La vida despu¨¦s de un desahucio
¡®Callejeros¡¯ se asoma al drama cotidiano de quienes han perdido su vivienda
Las duras im¨¢genes que recogen un desahucio viven a diario en las pantallas de televisi¨®n. Pero cuando sus protagonistas abandonan el escenario de la noticia, su sufrimiento contin¨²a. ?Cu¨¢l es la cotidianidad de quien se ha visto obligado a dejar su casa? Callejeros: Despu¨¦s del desahucio, que Cuatro emite esta noche a las 23.00, intenta dar una respuesta. ¡°Muestra la vida de quienes un d¨ªa tuvieron una vivienda y hoy no tienen nada¡±, afirma Luis Troya, autor del reportaje.
En 2012 Espa?a vivi¨® 101.034 desahucios, seg¨²n un informe elaborado por el Consejo General del Poder Judicial. Callejeros se asoma a algunas de sus terribles consecuencias: ¡°Cuando te enteras de algo tan impensable como que una persona vive en el local de una peluquer¨ªa o en una tienda de campa?a, piensas inmediatamente que ah¨ª hay una historia que contar¡±, asegura Troya; su recorrido por el territorio espa?ol traza un panorama desolador: ¡°Retratamos a personas que un d¨ªa tuvieron su sitio en los medios, gente que tuvo un trabajo, una casa, una vida y que ya no tiene ning¨²n futuro¡±.
Son personas concretas como Alfredo, de Lezo (Guip¨²zcoa), que vive en una tienda de campa?a junto con su mujer y una amiga, tambi¨¦n desahuciada. ¡°No pido nada que no tengan los dem¨¢s, solo un trabajo y poder pagar una casa¡±, se duele su esposa ante la c¨¢mara. ¡°Este reportaje nos hace mantener viva la esperanza, porque fuimos portada en los peri¨®dicos, pero ahora seguimos aqu¨ª y nadie se acuerda de nosotros¡±, afirma hoy Alfredo. Personas como Magdalena, de Getafe (Madrid), una mujer de 61 a?os que, al ser avalista de la casa de su hija Isabel (asimismo desahuciada), en octubre de 2011 hubo de entregar las llaves de su casa a la Comisi¨®n Judicial; ahora viven una habitaci¨®n alquilada, dentro del mismo edificio en el que se encuentra su antigua vivienda, en la que habit¨® durante 35 a?os. ¡°Es un martirio pasar todos los d¨ªas por la puerta¡±, se?ala. Hay muchos otros dramas: Bernardo, en T¨¢rrega (Barcelona), vive junto con su mujer en casa de su hija discapacitada; si nada cambia, ella heredar¨¢ la deuda que tienen con el banco. Tatiana, separada y con tres hijos, ha decidido ocupar la que fue su casa, vac¨ªa y abandonada.
Envuelto en todo ello, Luis Troya asiste como testigo de primera mano: ¡°Ha sido un trabajo muy f¨¢cil de grabar, pero muy dif¨ªcil de asimilar, porque ha habido reacciones inesperadas, como la de quienes me llevaban a visitar su antigua casa o la de personas que se paraban ante la puerta, acarici¨¢ndola...¡± E insiste en la validez de la denuncia de Callejeros: ¡°Es un formato necesario porque no hay mejor forma de darte cuenta de la realidad que vi¨¦ndola en la televisi¨®n. Y queremos poner nombre y apellidos a esa realidad. No se puede ser m¨¢s sincero que en los reportajes de Callejeros porque la denuncia la hacen los propios protagonistas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.