La cicatriz nacional

Insiste el t¨®pico en que hay demasiadas pel¨ªculas sobre la Guerra Civil ¡ªy sus consecuencias, que a¨²n perduran¡ª, cuando, en realidad, habr¨ªa que plantearse que quiz¨¢ hay bastantes pel¨ªculas sobre la contienda, pero nunca las suficientes, a la espera, siempre, de esa improbabilidad: la pel¨ªcula definitiva, quiz¨¢ tan quim¨¦rica como esa inasible gran novela americana. Profundo trauma colectivo que, si la memoria sigue en su sitio, no tiene otro remedio que convertirse en herencia transferida de una generaci¨®n a otra, la Guerra Civil sigue abierta. Bajo el lejano influjo de la insoslayable El esp¨ªritu de la colmena (1973), diversos trabajos han lidiado con el trauma partiendo de los modos y estrategias de uno de los g¨¦neros m¨¢s afines a una generaci¨®n formada en las claves del cine espect¨¢culo: resulta llamativo que fuera un mexicano, Guillermo del Toro, en cuya educaci¨®n sentimental concurri¨® la figura del exiliado espa?ol, quien abriese el fuego con El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006), marcando un camino transitado por t¨ªtulos como la exc¨¦ntrica No-Do (2009) y la muy d¨¦bil Intrusos en Manas¨¦s (2010). Insensibles,debut en el largo de Juan Carlos Medina, se suma al fen¨®meno aportando un gratificante toque de distinci¨®n.

En Insensibles, un neurocirujano (?lex Brendem¨¹hl) indaga en su propio origen tras un accidente y encuentra una met¨¢fora l¨²cida y terrible: un pasado de ni?os inmunes al dolor y, entre ellos, uno que pasar¨¢ de la autolesi¨®n sanguinaria a convertirse en instrumento de tortura al servicio de un poder atroz. Medina encuentra un tono perfecto, m¨¢s atento a la atm¨®sfera y a la precisa articulaci¨®n narrativa ¡ªconviene mencionar el papel de Luis Berdejo como coguionista¡ª que al golpe de efecto y a los vicios expresivos de cierto terror espa?ol. Un debut mod¨¦lico, que se sit¨²a muy lejos de la frivolidad.