Carrusel mis¨®gino
No hay cultura popular que est¨¦ a salvo de la ideolog¨ªa ni que se pueda guarecer bajo la coartada de ser un simple espejo
No hay cultura popular que est¨¦ a salvo ¡ªo viva al margen¡ª de la ideolog¨ªa. Posiblemente, tampoco hay cultura popular inocente, que se puede guarecer bajo la coartada de ser simple espejo impasible de un determinado contexto sociopol¨ªtico. Nunca conviene subestimar el poder de las formas populares para sostener y fomentar un determinado estado de las cosas: tampoco conviene dar por hecha su supuesta inoperancia para desafiarlo o transformarlo. Las secuencias, extra¨ªdas de las pel¨ªculas Surcos (1951), de Nieves Conde, El batall¨®n de las sombras (1957), de Mur Oti, y Los maridos no cenan en casa (1957), de Jer¨®nimo Mihura, que abren el documental Con la pata quebrada,de Diego Gal¨¢n, dibujan una imagen de la memoria del cine espa?ol (y, por extensi¨®n, de la cultura de aqu¨ª) como cuadril¨¢tero donde se libra no una batalla significativa en la eterna guerra de sexos, sino el pulso desigual entre un patriarcado rijoso y una identidad femenina condenada a la invisibilidad en el mejor de los casos y a una sumisi¨®n no consensuada en el peor (que, durante d¨¦cadas, fue, de hecho, la norma).
Gal¨¢n es consciente de que est¨¢ trabajando con material explosivo ¡ªah¨ª es nada: la representaci¨®n de la mujer en el cine espa?ol desde los a?os treinta hasta nuestros d¨ªas¡ª, pero decide aproximarse a ¨¦l con af¨¢n did¨¢ctico, estructura cronol¨®gica y una mirada equidistante de la nostalgia y la militancia, que puede resultar lo m¨¢s discutible de la propuesta. La manera, bienhumorada, con que Carlos Hip¨®lito entona la locuci¨®n choca, en ocasiones, con la incorrecci¨®n de algunos fragmentos seleccionados en este elocuente carrusel de la misoginia, que demuestra que el franquismo fue una feroz m¨¢quina del tiempo de una sola direcci¨®n, aunque ni siquiera la Rep¨²blica hab¨ªa resuelto (del todo) el problema.
CON LA PATA QUEBRADA
Direcci¨®n: Diego Gal¨¢n.
G¨¦nero: documental. Espa?a, 2013.
Duraci¨®n: 83 minutos.
Diego Gal¨¢n explora el imaginario cinematogr¨¢fico, entendi¨¦ndolo como un tent¨¢culo m¨¢s ¡ªjunto a los seriales radiof¨®nicos, la novela rosa, la televisi¨®n y la publicidad¡ª de una estrategia que intoxic¨® tan a fondo el subconsciente colectivo que la enfermedad sigue viva.
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