La evoluci¨®n humana en una discograf¨ªa
Crystal Fighters lanzan 'Cave rave', su segundo ¨¢lbum y continuaci¨®n de su aproximaci¨®n al relato de los tiempos a trav¨¦s de su m¨²sica


Irrumpieron hace cinco a?os en el panorama global con uno de esos discos con relato. Tras algunas referencias lanzadas por Kitsun¨¦, el por entonces epicentro de la modernidad est¨¦tico musical, debutaron con un largo cuyas canciones, aunque lo intentaban, no lograban estar a la altura de su hoja de prensa. El disco hab¨ªa nacido de un viaje inici¨¢tico de una de los miembros del quinteto, Laure Stockey, quien hab¨ªa descubierto en un caser¨®n del Pa¨ªs Vasco una ¨®pera inacabada escrita por su abuelo. A partir de ah¨ª, el quinteto, que viv¨ªa en una especie de comuna en Londres, empez¨® a interesarse por los ancestros vascos de Laure, incluyendo en sus m¨²sicas elementos tradicionales de aquellas tierras, como la txalaparta, y dise?ando un discurso de globalidad a partir de los delirios que el abuelo plasm¨® durante los ¨²ltimos meses de su vida. Entre la psicodelia, la folktr¨®nica y el etnochic, Crystal Fighters se hicieron un hueco justo al fondo a la derecha de la modernidad. Tres a?os despu¨¦s de que se lanzara Star of love (Estrella de amor), su ¨¢lbum de debut, Sebastian Pringle y Graham Dickson se sientan en un estudio en el Raval barcelon¨¦s con el fin de hablar un rato sobre su nuevo ¨¢lbum, Cave rave (delirio en la cueva), un disco que trata de incidir en las canciones m¨¢s que en la m¨ªstica de la narrativa de la banda.
Cuando empezamos se trataba de los temas universales, de c¨®mo el hombre fue reflejado por el sol.? Ahora estamos en las cavernas, la humanidad ya ha descubierto ciertas cosas Sebastian Pringle
Aqu¨ª hay electro, hay pop y hay folk sin coartadas contempor¨¢neas. Sigue habiendo discurso, como se pudo comprobar en su actuaci¨®n en el SOS Murcia y tanta alegor¨ªa como literalidad, como sugiere el hecho de que el 29 de agosto, d¨ªas antes de arrancar su gira espa?ola, que les llevar¨¢ a Madrid, Vigo, Santiago, Barcelona, Valencia, Donosti y Zaragoza entre le 6 y el 15 de septiembre, hayan montado una rave en una cueva a las afueras de Pamplona. D¨®nde solo encontr¨¢bamos ritmos e ilusiones ahora hay tambi¨¦n canciones. Aunque casi nada de lo que suena remite a su primer trabajo, ellos insisten en que este disco forma parte del mismo todo. ¡°El abuelo de Laure lo cre¨® todo, su historia se ha convertido en nuestra historia. A¨²n sentimos estar escribi¨¦ndola. Cuando empezamos se trataba de esos temas universales, de c¨®mo el hombre fue reflejado por el sol. Ahora hemos avanzado. Estamos en las cavernas, la humanidad ya ha descubierto ciertas cosas, el hombre ya vive en comunidad y est¨¢ creando su cultura¡±, apunta Sebastian al respecto de la ambici¨®n del combo de relatar la evoluci¨®n del ser humano disco a disco. Eso s¨ª, si avanzan a este ritmo, llegar¨¢n a la Revoluci¨®n Francesa en 2050.
A pesar de que ellos insistan en dotar de un discurso conceptual a su nuevo disco, lo cierto es que es cada vez m¨¢s f¨¢cil escuchar su m¨²sica sin necesidad de meterse por completo en su narrativa. Todo un alivio. Todo m¨¢s relajado para ambas partes, tanto p¨²blico como banda. As¨ª, las canciones fueron compuestas en un caser¨®n en el Pa¨ªs Vasco, pero solo por motivos de aislamiento, Como recuerda Sebastian, ¡°pod¨ªamos haber estado en cualquier sitio. Las primeras visitas a aquella tierra eran como un torrente de informaci¨®n y emociones. Ahora, simplemente, era un sitio en el que estar tranquilos y componer¡±. Tras su estancia en el norte de Espa?a, la banda se traslad¨® a Los Angeles, donde grabaron el disco junto al productor Justin Meldal-Johnsen (Beck, Air, M83, Paramore) y tuvieron un par de epifan¨ªas. La primera, recuerda, Sebastian, al respecto del clima. ¡°Vivimos vidas muy aisladas y no nos enteramos de lo que pasa en el mundo. Pero en una cosa estamos de acuerdo: queremos irnos de Inglaterra. El sol de Los ?ngeles nos hizo ver que era hora de dejar de vivir en climas lluviosos. Necesitamos experimentar otro ambiente. Ya veremos, pero va a suceder pronto¡±.
A pesar de que ellos insistan en dotar de un discurso conceptual a su nuevo disco, lo cierto es que es cada vez m¨¢s f¨¢cil escuchar su m¨²sica sin necesidad de meterse en su narrativa
Aunque por razones de higiene mental la banda ya no vive en comuna, s¨ª es cierto que la mudanza a climas menos hostiles parece estar en la mente de todos. Da la sensaci¨®n de que se echan de menos m¨¢s de lo que su discurso alrededor de la necesidad de no estar todo el d¨ªa pensando en la banda y viendo salir de la ducha alg¨²n miembro de la banda puede sugerir. ¡°Viv¨ªamos juntos en una f¨¢brica abandonada, era todo muy intenso¡±, recuerda Graham con su acento de Boston, que es todo un contraste con el ingl¨¦s de telediario de la BBC que gasta Sebastian. ¡°Llegamos a saberlo todo de todos. Eso era bueno para la tensi¨®n. No se escond¨ªa nada. Pero ahora vivimos en sitios distintos y hay m¨¢s paz, tranquilidad y solidaridad entre nosotros. Hemos aprendido las diferencias entre banda y familia. No discutes con unos de la misma forma que con los dem¨¢s¡±. A pesar de que el grupo se haya abierto al mundo, Graham insiste en que, en su naturaleza, est¨¢ una tendencia al aislamiento que conservan de cuando viv¨ªan en comuna y que les convierte en una de esas bandas a las que puedes preguntar todo lo que pasa por su cabeza, pero nada de lo que sucede en el resto del planeta. ¡°No vemos la tele, no mantenemos conexi¨®n con el exterior. El clima social en el sal¨®n de mi casa es estupendo, pero el clima natural va a peor, eso seguro¡±.
Viv¨ªamos juntos en una f¨¢brica abandonada, era todo muy intenso Graham Dickson
La segunda epifan¨ªa angelina tuvo que ver con la visi¨®n comercial de la banda y su relaci¨®n con el entorno. Orgullosos hasta entonces de habitar en su propia burbuja, Crystal Fighters empezaron a aceptar las nuevas realidades que conlleva consigo un mercado discogr¨¢fico agonizante y, sobre todo, una nueva estirpe de fan que ya no cuestiona el discurso de sus ¨ªdolos porque este llegue adosado a una marca. ¡°Esperamos que cada vez se nos pueda entender desde m¨¢s niveles¡±, apunta Sebastian eludiendo la vertiente comercial y redirigiendo su discurso hacia la vertiente creativa, algo que resultar¨¢ in¨²til cuando m¨¢s tarde entre en el tema su compa?ero. ¡°No queremos predicar, ni pasarnos de did¨¢cticos en nuestros directos, tenemos una historia que contar y unas canciones que interpretar. Debemos lograr gustarle al que quiere meterse hasta el fondo de nuestro mensaje, pero tambi¨¦n el que quiere solo escuchar canciones que le gustan¡±. Y as¨ª, abriendo la puerta a la inundaci¨®n, Crystal Fighters han firmado un contrato con una conocida firma de denim que esperan les reporte beneficio econ¨®mico sin comprometer un ¨¢pice su ideario, siempre tan en conjunci¨®n con el cosmos y con los chacras bien alineaditos. Graham lo tiene claro: ¡°Crecimos pensando que las bandas que pon¨ªan un tema en un anuncio se estaban vendiendo. Eso era parte clave de mi vocabulario musical, me pasaba el d¨ªa buscando y detectando traidores que se hab¨ªan vendido al comercio. Ahora, como no se gana dinero, debes hacer estas cosas y, afortunadamente, el p¨²blico ya no es como era yo, entiende que meter un tema en un anuncio es algo bueno para ambas partes, la marca y el grupo, lo que es un alivio. Tratamos de mantener la distancia no asoci¨¢ndonos con corporaciones con las que no comulgamos, hasta ahora creo que lo hemos manejado bastante bien¡±. Sebastian, que no es norteamericano y, por ende, se niega a ser tan pragm¨¢tico, zanja el tema con otra forma de presentar el asunto: ¡°Estas cosas las dejamos en manos de gente que sabe de negocios, que puede pensar que es guay asociarse a una marca guay. Yo prefiero no pensar demasiado en el tema¡±.
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