La nada circular
Con la complicidad del guionista Peter Morgan, Meirelles parece dispuesto a componer su particular mosaico globalizado al modo de 'Babel'
En el a?o 2000, Jafar Panahi encontr¨® en el c¨ªrculo la figura perfecta para hablar de la jaula social, pol¨ªtica, religiosa y afectiva que condena a las mujeres iran¨ªes a la claustrofobia existencial. En El c¨ªrculo, como apunt¨® el cr¨ªtico Jonathan Rosenbaum, Panahi le daba una clara funcionalidad pol¨ªtica a la sofisticaci¨®n formal planteada por el cine de Kiarostami: la pel¨ªcula se apropiaba de la estructura narrativa por relevos de trabajos como El fantasma de la libertad (1974), de Luis Bu?uel, o Slacker (1991), de Richard Linklater, para crear una perfecta met¨¢fora de la opresi¨®n. El c¨ªrculo pod¨ªa leerse tambi¨¦n como una ronda posSchnitzler, donde lo que se transmit¨ªa viralmente no era la s¨ªfilis (o el placer), sino la desesperaci¨®n (y la necesidad de rebelarse ante un poder interiorizado por todos los estratos sociales). En el tramo final de 360- Juego de destinos, Fernando Meirelles parece tomarse m¨¢s molestias de las recomendables para dejar claro que tambi¨¦n ha compuesto su tejido de relaciones azarosas bajo el signo de la circularidad: lo que no consigue dejar claro es cu¨¢l es el discurso que aporta unidad al conjunto, si es que lo hay m¨¢s all¨¢ de lo que subraya la voz en off de un personaje al principio y al final del recorrido.
360 - JUEGO DE DESTINOS
Direcci¨®n: Fernando Meirelles.
Int¨¦rpretes: Jude Law, Anthony Hopkins, Rachel Weisz, Ben Foster, Gabriela Marcinkova.
G¨¦nero: drama. Reino Unido, 2011.
Duraci¨®n: 110 minutos.
Con la complicidad del guionista Peter Morgan ¡ªque aqu¨ª abandona su especialidad: mostrar con verosimilitud y gran sentido del detalle las bambalinas del poder¡ª, Meirelles parece dispuesto a componer su particular mosaico globalizado al modo de Babel (2006), sin caer en el tremendismo, ni la mirada condescendiente sobre diferencias de clase y raza, del modelo firmado por Gonz¨¢lez I?¨¢rritu y Guillermo Arriaga. El arranque de 360-Juego de destinos, con el casting de una chica del Este para un servicio de escorts controlado por un tipo grimoso, hace temer lo peor, pero la pel¨ªcula no tarda en dejar claro que las tonalidades de su paleta van a ser variadas. Meirelles y Morgan trazan un mapa de bifurcaciones, que en algunos casos propician la redenci¨®n o la justicia po¨¦tica, y en otros desembocan en punto muerto, o en la posibilidad de tragedias que no ser¨¢n consumadas.
La pel¨ªcula fuerza en ocasiones situaciones improbables ¡ªla que a¨ªsla a un depredador sexual con miedo a reincidir con la chica m¨¢s vulnerable de un aeropuerto sitiado¡ª, pero encuentra sus mejores secuencias cuando se detiene en la germinaci¨®n de insospechadas complicidades: en la historia del ch¨®fer del mafioso y la hermana de la prostituta o en el encuentro en el avi¨®n del padre en busca de hija perdida y la chica brasile?a que escapa del desamor.
360- Juego de destinos no logra desarticular la sospecha de que su ambiciosa mec¨¢nica narrativa no se sustenta en ning¨²n discurso s¨®lido, ni en una visi¨®n del mundo digna de semejante despliegue. El resultado es una nada muy aparatosa: rodada con gusto, escrita con oficio, interpretada con justa solvencia.
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