas de disc¨ªpulos, como X, aspirantes a sintetizar un nuevo sonido de Los ?ngeles.
La mitificaci¨®n de los Doors se inici¨® con el uso de ¡°The end¡± en Apocalypse now (1979), aceler¨® al a?o siguiente con la publicaci¨®n de No one here gets out alive, biograf¨ªa de Danny Sugerman, un asociado del cuarteto, y culmin¨® con The Doors (1991), el biopic de Oliver Stone.
All¨ª fue cuando el fen¨®meno se desboc¨®. De repente, The Doors eran un negocio mucho mayor que en los sesenta. Debieron contratar a un m¨¢nager para que gestionara la avalancha de propuestas. Por ejemplo, quince millones de de d¨®lares por usar el torrencial ¡°Break on through¡± en un anuncio de Cadillac. Todos quer¨ªan firmar, antes de que la agencia cambiara de opini¨®n. Excepto el baterista, John Densmore, que bloque¨® el acuerdo recordando la ira de Jim Morrison cuando se quiso hacer algo parecido.
De la misma forma, Densmore impidi¨® que sus compa?eros volvieran a girar como The Doors; tuvieron que recurrir a variaciones sobre ese nombre. El asunto, como no, lleg¨® a los tribunales, donde prevaleci¨® la postura irreductible del baterista. Que s¨ª permiti¨® la publicaci¨®n de abundantes directos que reflejaban la turbulenta existencia del cuarteto: desde la frialdad del escaso p¨²blico de San Francisco que acudi¨® al club Matrix en 1967 a los alborotos incitados por un Morrison mesi¨¢nico. Hoy, los Doors son un grupo perfectamente documentado, con documentales y una extensa bibliograf¨ªa.
Tambi¨¦n Manzarek llev¨® al papel sus recuerdos, con Light my fire: my life with The Doors (1998). Posteriormente, publicar¨ªa una novela, The poet in exile, a partir de la leyenda que asegura que Morrison fingi¨® su muerte para vivir una existencia an¨®nima. Ray asumi¨® su papel de portavoz del grupo y colabor¨® con artistas iluminados, como Patti Smith o Iggy Pop. Estaba abierto a experimentos interculturales o trabajos que prestaban atenci¨®n a la poes¨ªa.
Con su mujer de siempre, Dorothy Fujikawa, se instal¨® en el Valle de Napa, la zona vitivinicola del norte de California. Cuando le detectaron un c¨¢ncer en la ves¨ªcula biliar, prob¨® diferentes tratamientos. Estaba internado en un hospital en Rosenheim, en Alemania, cuando el lunes le alcanz¨® la muerte.
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